La policía belga disuelve una orgía entre eurodiputados y diplomáticos

Un grupo de 25 hombres, entre ellos un eurodiputado y diplomáticos, se montaron una orgía en un bar de Bruselas sin respetar las medidas contra la Covid-19

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Quienes imponen la distancia social para frenar la pandemia de coronavirus también se la saltan a veces. Este es el caso de un eurodiputado y varios diplomáticos -cuya identidad no ha trascendido- que el pasado viernes disfrutaban de una orgía en un bar del centro de Bruselas con 25 hombres cuando la policía les interrumpió y la disolvió por incumplir las normas anticovid.

El eurodiputado intentó huir y, cuando fue alcanzado por los agentes, alegó que tenía inmunidad parlamentaria, ha informado el diario belga La Dernière Heure. “Interrumpimos un gang bang», aseguró una fuente policial en declaraciones a este medio. Además de saltarse la seguridad contra la Covid-19, la fiesta sexual incluía también el consumo de estupefacientes.  

Todo esto en un contexto en el que los bares y restaurantes permanecen cerrados en Bélgica como medida para mejorar la situación epidemiológica y en el que se impone el toque de queda nocturno. Las reuniones sociales también están limitadas, por lo que los 25 participantes de la orgía fueron multados.

Las fiestas ilegales son frecuentes en Bélgica

Las fiestas ilegales en pandemia, sexuales o no, son habituales a pesar de los rebrotes y la dureza de la segunda ola. Y además, sin mascarillas. Este fin de semana la policía belga también interrumpió una en el distrito de Rhode-Saint-Genèse, donde detuvo a 45 personas en un evento en el que participaron 100.

No obstante, la mayoría lograron escapar gracias a que un guardia que pusieron en la puerta tuvo tiempo de avisar al resto de que se acercaban los agentes. De las que no lograron escapar, 29 de ellas fueron multadas con hasta 250 euros cada una y 16 fueron arrestadas. 

Un vecino de la zona explicó al diario Het Laaste Nieuws que durante el último mes oían con frecuencia la música de reuniones de personas en casas.»Y no solo por la noche, porque incluso durante el día podíamos escucharlo a veces. No era todos los días, sino a veces varias veces a la semana. Llamamos a la policía, pero no siempre estaba claro dónde la fiesta se lleva a cabo”, explica. 

Especialmente porque casi siempre hay una persona contratada para avisar de la llegada de las autoridades, por lo que hay tiempo para quitar la música.

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