Los test rápidos que llegaron a España no son fiables

La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas recomienda no usar los test rápidos. Sanidad alega que la baja sensibilidad se corresponde con una partida

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Serias dudas sobre los test rápidos para detectar el coronavirus que España compró a China y que ha empezado a distribuir esta semana. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) se ha posicionado en contra de su uso en un documento enviado a las autoridades sanitarias. El Ministerio de Sanidad ha confirmado que las pruebas rápidas tienen graves problemas de sensibilidad y especificidad, pero ha dicho que los resultados de los análisis se corresponden con una particular partida entregada en la Comunidad de Madrid y que la misma será retirada.

El Gobierno de Pedro Sánchez anunció el fin de semana la llegada inminente de 640.000 test rápidos de Covid-19 comprados a China y Corea del Sur. Los análisis de precisión se hicieron sobre las pruebas fabricadas por laempresa china Bioeasy, según el documento de posicionamiento de Seimc al que ha tenido acceso El País, diario que a su vez cifra en 340.000 la cantidad de pruebas no fiables que están en territorio español. España ha comprado a China material sanitario por valor de 432 millones de euros, entre pruebas, respiradores, mascarillas y guantes, que se suministrarán entre marzo y abril.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, informó este miércoles de las compras realizadas a China para afrontar la pandemia del nuevo coronavirus, y señaló que los test rápidos se han conseguido con dos proveedores. La factura por 432 millones incluye más test rápidos de los 640.000 que se han empezado a repartir. En total, España compró a China 5,5 millones de pruebas para conseguir diagnósticos de coronavirus en 10 o 15 minutos. «El suministro se va a hacer de forma escalonada, semanalmente. A finales de esta semana se va a hacer una primera entrega importante de estos productos», añadió Illa.

No obstante, con respecto a los test rápidos de Bioeasy, el Instituto de Salud Carlos III —al que Seimc envió su documento de posicionamiento— «ha detectado una sensibilidad que no se corresponde con lo establecido en la ficha técnica», en declaraciones de un portavoz de Sanidad al citado periódico a última hora del miércoles. La sociedad científica advierte de que estos test «indican una sensibilidad inferior al 30%», cuando según los expertos deberían superar el 80%. «Actualmente la PCR [el método usado hasta ahora] sigue siendo la prueba de elección para el procesamiento de un elevado número de muestras», dice Seimc.

La sociedad de microbiólogos de España ha explicado en el escrito que están «pendientes de ser evaluados» otros métodos de pruebas rápidas, pero que los resultados de los test de Bioeasy «impedirán su introducción en rutina». «Necesitamos pruebas rápidas con una elevada sensibilidad», añade el documento. Un microbiólogo implicado en los análisis fue mucho más tajante: «Con ese valor no tiene sentido usar estas pruebas».

Dudas sobre los test rápidos

Hay opiniones críticas sobre las pruebas tanto rápidas como tradicionales de coronavirus. Nature, en un artículo sobre la proliferación de técnicas para diagnosticar el Covid-19 publicado el 23 de marzo, explicó que ni las tecnologías de inmunoensayo (como los test rápidos en cuestión) ni las de PCR son ideales. «Las pruebas de PCR son altamente precisas y se pueden desarrollar a gran velocidad, pero son complejas de usar y lentas para dar un resultado. Los inmunoensayos son menos precisos y tardan más en desarrollarse, pero son fáciles de usar y ofrecen resultados en 20-60 minutos», dice la revista científica.

La Foundation for Innovative New Diagnostics (FIND) —que tiene las pruebas de Bioeasy en su web compilatoria de los test de Covid-19 disponibles en el mercado— advierte en ese mismo artículo de que las pruebas rápidas «tienden a no ser definitivas» y señala que «ese es el mayor desafío con los inmunoensayos». El médico chino residente en Alemania, Hui He-Gehr, en una entrevista con Frankfurter Allgemeine, también afirmó que estos test «no son confiables» y tampoco lo es la prueba estándar, por lo que en general muchos pacientes «no son detectados» mediante un solo mecanismo.

«Una combinación de múltiples pruebas y el uso de imágenes de tomografía computarizada (TAC), que generalmente confirman el daño pulmonar antes de las pruebas, parece mejor», ha añadido el médico. Los falsos negativos han sido habituales en las PCR, las pruebas que se habían hecho antes de la implantación de los test rápidos. Ejemplo de ello es el caso de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que primero dio negativo y en una segunda prueba positivo, ambas utilizando la técnica molecular PCR. Muestras mal extraídas suelen ser el mayor escollo en este tipo de pruebas, cuyos resultados demoran varias horas.

La emergencia sanitaria pasa por tener que aprender lecciones difíciles sobre la marcha. Los test rápidos comprados para aliviar la crisis en los hospitales son de poco fiar. El portavoz de Seimc, Julio García Rodríguez, precisa que estas pruebas rápidas «no son los más aconsejables para hacer el diagnóstico de una infección de solo tres días de evolución», en declaraciones recogidas por RTVE. Y añade: «Nuestra obligación siempre es, ante lo nuevo que vamos a probar, hacer una prueba para comprobarlo realmente, porque una cosa es lo que está escrito en un papel y otra cosa es la vida real».

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