Bruselas ve «esencial» una interconexión de gas entre España y Francia

La Comisión Europea insiste en la construcción de una nueva infraestructura de gas que sea compatible con el hidrógeno verde

El vicepresidente de la Comisión Europea encargado del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, presenta, la nueva directiva comunitaria sobre el gas en Bruseñas. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

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La Comisión Europea considera «esencial» construir una nueva infraestructura de gas entre España y Francia que mejore la interconexión de la península ibérica con el resto de la Unión Europea y, que al mismo tiempo, sea compatible con el hidrógeno verde.

El vicepresidente del Ejecutivo comunitario para el Pacto Verde, Frans Timmermans, ha insistido en esta idea y ha añadido que el Ejecutivo comunitario es un «firme defensor» de construir «mejores interconexiones» entre España y el resto de Europa.

«Si queremos tener éxito en crear un mercado de gas natural licuado (GNL), tenemos que aprovechar todo el potencial de las terminales de GNL en la península ibérica. Y para eso, este gas tiene que encontrar su camino hacia el resto de Europa», ha señalado.

Interconexiones eléctricas

El neerlandés ha recalcado también la importancia de las interconexiones eléctricas entre España y Francia, así como que mejorarlas es «muy urgente y de gran importancia» porque «es una manera eficaz desde el punto de vista de los costes para garantizar un suministro eléctrico, seguro y asequible», ha argumentado.

Por el momento, solo hay dos infraestructuras eléctricas entre España y Francia que figuran en la lista de proyectos de interés común de la UE y que son financiadas en parte con fondos europeos: la conexión del Golfo de Vizcaya y otra a través de los Pirineos.

Durante un tiempo figuró también el gaseoducto Midcat hasta que Madrid y París renunciaron al proyecto, aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, resucitó la idea en la reciente reunión que los líderes de la UE tuvieron en Versalles (Francia). 

Este gasoducto se inició a principios de los 2000, cifrado en una inversión de 3.000 millones de euros. Sin embargo, no culminó. En 2013, con Mariano Rajoy en la presidencia de España y el socialista François Hollande en la de Francia, ambos gobiernos se comprometieron a retomarlo, pero finalmente no lo hicieron. En 2019, con Sánchez y Macron, se volvió a desechar por los altos costes de la infraestructura y las alternativas ya existentes.

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