La nueva fuerza constitucionalista catalana ya arranca con tensiones

Eva Parera, número dos de Valls en Barcelona, se desmarca de la recién estrenada cúpula de la Lliga Democràtica, de la que es impulsora

Eva Parera, durante una entrevista en la sede de la agencia EFE en Barcelona. Toni Albir / EFE

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La Lliga Democràtica, la nueva formación constitucionalista que impulsan sectores catalanistas no independentistas, arranca con mal pie. El partido, constituido como tal el miércoles de la semana pasada, empieza su andadura con discrepancias internas de calado y que se despachan abiertamente. Es lo que ha hecho una de las impulsoras del proyecto, Eva Parera, exsenadora de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) y ahora número dos de Barcelona pel Canvi, el grupo de Manuel Valls en el Ayuntamiento de la capital catalana.

Parera ha atribuido este lunes su ausencia en el acto de constitución ante notario del nuevo partido a su descontento con el rumbo que quiere seguir la cúpula de la formación, liderada por la politóloga Astrid Barrio y que tiene como número dos al expresidente de Sociedad Civil Catalana (SCC) Josep Ramon Bosch

«No tenía sentido estar presente cuando no tengo claro cuál es el camino que se va a seguir», apunta Parera en una entrevista en El País. La abogada, que dejó Units per Avançar, un epígono de Unió, para integrarse en la candidatura de Valls, aboga por marcar distancias con el independentismo de forma mucho más contundente que la que propnen Barrio y Bosch, que, como ella, han estado desde el principio en el embrión del proyecto.

Un partido para catalanes «descontentos» y «desilusionados»

La semana pasada, la Lliga se definía en un comunicado como el «resultado de un largo proceso de reflexión entre personas de distintas sensibilidades” que creen que “ha llegado la hora de ofrecer a los catalanes descontentos, desconcertados y desilusionados con los estériles resultados del procés independentista una opción catalanista sin complejos que haga del diálogo, el pactismo y el buen gobierno su razón de ser”. 

En la nota, la formación se definía como catalanista pero con «pleno respeto a la Constitución», y abogaba por “aglutinar la distintas sensibilidades e iniciativas que buscan superar la política de bloques” y “trabajar por el respeto y el desarollo de la singularidad de Catalunya, que despliegue su máxima capacidad de autogobierno con una financiación justa y equitativa y contribuya lealmente al avance del conjunto de España como fuerza de gobierno”.

Lo que plantea Parera es no limitarse solo a buscar la captación de desencantados provenientes del bloque nacionalista, sino también la de votantes de Ciudadanos que, para la concejal, se han quedado «huérfanos» tras el giro impuesto en la formación naranja por Albert Rivera para convertirse en alternativa al PP. Y, para ello, advierte de que no se puede «ir de la mano de gente del Pdecat, Santi Vila o de Convergentes (el partido del exconseller Germà Gordó)». 

«Si hacemos una propuesta pensando solo en romper el bloque independentista nos estamos equivocando», zanja Parera, que insiste en que sigue vinculada al proyecto, pero que su continuidad dependerá de los compañeros de viaje que acabe adoptando.

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