El independentismo aún espera a Colau para sus cuentas

Tras el portazo a los presupuestos de Sánchez, ERC aspira todavía a un acuerdo con Colau que permita aprobar las cuentas de la Generalitat y el Ayuntamiento

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Hace apenas diez días, el número dos de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello, presentaba el borrador de presupuestos municipales y abogaba por un acuerdo a tres bandas con los socialistas y el independentismo que permitiera desencallar de una tacada las cuentas municipales, las de la Generalitat y las del gobierno de Pedro Sánchez.

Pero tras la presentación, el viernes, de los escritos de acusación contra los líderes independentistas procesados por el Tribunal Supremo, tanto ERC como el Pdecat se apresuraron a dar el portazo a las cuentas de Sánchez, así que el tercero de esos tres pájaros a los que apuntaba Pisarello ya no parece a tiro. Otra cosa es si será posible acertarle a los otros dos. Y los soberanistas, pese a negarse a cumplir con la carambola planteada por Colau, creen que sí y aún confiando en los comunes para tirar adelante las cuentas de la Generalitat, precisamente porque la alcaldesa sigue necesitando de apoyos para aprobar las del Ayuntamiento.

Los presupuestos, carrera de fondo

Por lo que respecta a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), cuya negociación es todavía una carrera de fondo a la que le pueden quedar meses por delante, los socialistas y los comunes se resisten todavía a descartar, al menos en público, un eventual apoyo del independentismo. Pero el caso es que el Gobierno ya prepara el terreno para un escenario en el que no pueda aprobar las cuentas.

Este lunes, tanto la ministra de Justicia, Margarita Robles, como el titular de Fomento (y secretario de organización del PSOE), José Luís Ábalos, insistieron en que, con o sin cuentas, el ejecutivo de Sánchez aguantará, algo que se da por hecho también entre las formaciones que le han retirado el apoyo.

“Que no vendan que si no les votamos las cuentas, habrá elecciones y será peor para nosotros porque podrían gobernar el PP o Cs, porque saben perfectamente que pueden seguir sin presupuestos”, alegan en esa línea fuentes soberanistas para desactivar una tesis esgrimida sin ir más lejos este mismo lunes por el jefe de filas del PSC en Barcelona, Jaume Collboni.

La Generalitat, sin margen para sus cuentas

Pero, ¿qué pasa en esa tesitura con las cuentas catalanas? El soberanismo asume, aunque no lo verbalice, que, si no avala las de Sánchez, no podrá contar con el PSC para aprobar las suyas. Pero sigue aspirando a los votos de los comunes, que son clave. Con el bloque parlamentario del gobierno de Quim Torra reducido a 61 diputados con voto –al haber renunciado Junts per Catalunya a sustituir a sus cuatro diputados suspendidos y ERC a usar el voto del exconseller Toni Comín– el apoyo del grupo de Catalunya En Comú Podem sería necesario para aprobar las cuentas incluso aunque la CUP votara –contra pronóstico- a favor de las mismas.

Pero no será fácil. Este lunes, el portavoz de Catalunya en Comú, Joan Mena, marcó distancias y, pese a evitar vincular directamente un no del Pdecat y ERC a los presupuestos de Sánchez a un rechazo de los comunes a los de Torra, alegó que sin los 2.200 millones extra previstos en los PGE para Cataluña, será más difícil que la Generalitat pueda sacar adelante a su vez unas cuentas lo bastante sociales como para ser avaladas por los comunes.

No es la falta de esa inyección la única dificultad. Mientras no se flexibilice el techo de gasto y también el déficit para las comunidades autonómas, que el Gobierno ya intentó elevar sin conseguirlo del 0,1% al 0,3%, el margen de maniobra del ejecutivo de Torra para ampliar las partidas de gastos es muy limitado, lo que también complica un eventual apoyo del partido de Colau. 

La baza, las necesidades de Colau

Sea como fuere, los socios del gobierno Torra insisten en que aspiran a hacer “unos buenos presupuestos” que pongan “muy difícil el no” a otras formaciones, en palabras del presidente del grupo de Esquerra en el Parlament, Sergi Sabrià, que ratificó el “no clarísimo” a los PGE e insistió en que eso no debería condicionar el debate sobre las cuentas catalanas, que la Generalitat prevé ahora presentar en diciembre.

La baza con la que cuentan es que Colau, que, con solo 11 concejales de 41 en el pleno municipal, necesita desesperadamente apoyos de otras formaciones para aprobar sus propias cuentas, por lo que en ERC entienden que, a efectos presupuestarios, Ayuntamiento y Generalitat, o al menos Esquerra y los comunes, están condenados a entenderse.

Hay un último elemento que debería contribuir a facilitar ese entendimiento: el relevo del todavía jefe de filas de los republicanos en el consistorio, Alfred Bosch, enfrentado incluso a nivel personal con Colau pero que el partido decidió que, pese a haberse impuesto sin rival en las primarias, no repetirá como alcaldable, reemplazado por el aún conseller de Acción Exterior, Ernest Maragall.

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