Artur Mas se descarta para la Crida de Puigdemont

El ex presidente de la Generalitat rechaza ocupar la primera línea del nuevo partido independentista después de constatar que no tiene recorrido político

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Artur Mas ha escuchado cantos de sirena de todo tipo durante las últimas semanas para regresar a la primera línea política de la mano de la Crida Nacional per la República, el nuevo partido de Carles Puigdemont. Lo cierto es que Mas conserva ascendencia sobre amplios cuadros y sobre las bases de la antigua Convergència, pero finalmente ha optado por permanecer en la reserva.

Cuentan quienes tienen trato cotidiano con Mas que al ex presidente de la Generalitat le atormenta la idea de ver a Convergència reducida a la mínima expresión. No concibe que CiU lograra 62 diputados en las elecciones al Parlament de Cataluña de 2010 y que en las últimas elecciones de 2017 Junts per Catalunya se quedara en 34 diputados. Mas no quiere que continúe el vertiginoso descenso y, por eso, considera que el Pdecat y la Crida deben alcanzar algún tipo de acuerdo para frenar el declive del viejo espacio de CDC.

«Si la Crida la liderara una persona ideológicamente parecida al Pdecat no nos sabría mal unirnos electoralmente a la Crida», comentan voces destacadas del Pdecat. Mas encajaba a la perfección en el perfil, pero el ex presidente de la Generalitat no quiere esta responsabillidad «de ninguna manera» porque aún está a la espera de que comiencen sus dos años de inhabilitación, una vez la sentencia del Tribunal Supremo sobre la consulta del 9-N sea firme. Su análisis final es que no tiene recorrido político.

Recurriendo a una de sus metáforas, Mas dio por imposible su regreso a la primera línea: «Yo antes era el timonel y durante unos años piloté la nave. Ahora hago de médico de la tripulación, escucho y curo heridas», dijo en los micrófonos de Catalunya Ràdio.

El diagnóstico del doctor Mas

El médico de la tripulación ha llegado a la conclusión de que hay que ir de la mano de la Crida de Puigdemont porque el Pdecat no puede permitirse más divisiones. Su opinión no es compartida por destacados dirigentes del Pdecat, que consideran que vale más la pena asumir la realidad electoral del partido y descartar artefactos políticos con figuras imprevisibles. En todo caso, hay una opción para articular un acuerdo, no en forma de partido pero sí de coalición electoral.

El debate es complicado. Por una parte, Mas comparte la idea fundacional de la Crida de «un gran paraguas» para agrupar al espacio soberanista. Al fin y al cabo, la Crida no deja de ser una actualización soberanista de su «casa grande del catalanismo». Pero, por otra parte, entiende los recelos del Pdecat para integrarse con los de Puigdemont porque no comparten su línea política radical.

«No podemos llenar un pabellón de gente y decirles que la república catalana será efectiva en 6 meses. No podemos seguir por ese camino», dicen en el Pdecat para desmarcarse de la Crida y para justificar la necesidad de mantener un pie un partido con un perfil propio.

De momento, Pdecat y Crida siguen buscando un acuerdo para cerrar una candidatura para las elecciones municipales de Barcelona. Descartada la posibilidad de ponerse a rueda de ERC, Puigdemont busca un candidato que quizá no resuelva nada sino que lo empeore todo.

 

 

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