Mark Zuckerberg y Elon Musk lo confirman: los smartphones tienen los días contados
Todos los magnates se enrocan en una posición que parece delirante
Elon Musk, dueño de Tesla y SpaceX, durante su presentación en el Congreso Astronáutico Internacional, en Australia. Foto: MS/EFE
Las predicciones de Elon Musk y Mark Zuckerberg sobre el fin de los teléfonos móviles han dejado de ser una simple provocación para convertirse en un debate real sobre el futuro de la tecnología personal.
Ambos líderes, junto a referentes como Bill Gates y Sam Altman, coinciden en que los smartphones, que han dominado la vida digital durante más de una década, tienen los días contados. Pero, ¿qué tecnologías los reemplazarán y qué implicaciones tendrá este cambio?
El mercado de los teléfonos móviles ha alcanzado un punto de madurez. Las mejoras recientes en velocidad, pantallas o cámaras son incrementales, pero no disruptivas.
Al mismo tiempo, la sociedad empieza a cuestionar el impacto de la “pantalla permanente”, la dependencia del móvil ha traído consigo problemas de atención, aislamiento social y una relación cada vez menos natural con el entorno.
Según datos de la GSMA, en 2024 había más de 5.500 millones de usuarios de teléfonos móviles en el mundo, pero la tasa de crecimiento se ha ralentizado y los fabricantes buscan desesperadamente el “próximo gran salto” tecnológico.
Elon Musk, a través de su empresa Neuralink, lidera el desarrollo de interfaces cerebro-computadora (BCI). En 2025, Neuralink ha logrado implantar con éxito chips en pacientes humanos, permitiéndoles controlar dispositivos externos solo con el pensamiento.
El objetivo es que, en pocos años, cualquier persona pueda enviar mensajes, buscar información o manipular objetos digitales sin necesidad de tocar una pantalla.
Este avance, que parecía ciencia ficción hace apenas una década, ya es una realidad experimental y promete revolucionar la comunicación, la accesibilidad y la integración entre humanos y máquinas.
Para Musk, estamos ante el inicio de la era “cyborg”, donde la tecnología será una extensión invisible de nuestro cuerpo y mente.
Usaremos gafas
Mark Zuckerberg, CEO de Meta, apuesta por las gafas de realidad aumentada como el siguiente paso. Meta prevé lanzar en 2025 las gafas “Hypernova”, capaces de mostrar notificaciones, responder mensajes y proyectar información directamente en el campo de visión del usuario.
Estas gafas, combinadas con inteligencia artificial y control por gestos, permitirán una experiencia digital inmersiva y personalizada, eliminando la necesidad de consultar constantemente el móvil.
El mercado de gafas inteligentes está en pleno auge: se estima que en 2025 moverá más de 20.000 millones de euros, con aplicaciones en salud, educación, trabajo remoto y entretenimiento. Grandes tecnológicas como Apple, Google y Samsung también compiten en este terreno, acelerando la transición hacia una vida digital “sin pantallas”.
Otra línea de innovación la lidera Bill Gates, quien ha invertido en tatuajes electrónicos desarrollados por empresas como Chaotic Moon. Estos tatuajes, equipados con nanosensores, pueden monitorizar la salud, rastrear ubicaciones y facilitar nuevas formas de comunicación, integrando la tecnología de manera casi invisible en el cuerpo humano.
La transición hacia estas nuevas tecnologías no está exenta de desafíos. La privacidad y la seguridad serán cuestiones críticas, los datos biométricos y las señales cerebrales requieren protección extrema frente a ciberataques o usos indebidos. Además, la aceptación social será gradual y dependerá de la confianza, la accesibilidad y la regulación.
Transformación absoluta del mercado
El impacto económico también será profundo. La telefonía móvil representa hasta el 5% del PIB en regiones como América Latina y ha creado millones de empleos directos e indirectos.
El salto a nuevas interfaces redefinirá industrias enteras, desde la publicidad hasta la salud y la educación.
Los expertos prevén que la desaparición de los celulares será un proceso gradual, con una convivencia de dispositivos durante la próxima década.
Para 2030, las gafas inteligentes y las interfaces cerebro-computadora podrían haber reemplazado muchas de las funciones cotidianas de los smartphones, aunque la transición dependerá de la evolución tecnológica y la aceptación social.
El futuro que anticipan Musk, Zuckerberg y otros líderes tecnológicos es el de una humanidad hiperconectada, donde la tecnología se integra de manera invisible y natural en la vida cotidiana.
Los teléfonos móviles, que hoy parecen insustituibles, podrían convertirse en reliquias ante la llegada de nuevas interfaces que prometen cambiar para siempre nuestra relación con lo digital.
El reto será gestionar los desafíos éticos, sociales y tecnológicos que conlleva este salto disruptivo y asegurar que la revolución tecnológica beneficie a toda la sociedad.
Los retos mas notables mencionados anteriormente a los que se enfrentan estas tecnologías:
- Privacidad y seguridad: La recopilación de datos biométricos y cerebrales exige nuevos estándares de protección y regulación.
- Accesibilidad: El alto coste inicial de dispositivos como las gafas inteligentes puede limitar su adopción masiva, aunque se espera que los precios bajen con el tiempo.
- Aceptación social: La transición será gradual y dependerá de la confianza del público en estas tecnologías y de su integración ética y responsable en la vida cotidiana