El Pdecat sucumbe a la indefinición

El Pdecat se resigna a esperar el entendimiento entre Mas y Puigdemont para tomar partido sobre la investidura de Sánchez y para resolver su encaje en JpC

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La reconfiguración del espacio posconvergente sigue siendo una  patata caliente que nunca acaba de salir del horno. Pese a la aceleración de los contactos entre el Pdecat y el resto de integrantes de Junts per Catalunya (JpC) y de los expresidentes Carles Puigdemont y Artur Mas, la nueva refundación de la herencia política de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) sigue dilatándose. Ahora, al menos, hasta después de vacaciones. 

El Pdecat descarta cerrar el espinoso asunto de su encaje en ese rediseño estratégico este julio. Así lo ha confirmado el presidente de la formación, David Bonvehí, que negó que el plan consista en someter a votación entre las bases una propuesta de encaje del Pdecat en JpC que elabore Puigdemont, como se había publicado. Lo que no hay, más allá de ese desmentido y del mantra de que “el futuro y la evolución del partido será el que sus asociados decidan”, es ninguna concreción sobre cómo y cuándo se llevará a cabo ese proceso participativo. Eso sí, todos  podrán dar su opinión “en los órganos de decisión del partido”.

De momento, decisiones no hay. Tampoco por lo que respecta a la investidura de Pedro Sánchez. Este lunes había reunión de la dirección ejecutiva de la formación posconvergente, pero tras ella, Bonvehí no quiso mojarse sobre la postura a adoptar por ´”ética”, “lealtad” y “respeto a los siete diputados” de JpC en el Congreso, que serán, dijo, los que consensúen la postura junto con los órganos de coordinación de la coalición.

Discrepancias en el Pdecat y JpC

El problama es que las discrepancias son profundas. También entre esos siete diputados, entre los cuales, los tres en prisión, Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sànchez, se significaron por escrito, en una carta remitida a la cúpula de JpC, a favor de facilitar la investidura mediante una abstención, que Míriam Nogueras y Laura Borràs, las dos diputadas más afines a los postulados de Puigdemont y del president Quim Torra, rechazan de plano. Y Nogueras, además, es la vicepresidenta del Pdecat.

Tanto esa decisión como la del encaje del Pdecat en esa refundación posconvergente siempre pospuesta las negocian Mas y Puigdemont. Y ninguno de los dos forma parte de la ejecutiva del partido, condenada así a ejercer de testigo mudo a la espera de una entente entre los dos líderes que por ahora aún está lejos, pero los sectores más moderados de la formación quieren que pase por reservar a Mas decisiones estratégicas como los posicionamientos políticos, en el Congreso, por ejemplo, o la elaboración de candidaturas electorales, y a Puigdemont la táctica de internacionalización de la causa independentista.

Pulsos en el Congreso

El primer reto para ese entendimiento es, precisamente, la investidura de Sánchez, para la que los presos ejercen ahora de palanca contra los postulados más recalcitrantes, que son los que se defienden desde Waterloo. Y esa misma votación para investir a Sánchez constituye a su vez el tercero de esos  pulsos focalizados en el Congreso en poco más de un año.

El primero fue el de la moción de censura contra Mariano Rajoy, que el Pdecat acabó por favorecer a espaldas de Puigdemont. En el segundo, el de los Presupuestos Generales del Estado, se impusieron en cambio el expresident y Torra, con lo que las cuentas cayeron en el debate de  totalidad. La derrota de Puigdemont en el primero de los  casos propició el golpe de mano en el que el expresident se cobró la cabeza de Marta Pascal como coordinadora del Pdecat. Su victoria en la segunda ocasión, en cambio, precipitó el fin de la legislatura y las generales del 28-A. Habrá que ver qué pasa esta vez.

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