24 horas en el Grand Hyatt Barcelona, el nuevo (y lujoso) hotel que hay que descubrir

19 plantas, 465 habitaciones, tres restaurantes y bares, el spa más grande de la ciudad…así es el nuevo hotel 5 estrellas que renueva un clásico de la zona alta de Barcelona

Lobby del Grand Hyatt Barcelona. Foto Hyatt

Cuando uno visita una ciudad con tanto para ver como París, Londres o Nueva York apenas hay tiempo para disfrutar del hotel. Y da un poco de pena, porque si el lugar donde uno duerme también cuenta con una interesante oferta gastronómica, con espacios para descansar o trabajar y con un spa que invita a desconectar del mundo, es una lástima desaprovecharlo por falta de tiempo.

A menos que uno se convierta en turista en su propia ciudad.

Esa es la experiencia que hemos podido tener en el nuevo Grand Hyatt Barcelona (Pl. Pius XII), el renovado hotel que con sus 19 plantas impone hace décadas su autoridad arquitectónica en la zona alta de la ciudad.

El Grand Hyatt tiene 19 pisos. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

La génesis del Grand Hyatt Barcelona

El edificio, inaugurado en 1975, fue uno de los primeros rascacielos de la ciudad, y el primero en alojar un hotel de alta categoría. Bautizado como Princesa Sofía, luego Reina Sofía, en 2017 se abolió la denominación real y pasó a ser Sofía. La cadena Hyatt tomó su gestión en enero del 19 bajo el sello de Inbound Collection, y desde el pasado 3 de abril, se lo conoce como Grand Hyatt Barcelona; el primer hotel urbano de esta marca en España y el quinto de Europa.

Cuando abrió en 1975 como Princesa Sofía, el actual Grand Hyatt Barcelona era el único hotel en un rascacielos de la ciudad

El cambio de nombre vino acompañado de varios cambios para que este hotel de cinco estrellas GL (Grand Luxe) suba el listón de servicios e instalaciones.

Vista de una de las suites. Foto Grand Hyatt Barcelona

Ya se ve en la entrada, donde el clásico cartel en mayúsculas que decía Sofía ahora da la bienvenida con un ‘Hola’ con el rojo corporativo de la marca.

Cuando se entra en el lobby, hay que tomarse unos instantes para detectar qué hay de nuevo: gran parte del ambicioso rediseño que se hizo en 2018, donde Jaime Beriestain tuvo un gran protagonismo en el interiorismo, sigue igual, como los espejos triangulares que parecen flotar en la inmensa recepción. Pero los muebles son diferentes, más acogedores, con una redistribución que parece que el espacio sea más amplio (y eso que ya es bastante grande).

También se nota un cambio en la iluminación, más cálido, que refuerza la estética art-decó con que fue diseñado el hotel; un estilo centenario que dialoga con los juegos de espejos en las paredes.

Vista aérea de la piscina exterior. Foto Grand Hyatt Barcelona

A un lado está la nueva cafetería Philosophia, un espacio lleno de luz con vistas a la Diagonal y con cientos de libros a disposición de comensales y huéspedes, concebido para tomar algo y comer ligero.

El restaurante Impar ha dado lugar al nuevo Sofía Bar & Tapas, con una propuesta gastro de cocina mediterránea, tapas y cócteles de la que hablaremos luego.

Las habitaciones y suites

Las 465 habitaciones mantienen la estética de la última renovación, donde los huéspedes pueden elegir entre las diferentes variedades desde las Premium de 28 a 29 m2, o las 50 suites que van desde los 57 a los 119 m2. Y la joya de la corona es el Penthouse, que con sus 319 m2 se presenta como un piso de lujo con sus tres habitaciones, cocina, comedor para 10 personas, detalles de decoración únicos, y con las vistas que se pueden capturar desde la planta 18.

El hotel cuenta con 465 habitaciones y suites, de la que la más impactante es el Penthouse, de 319 m2

Bastante cómodos estábamos en la Suite Junior, donde nos sorprendió que el tamaño del baño con vestidor incluido sea igual que la habitación. Detalles como los muebles de diseño, las conexiones para el ocio o el trabajo, la barra de sonido para escuchar música, las bebidas del frigobar y el generoso tamaño de la cama king size hacían que uno la quiera adoptar de vivienda permanente.

El Penthouse de casi 320 m2. Foto Hyatt

Los huéspedes de las suites forman parte de los servicios Grand Club de Hyatt, que permite disfrutar de snacks y cafés en el Grand Club Lounge (una sala del piso 18 pensada para reuniones, trabajar o leer en tranquilidad), o picotear en las Tapas Time por la tarde en el bar de la planta baja, donde además de la barra libre de bebidas hay desde pizzas a arrolladitos de salmón, pasando por pequeñas ensaladas, frutos secos, quesos y crepes.

En verdad casi no es necesario, porque si hay algo que es abundante en el Grand Hyatt es su propuesta gastronómica.

El inabarcable desayuno del Grand Hyatt

El punto de partida es su desayuno, toda una alegoría de la abundancia, tan grande que se necesitan tres espacios del Sofia Bar & Tapas para presentarlo.

Al entrar, se encuentran desde zumos de todos los colores y frutas de todos los sabores a cremas, mermeladas y miel de panal; caminando un poco se llega al sector de los panificados, donde una cornucopia de quesos y embutidos comparten sitio con una variada gama de panificados.

El café Philosophia. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Y entre medio, el sector de la cocina donde se preparan varias opciones de huevo y, pensando en el cliente anglosajón, ollas con chistorras, alubias, bacon y patatas asadas.

Una vez levantado el arsenal del desayuno estos espacios retoman desde el mediodía la propuesta del Sofía Bar & Tapas, que con sus paredes móviles pueden configurar espacios para dar de comer a más de 200 personas, a los que se suma la terraza par el café o los cócteles que estas semanas reabre sus puertas.

La idea es presentar un restaurante que, como anticipa su nombre, ponga el acento en las tapas y los platos ligeros.

El Sofía Bar & Tapas

Así lo probamos por la noche, con un pase de platillos que se inició con un sofisticado brioche de jamón ibérico con brie y tartufata y unas croquetas de cecina, que luego dieron paso a unas albóndigas con sepia y unos potentes huevos con gamba y sobrasada; para dar la estocada con una presa ibérica y pimientos.

Huevos con gamba y sobrasada en el Sofía Bar & Tapas. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Claro que hay mucho más para elegir, con tablas de quesos y embutidos, tapas “de toda la vida” como los mejillones tigre, la hamburguesa premium o el Club sándwich bar Sofía; las combinaciones de huevos y patatas; las tentadoras cocas con jamón o pulpo a la brasa y los postres donde destaca el éclair de crema catalana o la milhojas de coca de anís.

Las vidrieras con vinos y los destilados de la barra central avisan de la variedad de bebidas a disposición, como dimos fe con un brindis con Veuve Clicquot, un Pazo de San Mauro (albariño) que dio paso a un exquisito Pruno de Ribera del Duero, y dejar que llegue el postre de flan de mató con crujiente de chocolate y plátano, acompañado de cócteles de gin con zumo de pomelo y lima con sirope de caña que fueron un bienvenido digestivo.

Estos son la punta del iceberg de una carta que presenta una veintena de cócteles, una docena de cervezas artesanas e industriales, más de 30 referencias de vinos de España y otras latitudes, y más de 70 etiquetas de whisky, vodka, ron y otros destilados.

Preparando el tapeo de la tarde. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

La relajante pausa de Oasis

Seguramente con tanta oferta gastro sea necesario hacer una pausa. Hay quienes quizás prefieran ir al gimnasio, dotado de equipos TechnoGym de última generación, y con servicios de entrenador personal.

Más tranquilos, preferimos visitar las instalaciones del Oasis Spa by Natura Bissé, que adelanta la colaboración con esta marca de cosméticos.

En su sala central de 600 m2 se presenta una piscina con jacuzzi y diferentes cascadas, que se suman a una de agua más caliente, otra fría solo para valientes, y un circuito de relax con cabinas como sauna, hamman, sal de Himalaya, el caldario con piedras a altas temperaturas y de pared de hielo. “Es el spa de hotel más grande de Barcelona”, nos señala Agathe Sicot, la directora de Ventas y Marketing del lugar.

La piscina interna del spa. Foto Grand Hyatt Barcelona

Ubicado en el piso 19, Maymanta se suma al selecto club de restaurantes peruanos de alta gama que marcan presencia en Barcelona

Como si fuera poco, hay siete cabinas para tratamientos, espacios para clases de yoga y solárium, y desde el 1 de mayo, se abre la piscina exterior con una terraza con barra para dejar que pasen las horas entre chapuzones y copas.

El restaurante Maymanta

En la planta baja, además del Philosopia y el Sofía Bar & Tapas, a fines de año abrirá Leña, el primer local del premiado Dani García en Barcelona, con una sofisticada propuesta de carne a las brasas.

Pero para conocer al restaurante más exclusivo hay que tomar el ascensor y subir al piso 19, donde está Maymanta, que se suma al selecto club de restaurantes peruanos de alta gama que marcan presencia en Barcelona.

El restaurante se encuentra en el piso 19. Foto Maymanta

El espacio gana puntos con sus vistas en casi 360 grados sobre la ciudad, que magnetizan desde la terraza exterior donde hay una barra para el cocteleo o desde el interior, decorado con sobriedad por el estudio Futur-2 con motivos trenzados que recuerdan a las culturas nativas de Perú.

Comandado por el chef Omar Malpartida, la experiencia en el Maymanta merece un reportaje aparte. Es un sitio que ofrece “lo mejor de la despensa peruana con lo mejor del producto de proximidad español”, explica este cocinero peruano.

“Maymanta significa origen en quechua”, apunta. Y así se ve en los platos, que tienen sus raíces en Perú, sí, pero con un giro mediterráneo; donde gran parte de los ingredientes son importados directamente de ese país sudamericano y en otros se aprovechan los pescados y verduras del Mediterráneo y sus costas.

Cada plato tiene una vajilla específica. Foto Maymanta

Aunque Omar escape al término ‘fusión’, no hay otra forma de encajar a un tipo de cocina que proviene de herencias como la japonesa (nikkei), la china (chaufa), la andina y un largo etcétera.

Quizás el comensal se sorprenda que varios platos se comen con las manos, otra reivindicación de los orígenes; donde cada uno cuenta con no menos de 5 a 7 ingredientes con un proceso de elaboración diferente, lo que presenta una amalgama de sabores que no basta con describirlos, sino que hay que probarlos.

En nuestro caso, lo vimos con el brioche ahumado con romero, la tortita de choclo con camarones, las croquetas de ají pularda con cremoso de parmesano, el ceviche criollo con chicharrón de calamar, el tiradito nikkei con aguacate, el lomo saltado al wok, y de postre, la torrija apicaronada y los macarrones.

Cocina peruana pero con ingredientes españoles. Foto Maymanta

Nuestro pase fue acompañado de vinos como el Quintaluna, un verdejo de Segovia; y el Terras Gauda de Rías Baixas.

Pero si pueden, no se pierdan la oportunidad de probar algunos de los cócteles de autor, o en todo caso, los combinados basados en pisco sour o macerados; una buena propuesta para beber tranquilamente desde el piso 19, el magnífico atalaya que presenta el Grand Hyatt con Barcelona a sus pies.

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