Caso abierto: las opciones del Llarena con Puigdemont

La solicitud de extradición de Carles Puigdemont podría quedar en suspenso hasta que el Tribunal de Justicia Europeo se pronuncie

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Aunque parezca difícil sustraerse a la depresión creada por la decisión de la justicia alemana, el asunto no está cerrado. En el abanico de opciones que dispone el magistrado Pablo Llarena, la primera es la posibilidad, no descartada, de que la fiscalía alemana recurra la decisión del tribunal de Schleswig-Holstein.

Sería coherente con la calificación realizada en su primera intervención, cuando pidió prisión provisional para Carles Puigdemont y solicitó la aplicación de la euroorden en los términos planteados por el magistrado Llarena.

Opciones de Llarena: incluir en el auto de procesamiento de Puigdemont el delito de secesión

También puede optar el magistrado español por incluir en el auto de procesamiento el delito de secesión, que tiene penas no desdeñables. En ese caso, tendría que reformular la euroorden incluyendo ese delito. La petición modificada tendría que ser de nuevo considerada por los tribunales alemanes.

Forma y fondo

Y por último, podría recurrir al Tribunal de Justicia Europeo con una cuestión pre jurídica sobre la forma en que el Tribunal de Schleswig-Holstein ha procedido para analizar la petición española. En este caso, la solicitud de extradición quedaría en suspenso hasta que el tribunal europeo se pronunciara.

No sería la primera vez que este tribunal europeo obliga a rectificar una resolución en casos de petición de extradición. Ocurrió en España con el llamado caso Melloni, donde el tribunal europeo obligó a España a modificar su criterio en la solicitud de entrega de este mafioso italiano escondido en España.

El 21 de junio de 2000, Stefano Melloni fue condenado en ausencia por el tribunal de Ferrara a 10 años de prisión como autor de un delito de quiebra fraudulenta. La sentencia fue confirmada el 14 de marzo de 2003 por el Tribunal de Apelación de Bolonia.

A la vista de los resultados, el cálculo del Gobierno ha sido erróneo

La Justicia Italiana dictó contra él una orden europea de detención en junio de 2004. El 1 de agosto de ese mismo año fue detenido en Antequera (Málaga) por la Guardia Civil y la Audiencia Nacional acordó su entrega a Italia para que cumpliera la condena.

Stefano Malloni recurrió al Tribunal de Justicia Europeo aduciendo que la Audiencia Nacional no exigió a Italia, como condición previa a su entrega, la garantía de que la condena podría ser revisada.

El Tribunal de Justicia Europeo en su sentencia estableció que «»no se había producido una vulneración del derecho a un proceso equitativo, aun si el interesado no ha comparecido en el juicio, cuando este haya sido informado de la fecha y del lugar del juicio o haya sido defendido por un letrado al que haya conferido mandato a ese efecto».

Un precedente a favor de las pretensiones que pudiera ejercer el magistrado Pablo Llarena para mantener los términos de su solicitud de entrega a España de Carles Puigdemont.

A la vista de los resultados, el cálculo del Gobierno ha sido erróneo

Lo cierto es que toda la estrategia del Gobierno de Rajoy se había confiado al magistrado Pablo Llarena. Los servicios de inteligencia españoles eligieron con cuidado Alemania como punto de captura del ex president fugado. Consideraron Alemania como el mejor país para gestionar la orden internacional de detención. Evidentemente, a la vista de los resultados, el cálculo ha resultado erróneo.

Imposible cuestionar la decisión de un tribunal alemán utilizando formulaciones políticas. Cualquier respuesta fuera del tono jurídico es imposible. Pero la imagen es irremediablemente un varapalo además político.

Las alternativas de Rajoy

¿Puede continuar un proceso por rebelión con el caudillo de la asonada protegido por un tribunal alemán? Las declaraciones de la ministra de Justicia alemana Katarina Barley respaldando la decisión del tribunal alemán están agravadas al poner en duda tácitamente la extradición de Puigdemont por malversación.

Se ha creado en España una atmósfera contaminada por una España incomprendida en el corazón de Europa y una estrategia de Rajoy sin plan alternativo.

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