Giro drástico en la campaña: todos contra Pedro Sánchez

La estrategia del líder del PSOE de pasar desapercibido acaba de forma brusca después de sus manejos con el debate televisivo

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Pedro Sánchez sólo tenía un objetivo en esta campaña electoral: dormirla. Pretendía el líder del PSOE someter a los españoles a una siesta de obispo aprovechando la Semana Santa y despertarlos en el sofá el próximo martes, día 23, con un debate televisivo en Atresmedia junto a Santiago Abascal, su espantajo favorito.

Entretanto, la idea de Sánchez era correr 10 kilómetros cada mañana y explicar sin mucha pasión que su gobierno es el campeón de la moderación y las políticas sociales. El guion se estaba cumpliendo razonablemente hasta que Sánchez cayó en la tentación que ha vencido a todos los presidentes de gobierno: manosear la televisión pública.

La secuencia es demoledora. Primero, desairó a TVE al rechazar su propuesta de un debate a cuatro (sin Abascal) el día 22. Luego, aceptó un debate a cinco (con Abascal) programado por Atresmedia el día 23, pero se quedó sin él debido al veto de la Junta Electoral. Y, finalmente, forzó de forma subrepticia a TVE a que cambiara la fecha de su debate al día 23.

La injerencia en TVE fue tan indisimulada que Sánchez logró soliviantar a todos. No sólo a todos sus adversarios políticos, sino a los propios trabajadores de TVE, indignados por la tosquedad del presidente del Gobierno y por la docilidad de la administradora de RTVE, Rosa María Mateo.

No se recuerda una campaña con semejante crisis interna en TVE. Mateo actuó sin pudor alguno y el presentador designado para el debate en la cadena pública, el gallego Xabier Fortes, publicó un mensaje asolador: «Quiero expresar mi más absoluto desacuerdo con la decisión de la presidenta de RTVE de modificar la fecha fijada para el debate y pasarlo al día previsto por una cadena privada, poniendo en entredicho la imagen de independencia de RTVE por la que tanto hemos peleado».

El debate de Atresmedia

Sánchez no parece dispuesto a mover sus planes. Sólo piensa acudir a un debate y no tiene inconveniente en personarse en soledad al de TVE por mucho que sus adversarios (Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias) hayan confirmado su presencia, en paralelo, en Atresmedia porque así se habían comprometido.

El líder del PSOE intenta no inmutarse, pero la polémica está llamada a ir en aumento. Sánchez ya maneja la idea de delegar su presencia en la vicepresidenta del Gobierno y, Carmen Calvo, en Atresmedia y así recuperar su idea inicial de dormir la campaña.

Pero el despertar ha sido muy abrupto y, ahora, el líder del PSOE debe calcular con detenimiento los costes de no acudir a Atresmedia. La campaña ha sufrido un drástico giro. Los codazos entre PP, Ciudadanos y Vox por la misma bolsa de votantes han cesado y, ahora, solo hay un rival al que castigar: Pedro Sánchez.

Abrumado por el despertar de la campaña, Sánchez no tuvo mejor idea que rescatar su famoso «no es no» y buscar las cosqullas del independentismo. «Les digo a los líderes independentistas que nunca significa nunca», dijo en alusión al referéndum.

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