El caso Cifuentes: el último tren para Pedro Sánchez

A la espera de cómo se resuelve el entierro político de Cifuentes, el PSOE ha puesto a trabajar a sus estrategas para aprovechar una oportunidad única

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Cristina Cifuentes está como San Lorenzo, en la parrilla. Pendiente de que Mariano Rajoy dictamine que ya está suficientemente achicharrada. El ritual de desahucios en el PP siempre es el mismo: Rajoy defiende en primera instancia al sentenciado, puede recomendarle, incluso que sea fuerte, y después de un tiempo permite su caída. La lista, dado el elevado número de casos de corrupción en el PP, es muy abultada.

La crisis provocada por Cifuentes con su máster fraudulento tiene muchas derivadas. Ella era la abanderada oficial en la regeneración del partido y la lucha contra la corrupción. No estaba mal colocada en la lista de sucesión de Rajoy y tenía un futuro prometedor en ese PP que, ahora, está convocado irremisiblemente a una profunda renovación. Quizá, refundación. Cifuentes se ha constituido en un terrible problema cuando el partido dibujaba su recuperación.

El ritual de desahucios de Rajoy siempre es el mismo: salir en defensa y recomendar la caída

El PP está en riesgo de perder la plaza de Madrid en vísperas de año electoral. La única forma de evitar este cataclismo es ofrecer una nueva investidura a Ciudadanos con un candidato que le satisfaga. Y, previamente, ofrecerle la cabeza de la actual presidenta de Madrid.

Cifuentes, con sus desatinos, ha ofrecido una oportunidad al PSOE de retomar la inciativa política después de meses de sequía. Ángel Gabilondo ha sido rápido anunciado una moción de censura que tiene lógica de necesidad y de urgencia democrática.

Además, Gabilondo acumula un prestigio sereno, sólido, sin aristas. Catedrático, rector, Gabilondo es la antítesis de quien ha tomado la universidad y sus estudios como un apaño a la carta. Ahora mismo es un rara avis en la política española. Tiene acreditada su solvencia y su éxito en su vida profesional y traslada una impresión de solidez importante para el universo de profesionales de la política española. Por primera vez en mucho tiempo, el PSOE se dibuja como una opción útil, necesaria y soportada en un candidato sólido y formulada sin aspavientos innecesarios.

Sánchez busca un trampolín en el ciclo de municipales, autonómicas y europeas

No importa tanto si la moción tiene éxito. Ni siquiera es necesario que llegue a formularse en la Asamblea de Madrid. Su virtualidad es lo que importa, porque dibuja la utilidad de un partido responsable que utiliza la institución de la moción de censura no como un acto de ambición política, sino como un servicio de utilidad pública. Justo lo contrario que ocurrió con la que presentó Pablo Iglesias en la carrera de San Jerónimo.

Cifuentes ha propiciado que el PSOE aparezca sobre todo como solución. Primer paso para dibujar un retrato de estadista que ahora mismo no tiene.  Algo básico para afrontar el maratón electoral que se avecina: municipales, autonómicas y europeas como trampolín para que Pedro Sánchez tenga posibilidades en los próximos generales. El PSOE ha dibujado un plan de trabajo a medio y largo plazo.

El duelo PSOE vs Ciudadanos

Segunda jugada del PSOE: obliga a Ciudadanos a tomar una posición que puede llegar a ser muy incómoda. El PSOE y Ciudadanos tienen una disputa electoral que, en este momento, ofrece un balance muy favorable al partido de Albert Rivera. Ciudadanos tiene que gestionar su viento a favor en las encuestas en un equilibrio entre el tiempo que necesita para fortalecer la organización y el riesgo de desgaste por la evolución de los acontecimientos. En sociología, unas expectativas no materializadas corren siempre el riesgo de comenzar a diluirse.

El dilema de Ciudadanos entre soportar el desgaste de aparecer como protector de Cifuentes y hacerse una foto con Podemos se ha decantado por anunciar que apoyará la moción de censura si la presidenta no dimite. Rajoy tiene la decisión.

Encuestas de Cs: en sociología, unas expectativas no materializadas siempre corren el riesgo de diluirse

En la sede del PSOE están muy satisfechos con la situación creada. Por primera vez, una luz en la travesía del desierto desde el triunfo del “no es no” en las primarias y el compromiso adquirido con Rajoy para defender el estado de derecho en la crisis catalana. Una posición inevitable, pero, sobre todo, de una responsabilidad que hay que reconocer, pero que ha condicionado la estrategia de acoso y derribo de Rajoy que tenían dibujada.

Además, los réditos de la crisis catalana han sido todos para Ciudadanos. La elección estratégica del PSC ha impedido la capitalización de Sánchez en su apuesta responsable por la Constitución. Al final, no ha dado ni réditos en Cataluña ni en el resto de España.

El proyecto del PSOE a nivel interno

Ahora, de repente, el PSOE se dibuja claramente como solución nada menos que de una crisis de corrupción en la comunidad de Madrid. Proyección asegurada en la política nacional.

Ciudadanos y PSOE han dado a conocer sendas encuestas de intención de voto en Madrid. Son gemelas pero contrapuestas. Cada uno se proclama ganador y sitúan al PP como tercera fuerza. Agarrándose a estos parámetros, el PSOE dibuja su hoja de ruta ambiciosa con objetivo de ganar primero municipales y autonómicas y después ser la primera fuerza en las generales. Algo muy ambicioso pero que en el sanedrín del PSOE ven como factible.

Ahora están identificadas las aristas. En primer lugar, consideran imprescindible reconstruir la unidad del PSOE. Recuperación de símbolos históricos. En primer lugar, Felipe González. Operaciones que se pretenden llevar a cabo con toda discreción y sin forzar los tiempos. En la misma dirección, restablecer relaciones de normalidad y cordialidad con todas las organizaciones territoriales. Cerrar las heridas que todavía están abiertas por las primarias.

En el PSOE no saben cómo dar las gracias a Cifuentes por esta oportunidad

En segundo lugar, dibujar una relación con Podemos de independencia sin complejos. Colaboraciones puntuales, pero estrategias diferentes. Incluso hay quien piensa que, una vez obtenidos réditos del anuncio de la moción de censura en Madrid, tampoco estaría mal que Ciudadanos se encargara del fracaso de la moción para aliviar al PSOE de un gobierno con participación de Podemos.

En tercer lugar, el equipo de Sánchez está trabajando en romper el bloqueo mediático que considera tiene comprimido al partido. El dibujo que manejan es que ahora mismo tienen la indiferencia de los medios digitales progresistas y el rechazo de los tradicionales.

Preocupa la ruptura de relaciones con El País y, reconociendo que no es lo que era, consideran que para ganar unas elecciones habría que recomponer relaciones con este periódico. Un asunto que está encarrilado con la Cadena Ser.

Ciclo electoral

En espera de cómo se produce el entierro político de Cifuentes, la maquinaria electoral del PSOE se ha puesto a trabajar en dos tiempos. Ganar las municipales y europeas, aprovechando su fondo de armario para armar las candidaturas y cimentando la imagen de que el PSOE es sobre todo un partido de Gobierno que tiene que volver a ocupar el Palacio de La Moncloa.

En el PSOE no saben cómo dar las gracias a Cristina Cifuentes por haber facilitado el arranque de este nuevo periodo. Veremos si saben aprovechar la oportunidad.

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