Así es Leña, la apuesta a las brasas de Dani García en Barcelona

El desembarco de este cocinero y empresario llega con un sofisticado restaurante centrado en carnes, pescados y vegetales bendecidos por el fuego

Los cortes de carne están a la vista de todos

Los cortes de carne están a la vista de todos. Foto: Leña

Se hizo rogar, pero por fin Dani García desembarcó en Barcelona. Este cocinero y empresario, cabeza de un grupo que atiende a un millón de clientes en 24 restaurantes repartidos en seis países, había cortado las cintas de locales en Madrid, Marbella, Nueva York, Doha, Londres, Dubái, etcétera; pero siempre pasaba de largo por la capital catalana.

Hasta el pasado 2 de diciembre, en que abrió sus puertas Leñaen elHotel Grand Hyatt Barcelona. Se trata del cuarto local de este restaurante de carnes a la brasa, servidas en un sofisticado ambiente de luces tenues (en algunas partes, es necesario usar la linterna del móvil para ver el menú), gruesas columnas cuyo interior imitan el brillo del fuego, y una barra semicircular donde en el centro no hay un bartender sino un DJ que anima las cenas de miércoles a sábado y los brunchs de los fines de semana.

Un toque catalán en la carta

A diferencia de las sucursales de otros restaurantes de grandes chefs, aquí Dani García se preocupó en darle un cariz local a la carta barcelonesa: “Me gusta esa sensación de sentirnos cerca del sitio en el que estamos y tener en cuenta su producto y su recetario”, dijo este cocinero galardonado con cinco estrellas Michelin en su carrera (tres por el Dani García de Marbella, cerrado en 2019; dos por el Smoked Room de Madrid y una por ese mismo restaurante en Dubái).

Así se refleja en platos como los canelones a la catalana (con pollo asado gratinado), el pan a la brasa con tomate (del Forn Sant Josep) o las croquetas de butifarra de perol.

Aguacate a las brasas
Aguacate a las brasas. Foto: Leña

El imperio de la carne

Cuando uno se dirige a la mesa, junto a la barra de la cocina, una vitrina con chuletones, solomillos y otros cortes anticipa que aquí se viene a comer bien abundante. Así que es mejor estar listo para pedir platos para compartir y así lograr que la experiencia sea más completa.

En nuestro caso, tras una bienvenida con cócteles de gin, vermut, palo cortado y casis, picamos una longaniza de Málaga con pimienta negra con mantequilla elaborada con leche de oveja y ceniza de puerro.

Una vitrina con cortes como Tomahawk o ribe-eye anticipa que es mejor compartir los platos

Esto era un indicativo que el humo y el fuego son predominantes hasta en el más mínimo detalle, como se siente con el ahumado de otro plato de raíces andaluzas: el aguacate de Málaga a la brasa, con pesto de cilantro joven y salpicón vegetal con queso feta.

Dani García verificando las carnes
Dani García verificando las carnes. Foto: Leña

Platos para saborear (y fotografiar)

En un momento, llegó una camarera con una picadora de carne. “Es para las mini hamburguesas”, aclaró. Aún faltaban un par de pases para ese plato sugerido por el jefe de sala, pero igualmente vimos cómo la carne de vaca vieja madurada se desmenuza ante el comensal antes de llevarla a la parrilla.

Es un momento fotogénico como la llegada de la burrata ahumada, servida con una campana que impregna de humo a ese queso y a la escalivada de berenjenas, pimiento rojo, tomate y cebolla.

Así como en estos entrantes, los vegetales tienen un lugar de importancia en la carta, con otros platos como el puerro asado al carbón, la ensalada César con láminas de vaca vieja o el baba ganoush (berenjena a la parrilla).

Sala del Leña
Sala del Leña. Foto: Leña

De vacunos, cerdos, pollos y pescados

Luego seguimos con el steak tartar hecho en mesa, con solomillo de foie gras rallado, una introducción a otras carnes que comparten sitio en la carta con el foie para untar, las mollejas de ternera al vino rancio, el pretzel de ternera ahumada o las empanadas de pollo.

Antes de entrar en el apartado de carnes vacunas, vale la pena mencionar que hay tentadores platos basados en el cerdo como el paté de campaña o la sobrasada ibérica; en el pollo con las diversas opciones de los yakipinchos (como albondiguillas, alitas, muslos o pechuga) y en pescados; como el bogavante a la parrilla (opcional premium: con caviar RioFrío), la gamba roja de Palamós, la cigala al unilateral, la lubina madurada 3 días o el mar y montanya a la parrilla (ventresca de atún y tuétano a la brasa).

Incluso hay platos, solo tres, que no pasan por las brasas. Y pintan bien: son las chuletitas de cordero lechal a la sartén, el filete de ternera Wiener Schnitzel empanado, y el rabo de toro guisado al estilo tradicional.

Y llegaron las mini hamburguesas. En realidad, su nombre es (ojo) la mini burger que le dio sentido a todo, una versión de la que servía Dani García en su restaurante de Marbella, que viene con dos unidades con salsa bull, pan pretzel y queso havarti.

Las mini hamburguesas que homenajean al restaurante de Marbella
Las mini hamburguesas que homenajean al restaurante de Marbella. Foto: Leña

Ya estábamos más que satisfechos, acompañados de copas de vino Menade (verdejo) y Marqués de Murrieta 2019 (DO Rioja); pero no nos podía faltar el plato cumbre: un solomillo de ternera, 200 gr de carne sumamente tierna.

Los platos más contundentes

Este plato forma parte del capítulo Toda la leña en el asador, donde hay misiles cárnicos como la txuleta especial DG (1 kg de vaca vieja madurada 45 días), el Tomahawk de ternera (de 1,3 kg, con 25 días de maduración), el porterhouse de 1 kg de T-bone de tenera joven o el ribeye de 600 gr de vaca vieja.

Más liviano, si se le puede llamar así, serían el lomo de wagyu A5 (150 gr de esta carne proveniente de Kagoshima) o la pluma de cerdo ibérico de 180 gr.

Las carnes son las que mandan
Las carnes son las que mandan. Foto: Leña

El cierre de postres y bebidas

Al momento de los postres, no dejen de probar la visual y exquisita Tarta di Rose (solo se elaboran 50 al día), donde cuatro bolas de brioche caramelizada, con forma de rosa, se sirve en una caja acompañada por flores negras de papel, y se come junto con dos porciones de helado de mantequilla.

Si no, tienen para probar el tiradito de piña asada, el savarín homenaje a Ducasse (con ron Brugal 1888 o Armagnac VSOP), el chawansmushi dulce, o el soufflé de avellanas, entre otros.

El precio medio oscila entre los 75 y los 100 euros, pero la idea es incorporar un menú del día a 29 euros (de lunes a viernes, excepto festivos) con dos tapas y un principal.

Tarta di Rose con helado de mantequilla
Tarta di Rose con helado de mantequilla. Foto: Leña

La carta de vinos tiene una veintena de referencias por copas, y al menos 850 de espumosos (champagnes y cavas), tintos, blancos, rosados y sherrys de las más exclusivas bodegas de España y Francia, así como de Italia, EEUU o Alemania; donde se pueden encontrar desde un Vega Sicilia de casi 1.500 euros, un Dominio de Pingus de 2.300, algún Armand Rousseau Chambertin Clos-De-Beze de 8.000 y un Romanée-Conti de 20.500 euros. Por las dudas, siempre es mejor ponerse en manos del sumilier.

Y para cerrar la velada, dado que los días de más demanda como los viernes y sábado tienen doble turno en la cena, se puede tomar un cóctel en la barra de la entrada, donde el personal puede elaborar una docena de creaciones de autor o algunos de los clásicos pero con el toque que ha dado Dani García, como el whisky sour de calabaza, el DG Martini o el Viejo Negroni Iceberg. Y a brindar por Leña.

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