Impar: la ecuación gastronómica más deliciosa de Barcelona

El restaurante Impar apuesta por una cocina mediterránea con toques internacionales pensada para contentar a visitantes y residentes

Impar, platos mediterráneos para locales y visitantes. Foto Impar

Cuando la parte superior de la avenida Diagonal de Barcelona era poco menos que un páramo de edificios universitarios, allá por 1975, el Hotel Princesa Sofía dio un toque de glamour de aires internacionales que poco a poco fueron imitados por otros establecimientos que crecieron en la arteria más transitada de la capital catalana.

Por suerte la zona cambió para bien y también el hotel, que en 2018 dejó el nombre monárquico (como su vecino, el antiguo Juan Carlos I que reabrirá como ‘Miranda de Pedralbes’) y protagonizó una profunda reforma donde el diseñador Jaime Beriestain puso la firma a la renovación estética de las salas gastronómicas.

Así se ve en los espacios de aire minimalista, con una predominancia de los tonos cálidos como el beige y el crema, donde el azul y turquesa de los cuencos, vasijas y grandes platos de este creador chileno aporta una cuota cromática diferente.

El interiorismo tiene el toque de Jaime Beriestain. Foto Impar

Protagonismo de la cocina mediterránea

Dado que el SOFIA Barcelona se dirige tanto al turista de ocio como al viajero de negocios busca una fórmula intermedia para contentar a ambos públicos, con una apuesta por la cocina mediterránea con algunos guiños a preparaciones internacionales, sin necesidad de arriesgar demasiado, porque a la larga lo local siempre tira más.

Para ello ofrece diferentes espacios, donde el mascarón de proa de su capítulo gastro es el restaurante Impar (aunque se debe escribir 1MPAR), que en sus 600 metros cuadrados se presenta con tres grandes barras y una terraza exterior -a su vez subdivida en dos sectores, uno de ellos con reparadores toldos para el verano-; con una capacidad total de 200 comensales.

Entre las salas del Impar y las terrazas del hotel se ofrecen platos, tapas y bebidas a 200 comensales

La carta del Impar

La carta diseñada en un primer momento por Carles Tejedor y ahora piloteada por Roberto Holz, propone empezar el viaje culinario por los mares con un picoteo (de 4,5 a 14,5 euros) de conservas como mejillones, berberechos o anchoas en una de las barras; o elegir los quesos, embutidos y jamones que se sirven en la barra de curados (de 21,5 a 29,75 euros), como el fino ibérico de bellota Arturo Sánchez.

La paella Barcelona, un clásico del Impar. Foto Impar

En el capítulo de los entrantes (21,5 a 8 euros), la impronta mediterránea está presente con la burratina con tomate aliñado y encurtidos (nuestra acertada opción), la berenjena asada con yogur, los mejillones a la brasa y los chipirones o las gambas a la andaluza; con la inspiración de Oriente Medio en el rustido de remolacha y garbanzos que vale la pena probar.

Otro toque de fusión internacional es el ramen con ibérico, setas y pasta miso, aunque los visitantes quizás prefieran el arroz de pollo y espárragos, o la paella Barcelona pensada para ser compartida.

También hay algunas opciones de pizzas (ojo a la de cremoso trufado, queso ahumado, jamón ibérico y portobello) de 13,75 a 18,5 euros; pero lo más interesante es en el capítulo de ‘mar y montaña’ (de 16,75 a 59 euros).

Tabla de quesos y embutidos. Foto Impar

Platos de mar y montaña

Las porciones -por suerte- son de buen tamaño, así que lo mejor es pedir un par de entrantes no muy grandes, y poder dar cuenta de algunos de los principales.

En nuestro caso, derivamos a una exquisita paletilla de cordero lechal asada con hierbas, tan tierna que se desmenuzaba sola; y el solomillo de ternera con un elegante tatín de chalotas.

No nos animamos al pantagruélico chuletón de vaca vieja de un kilo, pero sí se podría haber pedido la costilla de cerdo lacada, el pulpo a la brasa con cremoso de coliflor asado, el salmón a la plancha con mini zanahorias o la merluza con vinagreta de tomate.

En el cierre de los postres (7,75 euros), la carta regresa a las opciones seguras como la tradicional crema catalana, la tarta de queso con helado de fresones, la ensalada de fruta fresca, el interesante arroz con leche de coco, mango y lima; o el crep con crema de cacao y plátanos.

Platos para el picoteo ligero. Foto Impar

Las bebidas del Impar

En cuanto a las bebidas hay una docena de aperitivos -la mayoría de Martinis- para amenizar la espera, o cervezas entre industriales y artesanas.

En cuanto a vinos, la carta se extiende en DO Cava, Corpinnat y Champagne; así como blancos y tintos de las DO Rueda, Rías Baixas, Valdeorras, Penedès, Costers del Segre o Rioja; con algunos saltos internacionales como los rosados de Côtes de Provence, Burdeos, Valle del Ródano o los argentinos Malbec.

Excepto cuando juega el FC Barcelona, cuyo estadio está a un par de minutos, las terrazas y salas del Impar están algo alejados del circuito gastro más habitual de la ciudad, pero no es mala idea desviarse de las zonas habituales para conocer la propuesta de este cinco estrellas.

a.
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