Torra insiste en su retórica sacrificial al servicio de la independencia

El presidente de la Generalitat convierte en recurrente su advertencia de que la independencia requerirá "sacrificios" de los ciudadanos, que no concreta

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Al tiempo que pide y ofrece diálogo al gobierno de Pedro Sánchez, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, insiste para complacer a su público más fervoroso en un discurso belicoso que advierte una y otra vez de los “sacrificios” que serán necesarios para  conseguir la “república catalana”.

La última de esas apelaciones la hizo este mismo lunes, imbuido de lo que llamó “el espíritu de Talamanca”, en referencia a la batalla saldada con uno de las victorias del ejército austracista en la guerra de Sucesión más celebradas por el independentismo, que la conmemora cada año.

Registro épico

En Talamanca, ante un público sembrado de actores disfrazados de miquelets, los milicianos austracistas, Torra tiró de su registro más épico y se remitió a 1714, el año en que Barcelona cayo en manos de las tropas borbónicas tras un largo asedio que ha sido convertido en símbolo de las reivindicaciones soberanistas.

“En 1714, Barcelona resistió porque tenía a todo un país detrás”, argumentó, estableciendo de nuevo esos paralelismos entre la Cataluña del XVIII y la actual convertidos en recurrentes desde el inicio del procés.

Apelaciones recurrentes a los «sacrificios»

El presidente catalán, que cerró su discurso con un “si no somos libres, no somos nada”, insistió en una advertencia que en el último mes ha convertido en recurrente: “Para hacer efectiva la república necesitamos toda la capacidad de sacrificio, toda la disposición hasta las últimas consecuencias”.

Bajo la inflamación retórica, lo que falta es concreción, ausencia que Torra y su ejecutivo ya han convertido en habitual esta legislatura. Pero el caso es que, en paralelo a la política de distensión que en Cataluña viene aplicando Sánchez desde que descabalgó a Mariano Rajoy de la Moncloa, el presidente catalán no ceja en su retórica sacrificial.

Torra contó que le dijo a Sánchez que tiene ya 55 años, que sus hijos son mayores y que no tiene “nada que perder”.

De hecho, el día después de su primera reunión con Sánchez, Torra contó que le había dicho al presidente del Gobierno que él tiene ya 55 años, que sus hijos son mayores y que no tiene “nada que perder”.

Torra ya advirtió de la necesidad de que la ciudadanía haga “sacrificios” por la independencia en la presentación de la Crida Nacional per la República, el movimiento con el que el expresidente Carles Puigdemont quiere agrupar bajo su manto al grueso del independentismo.

Torra quería resistencia tras el 27-O

El president insistió en la importancia de hacer “enormes sacrificios” a principios de agosto, en una entrevista a la Agència Catalana de Notícies (ACN). “Es un tema del que se ha hablado poco, todos somos conscientes desde ahora que si pretendemos llegar a la independencia, necesitaremos toda la fuerza y el coraje, y hacer mejor las cosas que en el octubre pasado”, dijo.

Torra fue muy crítico en su momento con la renuncia de la Generalitat a «defender la república» supuestamente declarada por el Parlament el 27 de octubre, una apuesta que el ejecutivo de Puigdemont descartó para evitar males mayores, que podrían haber comportado violencia en las calles.

En el epílogo de su último libro, El quadern suís, Torra advertía en ese sentido: “Sin un salto colectivo que no solo defienda sino que responda organizada y concentradamente a hacer efectiva la República, esta no es posible”.

Riesgos fiscales

La idea de los sacrificios y las renuncias personales que reclamaría el camino hacia la independencia de Cataluña no solo a los líderes del procés sino al conjunto de los ciudadanos independentistas apenas se apuntó tímidamente en las legislaturas de Artur Mas y Carles Puigdemont, y a menudo en referencia a cuestiones fiscales.

Así, ante un eventual escenario en que la Generalitat reclamara de forma unilateral que los ciudadanos pagaran los impuestos a una hacienda catalana, y no a la Agencia Tributaria española, se había apuntado que sería cada catalán quien decidiría a quién pagar, y tendría que hacerlo, claro está, bajo su propia responsabilidad.

Pero la retórica belicista de Torra apunta a ir más allá que un eventual conflicto con el fisco. En todo caso, el presidente catalán pretende abundar en la idea en la conferencia política que tiene previsto dar en septiembre. Habrá que ver si entonces concreta a qué sacrificios se refiere.

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