Pedro Sánchez abre una crisis de confianza con todos sus socios

La investidura de Sánchez se complica tras la aprobación del "155 digital" junto a PP y Cs. Podemos se desmarca y el independentismo inicia las amenazas

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Hay personas a las que asociamos a un olor. No es el caso de Pedro Sánchez, el hombre de los mil aromas. Se acerca uno a Sánchez pensando que va impregnado de Crossmen y resulta que no, que se ha rociado con One Million. Todos conservamos memoria con los olores y por eso desconcierta el hallazgo de una fragancia inesperada. Del desconcierto se puede pasar al enfado si concluimos algo peor: que Pedro no ha cambiado de frasco, sino de pareja porque, si no, no se explica que Pedro huela a Pablo (a Casado y no a Iglesias).

Quince días después del abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los líderes del nonato gobierno de coalición afrontan su primera crisis de confianza debido a la aprobación del llamado 155 digital con los votos de PSOE, PP y Cs. 

El gobierno de Sánchez diseñó este decreto popara poner fin a la «república catalana online«, ésa que aloja sus dominios en servidores de países recónditos como Islas Feroe, sean los de Tsunami Democràtic, los del «consejo para la república» o los de las páginas recaudatorias de Carles Puigdemont.

Faltaban 10 días para las elecciones generales cuando el ejecutivo de Sánchez anunció esta norma. Y ayer, miércoles, logró su convalidación en el Congreso con el apoyo de PP y de Ciudadanos. Podemos se desmarcó. Evitó votar en contra y se quedó en la abstención, pero el decreto entra en colisión directa con su ideario, ya que los de Iglesias ven en esta norma una reedición de aquella famosa ley Corcuera, la de la patada en la puerta en nombre de la seguridad. Corcuerazo digital, le llaman. 

La distancia entre PSOE y Podemos

La brecha entre PSOE y Podemos es indisimulable, pero Iglesias forzó a sus diputados a la abstención, ya que un rechazo frontal habría significado una herida todavía más sangrante entre los futuros socios de gobierno. Futuros o, mejor dicho, presuntos porque todavía está por ver que Sánchez cuadre el círculo y consiga la abstención de ERC en la investidura, también molesta por el 155 digital.

Sánchez e Iglesias, eso sí, dejaron sus primeros gritos en casa. Demasiadas sillas en juego como organizar un escándalo a la vista de todos. Convinieron ambos que era mejor pasar el mal rato sin llamar la atención, cenar algo rápido e irse a dormir (si es que el líder del PSOE todavía conserva el sueño).

Los problemas de coherencia entre PSOE y Podemos apenas han tardado dos semanas en quedar a la vista, pero el líder de Podemos intenta no destruir aquel emocionado abrazo que protagonizó junto al líder socialista para escenificar el inicio de una nueva era progresista.

Los problemas en Podemos

De todos modos, no es Sánchez el único que sufre los problemas de coherencia. La abstención de Podemos también pasó factura a Iglesias, que encajó críticas de sus propias filas y cató asi las amargas mieles del degaste que comporta el poder incluso antes de ejercerlo.

La responsable de políticas económicas de Izquierda Unida, Carlos Sánchez Mato, y la exconcejal Mercedes Vidal —que trabajó a las órdenes Ada Colau—, una de las líderes del brazo catalán de IU, Esquerra Unida i Alternativa, abrieron fuego.

El primero consideró que el decreto vulnera de forma “flagrante” derechos fundamentales, y que es “inconstitucional como una catedral”. La segunda consideró la abstención de Podemos una “vergüenza”. Y también la periodista Cristina Fallarás, que en las municipales del 26 de mayo formó parte de la lista de Colau, cargó contra la aprobación del decreto.

Las iras del independentismo

Todo ello en vísperas de la reunión que esta tarde de jueves deben celebrar PSOE y ERC en busca de un acuerdo de investidura. Junts per Catalunya, a quien Sánchez trata de ignorar, se encargó de crear un clima irrespirable con declaraciones muy subidas de tono. Hablaron los de Puigdemont de «estado de excepción digital» y embarraron cuanto pudieron el terreno de la negociación.

«El decreto contra la ‘república digital’ es una piedra muy gorda en su investidura. Vulnerar los derechos digitales de los ciudadanos catalanes no le saldrá gratis a Pedro Sánchez. Hoy Sánchez ha puesto una piedra muy gorda encima de la mesa a la hora de hacer mucho más difícil su investidura», dijo el conseller de Políticas Digitales y Administraciones Públicas, Jordi Puigneró.

En este contexto deben verse las caras PSOE y ERC. Con Gabriel Rufián frunciendo el ceño porque algo huele raro en la sala y con Sánchez, alejado de la reunión, exudando One Million y repasando su vitrina de frascos.

 

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