El independentismo se divide en el frente judicial

Las defensas de los líderes independentistas tratan de frenar sin éxito una querella contra Llarena impulsada por iniciativa popular

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La continua apelación a la movilización popular a la que en los últimos años se ha abonado el soberanismo institucional la carga el diablo. Y si no, que se lo digan a las defensas de los líderes independentistas en prisión o huidos, que lo están sufriendo en sus propias carnes. Los abogados llevan semanas intentando frenar sin éxito una querella popular contra el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena que entienden que perjudica a su estrategia procesal.

La iniciativa la activó el mes de marzo un colectivo que responde por el nombre de Querellantes por la República, tras la decisión del magistrado de negar por segunda vez al expresidente de la ANC Jordi Sànchez la libertad condicional para poder acudir a un pleno de investidura. La demanda, por prevaricación, está dirigida contra Llarena y contra tres magistrados de la sala de apelaciones del Supremo, el organismo que ratifica las decisiones del juez instructor de la causa abierta contra los líderes independentistas.

2.000 demandantes

El colectivo, que se ha organizado a través de las redes sociales, ha ido sumando adeptos y esta semana la querella, que ya está preparada, ya la han suscrito más de 2.000 demandantes, según explicó en TV3 el abogado Miquel Nadal, uno de sus impulsores. 

Sus impulsores han hecho oídos sordos a los llamamientos hechos tanto por las defensas de los procesados como por las principales organizaciones independentistas, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, que les pedían esperar a que se hayan resuelto todas las euroordenes.

Bronca en Twitter

El abogado de Carles Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, ya había advertido a los impulsores de que presentar ahora la querella podría perjudicar a los procesados, y el martes estalló abiertamente y vía Twitter, les pidió que no la presenten. «Una querella interpuesta por 2.000 catalanes nunca la podréis detener y menos sin ningún argumento», le contestó otro usuario, el abogado Lluís Ferrer. «Os hemos pedido reiteradamente que esperéis. ¿Tanto cuesta entenderlo?», replicó Cuevillas.

Txell Bonet, la mujer del presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, preso en Estremera, también terció en la disputa. «¿Quizá estaría bien coordinarse por lo que respecta a tempos y el orden de factores con los profesionales que desde el inicio trabajan en esta causa? ¿Quizá bien coordinados de tempos podemos sumar y no restar? Dudo que está petición [la de Cuevillas] sea puro capricho, solo se pide tiempo», dijo. 

Objetivo final: Estrasburgo

Ferrer asintió ante los argumentos de Bonet y zanjó la discusión, pero el colectivo tiene previsto presentar la querella igualmente el próximo jueves, día 28 de junio.  Este jueves, Alonso-Cuevillas ha explicado en su cuenta de Twitter que tanto Gonzalo Boye, otro de los abogados, como él, han tratado de convencer a los impulsores de la querella, y ha dado el asunto por imposible. «Dicen que nos les convencen nuestras razones. Allá pues ellos, y quienes les siguen, con su responsabilidad», ha  tuiteado.

Llarena también fue objeto de una denuncia por por parte del presidente del Parlament, Roger Torrent, que la interpuso el viernes pasado. El Supremo la archivó el lunes siguiente por un defecto de forma, alegando que lo que debería de haber presentado Torrent es una demanda penal. Querellantes por la República, según explicó Nadal, cuenta con que la querella no será admitida a trámite, pero dice que «mejor así», porque la intención última es acabar apelando al Tribunal de Estrasburgo.

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