La progresión de muertos deja en evidencia el descontrol del Gobierno

El Ministerio de Sanidad habló el jueves de "cambio de tendencia" con la primera cifra a la baja de muertos. 24 horas después, el discurso no resiste

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Hoy, sábado, se cumplen dos semanas de la declaración del estado de alerta que el Gobierno puso en marcha para frenar la propagación del coronavirus. El presidente Pedro Sánchez decretó el confinamiento de la población española con las excepciones conocidas con la esperanza de que recluir a millones de españoles en sus domicilios serviría para detener la escalada de contagios y fallecidos. Pero, de momento, el plan no funciona.

Al primer dato positivo que halló el Gobierno dentro de la tragedia —el primer número a la baja de fallecidos por día (de 738 del miércoles a 655 del jueves)—, salió el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a deslizar «el cambio de tendencia» y «la fase de estabilización».

Pero no había tal porque, solo 24 horas después, el número de muertos por día alcanzó un nuevo (y siniestro) récord: 769. Así que los fallecidos ya son casi 5.000 y el número de infectados sigue disparado (ya son casi 65.000) con los datos del viernes, 27 de marzo.

El problema es que los expertos que asesoran al Gobierno confían en que las medidas de confinamiento de hace dos semanas den resultados ya inmediatos, puesto que estimaron que el distanciamiento y la reclusión social acortaría en el tiempo el pico de contagio. Pero el pico no se atisba.

El episodio de La Plaza de esta semana analiza el papel del Gobierno frente a la pandemia durante los últimos días

El famoso pico solo se alcanzará cuando el número de casos totales empiece a descender, lo que significa que debe disminuir la diferencia entre casos activos y las altas médicas + fallecimientos.

El Ministerio de Sanidad, pese a todo, quiere agarrarse a que la evolución de los casos notificados entre el 28 de febrero y el 16 de marzo se situó en torno al 40%, mientras que entre el 17 al 24 de marzo, ha sido de cerca del 20%. Se basa en ello para concluir que “la transmisión podría estar ralentizándose e incluso estabilizándose gracias a las medidas adoptadas». Pero los epidemiólogos no se atreven a tanto como el Gobierno, desesperado por anunciar algo que celebrar.

Una alarma tras otra

El Gobierno solo acumula malas noticias frente a una pandemia que sigue fuera de control. Hay un dato particularmente alarmante y es el de los casi 10.000 sanitarios contagiados en España. No hay dato que refleje con mayor crudeza la protección insuficiente de médicos y enfermeras, sometidos por la curva exponencial del coronavirus.

La falta de material de protección sanitaria y el fiasco con la compra de miles de test rápidos a China sólo contribuyen a generar más alarma. Se anuncian compras millonarias de mascarillas, de guantes y de respiradores, pero los centros hospitalarios continúan protestando por la escasez.

El panorama es sombrío y lo es más cuando se entra al detalle de los datos. La afectación del coronavirus se ha situado en España en 113 por cada 100.000 habitantes, por delante de los 102 de Italia y más del triple que Alemania (36). Ningún país está peor que España en estos términos.

Entretanto, los esfuerzos de los investigadores continúan siendo titánicos. El Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid ha comenzado un ensayo clínico con el fármaco Sarilumab, que se usa contra la artritis reumatoide. Intentan comprobar su acción sobre la inflamación pulmonar derivada del Covid-19 en busca de una cura. Los investigadores españoles están dando esa batalla. La lucha continúa.

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