¿Alguna vez has pensado en vivir durante unos días en un faro? Te contamos cómo
Alojarse en un faro es más sencillo de lo que parece, muchos de ellos se han convertido en pequeños hoteles, ¡y puedes pasar unos días en ellos!

Un faro con vistas al mar. Foto: Pixabay
Desde la antigüedad, los faros han sido guardianes inquebrantables de las costas, emitiendo su luz para guiar a los navegantes y protegerlos de los peligros del mar. Estas estructuras, cargadas de historia y misterio, no solo se han mantenido en pie gracias a su función esencial, sino que ahora han encontrado un nuevo propósito: convertirse en pequeños hoteles que ofrecen experiencias únicas a sus visitantes. En España, varios de estos antiguos faros han sido reconvertidos, brindando la oportunidad de disfrutar de su tranquilidad, vistas impresionantes y la magia de su entorno.
Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta transformación es el Faro O Semáforo, situado en el cabo de Finisterre, conocido también como el “Fin del Mundo”. Este faro, construido en 1853 a 138 metros sobre el nivel del mar, ha sido testigo de innumerables leyendas y mitos. Durante siglos, se creyó que más allá de este cabo solo existía una sima acuosa donde el sol se extinguía cada noche, una región de tinieblas habitada por monstruos marinos. Hoy, este faro sigue siendo una advertencia vital para los navegantes, con su luz alcanzando hasta 65 kilómetros de distancia.
En 1999, el Faro O Semáforo dejó de ser únicamente una guía para los marineros y se transformó en un encantador hotel. Tras una reforma en 2016, el antiguo puesto de vigilancia se convirtió en un destino turístico de ensueño. El Hotel O Semáforo ofrece cinco exclusivas habitaciones que brindan una experiencia única, con vistas panorámicas al océano y puestas de sol que dejan sin aliento. Además, cuenta con un restaurante exquisito y una coqueta cafetería, así como terrazas y rincones que invitan a perderse en el horizonte.
La ley de Puertos y el fenómeno de los faros como alojamientos
La ley de Puertos, implementada hace siete años en España, ha permitido la reutilización de faros deshabitados, evitando su abandono y ayudando a financiar su conservación. Esta ley ha facilitado convenios con administraciones públicas y concesiones a empresas privadas, permitiendo la transformación de estos edificios en restaurantes, bares e incluso pequeñas casas rurales. Esta iniciativa no solo preserva el patrimonio cultural, sino que también ofrece a los visitantes la posibilidad de vivir una experiencia única en lugares llenos de historia.
El fenómeno de convertir faros en alojamientos no es exclusivo de España. En Croacia, muchos fareros han decidido alquilar habitaciones en los faros que aún operan, aprovechando el creciente interés turístico. Estos fareros, en muchos casos, actúan como anfitriones, ofreciendo a los huéspedes recomendaciones sobre rutas, visitas y lugares de interés en la costa. Esta tendencia refleja un cambio en la forma en que los fareros perciben su trabajo, combinando la tradición con el turismo para crear una nueva fuente de ingresos.
O Refuxio, un espacio privilegiado para los peregrinos
Volviendo a España, el Faro O Semáforo no solo ofrece alojamiento, sino también un espacio para los peregrinos conocido como O Refuxio. Este lugar emblemático, con vistas a la famosa escultura del Centolo, es un concepto de taberna marinera modernizada, donde los visitantes pueden disfrutar de propuestas gastronómicas y servicios de take away. Es un refugio ideal para los días de tormenta, donde se puede contemplar la majestuosidad del mar en su estado más salvaje.
La reconversión de faros en hoteles es una tendencia que ofrece una gran oportunidad para aquellos que sueñan con pasar una noche en estos lugares mágicos, llenos de leyendas e historias esculpidas a través del tiempo. Los visitantes pueden experimentar la serenidad y la paz que envuelven estos monumentos históricos, mientras disfrutan de la comodidad y el lujo de un hotel moderno. La combinación de lo antiguo y lo nuevo crea una experiencia única que captura la esencia de los faros: guías eternas que ahora también ofrecen refugio y descanso.
En resumen, los faros reconvertidos en pequeños hoteles representan una fusión perfecta entre historia, cultura y turismo. Lugares como el Faro O Semáforo en Finisterre demuestran que estas estructuras pueden tener una segunda vida, proporcionando a los visitantes una experiencia inolvidable. La majestuosidad de las vistas, la tranquilidad del entorno y el encanto de su historia hacen de estos hoteles un destino ideal para quienes buscan una escapada única y memorable.