Alejandro Fernández: «El ideario de Casado se parece al de Aznar en los 90»

"No sé si la aplicación del artículo 155 debió ser más larga, pero me atrevo a decir que debió producirse antes", dice el candidato a presidir el PP catalán

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Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) ha dado el paso esta semana para convertirse en el próximo presidente del PP catalán, un oficio de riesgo. Él fue el hombre que pilotó la campaña en Cataluña de Pablo Casado en su asalto a la dirección nacional del PP. Si no media la sorpresa, Fernández será quien sustituya a Xavier García Albiol dentro de un mes. Recibirá un partido en dificultades.

—¿Qué ha hecho mal el PP en Cataluña para verse con 4 diputados en el Parlament y con 3 concejales en Barcelona?

—El proceso separatista en Cataluña ha cambiado drásticamente el sistema de partidos. Los días 6 y 7 de septiembre del año pasado se rompió el pacto constitucional con el golpe en el Parlament y los protagonistas de ese pacto se vieron afectados. Ese día mucha gente llegó a la conclusión de que a los partidos nacionalistas se les había dado demasiados instrumentos para dar el golpe que dio. Esto nos penalizó de una forma muy contundente.

—¿Penalizó al PP liderar desde el Gobierno la aplicación del artículo 155?

—Fue un dilema diabólico porque hicieras lo que hicieras te iba a ir mal en Cataluña. Si el 155 se hubiera aplicado sin el apoyo del resto de partidos constitucionalistas mucha gente habría discrepado. Se priorizó ir de la mano del PSOE y de Ciudadanos. Los socialistas nos pidieron que el 155 fuera suave y Ciudadanos nos pidió que hubiera elecciones inmediatas. Y pusimos por delante la prioridad de aplicar el 155 de forma unitaria. 

—¿Usted es de los que piensa que la aplicación del 155 debió ser más larga?

—No lo sé, lo digo con franqueza. Pero me atrevo a decir que se debió aplicar antes. Hay que recordar que, en aquel momento, el 155  era territorio inhóspito: Rivera llegó a decir que el 155 era «matar moscas a cañonazos» y los socialistas no querían saber nada. Añado una cosa: es muy fácil hablar a toro pasado.

—El PP defiende de nuevo la aplicación del 155. ¿Apostaría ahora por una aplicación más larga? ¿Se dan las condiciones?

—Aquí hay un presidente de la Generalitat que ha llamado a la insurrección y aquí ha habido un asalto —de baja intensidad, pero asalto— al Parlament de Cataluña. Es muy grave, no es una broma y hay que atajarlo.

—¿Sin importar ahora la unidad de los partidos constitucionalistas?

—Al proceso separatista le quedan los últimos coletazos y nuestra máxima obligación es prepararnos para el post-proceso. Y tenemos que basarnos en dos cosas. Primero: no podemos bajar el pistón ante el separatismo porque el separatismo es insaciable. Y segundo: debemos mostrarnos ante la sociedad como lo que somos, el centro-derecha liberal-conservador. Somos el partido que defiende el orden, la propiedad privada, la libertad económica, la tradición y la familia. Todos estos temas han quedado demasiado apartados.

El nuevo PP

—¿Defiende un giro a la derecha del PP?

—No. Ya sé que a ustedes, los periodistas, les gusta hablar de giros. Pero lo que yo digo es que hay que acertar con los valores y defenderlos sin complejos porque va a volver una política más convencional.

—Usted es de los que opina que Pablo Casado ganó el congreso del PP desde la ideología. ¿La misma receta sirve en Cataluña?

—Pablo Casado supo entender que el PP sufría un desgaste y que el refuerzo del partido debía venir desde las ideas. Lo interpretó muy bien y aquí, en Cataluña, la gente nos pide lo mismo. Hay un intento por hacer ver que en Cataluña todo el mundo es progre. Y no es así. Uno de los fenómenos más grotescos del procés es ver a millonarios convergentes, con casoplón en la Cerdanya, hablando como militantes de la CUP. Da la risa porque sus hijos van a colegios de élite de 2.000 euros al mes.

—¿A quién se parece más Pablo Casado, a Mariano Rajoy o a José María Aznar?

—Es una pregunta casi retórica. A nadie se le escapa que el ideario que traslada Pablo Casado se asemeja más al de Aznar de principios de los 90. Tampoco quiero olvidar una cosa: Mariano Rajoy fue la mano derecha de Aznar y Casado fue un hombre de Rajoy.

El ciclo electoral

—¿Le preocupan las perspectivas del PP en las elecciones municipales a nivel de Cataluña?

—Estamos repuntando. Confiamos en formar parte de más gobiernos después de las próximas municipales. Como decía antes, el sistema de partidos ha cambiado. Hay más actores y todos los partidos acaban con menos concejales en su cuenta de resultados. Pero con menos concejales podemos participar en más gobiernos en el área metropolitiana de Barcelona y en la costa de Tarragona.

—Habla de nuevos actores. ¿Le preocupa la irrupión de VOX?

—Lo que a mí me dice la experiencia es que el resultado de las municipales tiene que ver muy poco con otras dinámicas. Lo importante es tener buenos candidatos.

—Ninguna batalla es tan crucial como la de Barcelona. ¿El PP se va a presentar en solitario o va intentar un pacto con Manuel Valls?

—Mire, vale la pena que los barceloneses sepan que el PP estará ahí si creen en una ciudad ordenada y cívica. El PP estará ahí si los barceloneses quieren una ciudad que respete la propiedad privada, que no sea capital mundial de los manteros, ni de la antiglobalización. Y el PP estará ahí con su propia candidatura en solitario o con cualquier otra fórmula.

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