Izquierda Española, la iniciativa del jacobino Guillermo del Valle, nace con magníficas intenciones pero ya acumulamos muchos años de experiencia con UPyD o Ciudadanos como para poder ahorrarnos todo el planteamiento teórico y entrar de lleno en la pregunta clave: qué habría hecho IE si hubiera obtenido un puñado de diputados clave en las elecciones pasadas del 23 de julio y fuera decisivo en la conformación del Gobierno: señor Valle (y compañía); ¿harían presidente a Feijóo con su Vox o a Sánchez con su ERC, su Bildu y su Junts? Disquisiciones del tipo ni uno ni otro (la matraca de la tercera vía) ya nos la conocemos de sobra. Y más en un contexto de hiperpolarización como el actual. Ahorrémonos los sermones de la concertación política. Este baile ya lo bailó un provocador Albert Rivera hasta que se acabó la música y se tuvo que ir para casa. Hoy estamos peor. La política española está demasiado agotada como para perder el tiempo en la observación naturalista de cómo crece una formación política. Que no se nos malinterprete: Izquierda Española tiene todo el derecho a vivir su vida, faltaría más, pero en España todas las cartas están ya boca arriba y no es necesario perder el tiempo otra vez.