Carles Castillo, exdiputado del PSC: “Discrepo de Salvador Illa sobre el partido y sobre Cataluña”

El exdiputado Carles Castillo censura a sus excompañeros del PSC por decir con la “boca pequeña” que las condenas por el 1-O son injustas

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Carlos Castillo dejó su escaño en el Parlament de Cataluña y rompió el carnet del PSC después de repetidos desencuentros con Salvador Illa, secretario de Organización de los socialistas catalanes y actual ministro de Sanidad. Castillo confirma que mantiene contactos con ERC pese a que no se define como independentista.

Como experto en seguridad y exportavoz del PSC en la comisión de Interior del Parlament, Castillo censura los intentos de politizar el cuerpo de los Mossos d’Esquadra y la restitución de Josep Lluís Trapero.

¿Qué papel tendrá en ERC?

—Hoy por hoy, todavía no tengo ni idea de qué pasará. Todo está por definir y las conversaciones se encuentran en una fase inicial. Hemos constatado, simplemente, que estamos de acuerdo en muchas cosas.

¿Es independentista?

—No. Creo en una Cataluña integrada dentro de una España federal. Soy un federalista convencido.

¿Ha dejado la militancia en el PSC por motivos políticos, por la mala relación con algunos dirigentes o por las dos cosas a la vez?

—Seguramente sean las dos cosas a la vez. Estaba harto de cosas en las que no creía y que ya no me veía capaz de defender. Y aparte, es cierto que algún dirigente había decidido que no le gustaban ya ni el debate ni las discrepancias, y claro, al final se convirtió también en mala relación.

¿Con Salvador Illa tuvo diferencias?

—Sí. Diferencias importantes sobre el modelo de partido que se estaba haciendo. Y en la visión de futuro para Cataluña, está claro que tampoco tenemos la misma opinión.

¿Le censuró su visita a Oriol Junqueras en la cárcel?

No fue bien recibida la visita. Creo que, además, no lo fue con un grado importante de hipocresía, dado que se afirmaba desde el PSC que las condenas [del juicio del 1-O] eran injustas y exageradas, pero se decía con la boca pequeña…

¿En Tarragona, el exalcalde socialista Josep Fèlix Ballesteros le frenó?

—Por supuesto, el proyecto político y de gestión de Ballesteros ya está amortizado y su oposición al cambio no beneficia para nada a la ciudad. Ahora ya he entendido que incluso él pretende volver a repetir, y a eso es a lo que ha jugado estos años: A ir segando la hierba a toda opción de futuro a corto plazo.

¿El exalcalde socialista está tutelando quién será su sucesor?

—Está claro que unas primarias libres no es el horizonte para el Ballesteros candidato.

Durante toda la legislatura ha sido el diputado del PSC en la comisión de seguridad. Como especialista en la materia, ¿Le han sorprendido los cambios al frente de la consejería de Interior, la sustitución de Miquel Buch por Miquel Sàmper cuando las elecciones catalanas están a la esquina?

—Sorprenderme ya no me sorprende nada del entorno del expresidente Puigdemont. La acción política gira exclusivamente en torno a la independencia y no a la gestión de gobierno.

El problema más grave del departamento de Interior de la Generalitat es la politización que se ha hecho de los Mossos

El Departamento de Interior tiene algunos problemas, pero el más grave es la politización que se ha hecho de los Mossos. Este cuerpo es una policía integral y debe cumplir con su obligación por encima de consignas políticas. No parece que los cambios vayan en ese sentido sino en el contrario. Y es necesario sacar al cuerpo de las pugnas políticas.

¿Era necesario echar también al secretario general de la consejería cuando quedan pocos meses de mandato?

—Cuando Brauli Duart abandonó la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) lo hizo, en teoría, por motivos de salud, y su reincorporación en Interior me sorprendió muchísimo. Dicho esto y una vez demostrado que era un verso libre dentro del Departamento, es evidente que no ayudaba al proyecto independentista. Creo que fue el remar en otro sentido lo que propició su apresurada salida.

Lo curioso es que otros miembros del Departamento como es el caso de Manel Pardo [director general de Prevención], totalmente alineado con Duart, continúen ejerciendo.

¿Era necesario reincorporar a Josep Lluís Trapero al frente de los Mossos d’Esquadra?

—Aunque la puedo llegar a entender en términos de justicia, creo que ha sido una decisión arbitrariamente política. Eduard Sallent estaba desempeñando el cargo con total eficacia y, en unos momentos muy difíciles como los actuales, lo ha hecho ciertamente bien.

Trapero podía haber sido reubicado dentro del organigrama sin necesidad de realizar este tercer cambio en tres años.

No dudo de la valía profesional de Trapero, pero elegir un mando con fines políticos creo que pasará factura tarde o temprano.

¿Es un movimiento más relacionado con el momento, con la política, que con la gestión?

—Por supuesto, en otro contexto no habría pasado. Vivimos unos momentos, con la pandemia y aquella independencia exprés fallida, que crea héroes y villanos diariamente. Falta serenidad en la política actual y, sobre todo, es necesaria en las cuestiones de interior y seguridad.

La dirección de los Mossos ha cambiado tres veces en tres años. ¿Qué consecuencias tiene para el cuerpo?

—Pues negativas en todos los sentidos. Por suerte contamos con grandes profesionales, ellos mismos piden constantemente que se despolitice y que se les deje actuar conforme a la ley y ética del propio cuerpo de Mosssos d’Esquadra

¿A qué atribuye que en ninguna rueda de prensa o declaración oficial del Procicat [órgano de la Generalitat que toma las decisiones para controlar la pandemia] aparezca el director general de protección civil?. En su lugar aparece el subdirector, ¿qué está pasando?

—La directora Isabel Ferrer al parecer tiene delegadas todas las funciones en el subdirector Sergio Delgado. Creo que el nuevo consejero no ha realizado cambios más que por motivo de afinidades políticas. La gestión organizativa de las direcciones generales como en este caso no ha sido su prioridad.

El consejero Sàmper ha declarado que los desahucios realizados en los últimos días le crean pesar y desagrado…

—El Departamento de Interior y, en este caso, el cuerpo de los Mossos d’Esquadra ejerce de policía judicial y, por tanto, está cumpliendo la ley. Habría que evitar de todas formas en la medida de lo posible los desahucios no judiciales, pero las opiniones del consejero tendrían que quedarse en el ámbito privado. Que actúe más y hable menos.

Sàmper también opina que las ocupaciones de pisos vacíos no representan un problema ya que hay medidas para expulsar a los que se instalan ilegalmente en un domicilio…

—La justicia tiene un papel más relevante en este problema, los Mossos solo tienen una función ejecutora del mandamiento judicial pertinente para estos casos.

Otra vez creo que este consejero se excede en dar opiniones personales a problemas muy complejos.

¿Con su experiencia en Interior, se vería capaz de poner remedio a los problemas que actualmente tiene este departamento?

—No dispongo de una bola mágica que dé respuesta a todas las problemáticas actuales, solo creo que Interior y Justicia son precisamente departamentos donde la gestión debería prevalecer sobre la política.

La despolitización de las emergencias ­–el covid en estos momentos– y del cuerpo de los Mossos d’Esquadra es donde pondría el foco inicialmente. Por supuesto, los propios funcionarios tienen mucho que decir ya que contamos, insisto, con grandes profesionales, a los que hay que escuchar.

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