Artur Mas advirtió a Puigdemont sobre el 155

El expresident Mas declara en el Supremo que aconsejó a su sucesor no perder la potestad de convocar elecciones para mantener el control de la situación

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El expresident Artur Mas ha explicado en su declaración ante el Tribunal Supremo que advirtió a su sucesor al frente de la Generalitat, Carles Puigdemont, de que no tomara ninguna iniciativa vinculada al referéndum del 1-O que diera pie a la aplicación del artículo 155.

Mas ha comparecido este jueves en calidad de testigo en el juicio al procés y ha evitado pisar ningún charco, pero ha deslizado esa velada crítica a Puigdemont, dejando claro que hizo oídos sordos a sus recomendaciones de evitar en última instancia la vía unilateral. 

El expresident, inhabilitado hasta febrero del año que viene por el Supremo por la celebración de la consulta del 9 de noviembre de 2014, explicó que durante el año 2016 y parte de 2017 participó en numerosas reuniones en las que también estuvo presente Puigdemont, al que se refirió como «el muy honorable president de la Generalitat» justo después de que el fiscal Javier Zaragoza lo llamara «el procesado rebelde».

El aviso de Mas

Mas aseguró que, aunque en los debates parlamentarios y mediáticos se popularizó la expresión «referéndum o referéndum», en esas reuniones nunca se habló de la vía unilateral para celebrar el 1-O con o sin acuerdo con el Gobierno. Pero añadió que dejó caer un aviso, inspirado por su experiencia previa con el 9-N, ya que enconces, como luego pasaría con el 1-O, la Generalitat perdió «un cierto control» de la situación al delegar en la sociedad civil la organización del mismo. 

«Mi consejo fue que no se perdiera la capacidad de iniciativa institucional en un marco legal que la Generalitat pudiera controlar, es decir, no abandonar nunca la posibilidad de convocar unas elecciones», lo que, siguiendo el argumento del testigo, permitía al gobierno catalán seguir teniendo «el control de la situación».

Esa opción permitía a la vez conseguir «una fotografía» de la situación política «teniendo la seguridad de que estás en un marco legal que no se puede alterar», como la que se obtuvo en las elecciones de septiembre de 2015, en las que, un año después del 9-O, el independentismo consiguió por primera vez mayoría absoluta en el Parlament.

Pero precisamente hacia esa pérdida del control de la situación es hacia la se precipitó Puigdemont el 26 de septiembre de 2017, cuando descartó convocar elecciones y propició la (simulada) declaración de independencia del Parlament y la inmediata intervención de la Generalitat.

Sin planes para controlar infraestructuras básicas

Mas también aseguró que la prioridad siempre fue buscar el diálogo con el Gobierno, y que en esas reuniones, a las que asistía en su condición de presidente del Pdecat, nunca se tuvo en consideració una eventual toma de control por parte del gobierno catalán de infraestructuras básicas para conseguir la independencia. El expresident admitió que había opiniones en ese sentido de gente que «libremente transmitía sus ideas a las personas que tomaban decisiones», pero añadió que estas nunca las suscribieron ni diseñaron «ningún plan operativo» en ese sentido.

La declaración de Mas dejó un par de momentos llamativos. Uno, cuando el abogado de Vox, Pedro Fernández, le pidió que aclarara si fue el gobierno de la Generalitat o el presidente Puigdemont quien decidió convocar el referéndum. «Es muy fácil, normalmente, en los gobiernos, el máximo impulso político lo tiene el presidente», zanjó el testigo. 

El segundo fue el breve, y amable, interrogatorio que le hizo el que había sido su número dos, Francesc Homs, inhabilitado como él, y que participaba en la sesión en concepto de abogado del exconseller Josep Rull.

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