Gràcia, la patria chica del vermut en Barcelona
En sus terrazas, en las plazas secas o en sus pequeños locales con aires de bodega, estos bares y tabernas son ideales para el vermut del mediodía

Las Vermudas, más que un bar, una república dedicada a esta bebida. Foto Godo Chillida
Ojo, no es lo mismo ser barcelonés que graciense. Cualquier nativo de la capital catalana puede acreditar el primer gentilicio, pero para ganarse el segundo hay que ser natural de Gràcia, uno de los barrios con más personalidad de Barcelona.
Y desde un punto de vista antropológico, quizás eso no sea suficiente: el graciense de pura cepa no se pierde en el laberinto de cuadrícula de este rincón con aires de pueblo, sabe cómo disfrutar de la fiesta mayor en agosto sin perder la compostura ante el aluvión de turistas y visitantes, y conoce los lugares que permiten disfrutar de la buena vida en el barrio.
Entre estos se encuentran una seria de bares, tabernas y bodegas que hacen del vermut un culto cada fin de semana, con más adeptos el domingo que el sábado, donde se pretende arreglar el mundo con este vino aromatizado con hierbas, de raíces italianas y con una fuerte presencia histórica en el litoral catalán.
Con el acompañamiento infaltable de olivas, patatas chips, sardinas o alguna tapa, es una buena forma de poner ‘pausa’ a las actividades para luego seguir la jornada con una buena comida.
Vamos a caminar por las calles de Gràcia para descubrir algunas vermuterías imposibles de pasar por alto.
Las Vermudas
Más que una vermutería, esta es una república. Con este juego entre política y gastronomía, Las Vermudas (Carrer del Robí, 32) se presenta como si fuera la embajada de un país ficticio, donde hay (atenti) 120 referencias de vermuts de todo el mundo.
Las Vermudas se presenta como si fuera la embajada de un país ficticio, con su constitución y moneda propia
Las Vermudas tiene una constitución propia, su moneda (el ‘vermudollar’), un ‘consulado’ en el barrio de Sant Antoni, y el centro de divulgación y actividades Las Vermudas University.
El local cuenta con cinco elaboraciones propias: El Cónsul (infusionado con 30 hierbas), Las Vermudas del Norte y las del Sur, el Vermut Caliente (macerado con turrón y canela) y el Frozen Vermouth, que se presenta como “el único vermut de cuchara, que se sirve con espumas de maracuyá, café y gin tonic”.
Bodega Quimet
Bodega Quimet (Vic 23) cuenta con casi 70 años de vida; un espacio donde el tiempo parece que se ha detenido entre sus toneles de madera, el suelo hidráulico y los antiguos carteles publicitarios.
Además de sus vermuts, tienen una variada carta de tapas con embutidos, pulpo con patatas, huevos revueltos o productos de conserva.
Es un clásico entre vecinos y un imán para turistas, así que a armarse de paciencia sobre todo los domingos al mediodía.
Bar Canigó
Otro clásico de Gràcia, en una de las esquinas de la Plaça de la Revolució de 1868, desde hace 100 años que el Canigó está concurrido a todas horas, donde los parroquianos buscan cambiar el mundo en sus mesas redondas de mármol.
El vermut, que se sirve en pequeños vasos y con un auténtico sifón, se acompaña de tapas como los huevos rellenos de atún con mayonesa, las anchoas con pan con tomate, las aceitunas aliñadas y los tradicionales berberechos.
La Vermu
En Sant Domenec 15, a pasos de la plaza de la Vila, La Vermu es otro punto obligado para los amantes de este vino.
Allí se ofrecen tres tipos de vermut: el de la casa, elaborado en Vilafranca del Penedès; el de Montsant, que presume de una mayor personalidad; y uno blanco de producción limitada que tiene un dejo más amargo.
En La Vermu se pueden probar tres tipos de vermut, entre el de la casa, el de Montsant y uno blanco de producción limitada
El local, con sus puertas de un rojo intenso, presenta una estética clásica con sus techos con vigas de madera, las banquetas altas, las mesas de mármol con su sifón correspondiente y su largo espejo donde se apuntan las variedades de tapas.
La Vermutería del Tano
En Joan Blanques 17, La Vermutería del Tano es otro local que presenta una estética retro, con carteles publicitarios con décadas de historia; además de sus gigantescas neveras de madera y una curiosa colección de relojes.
Su vermut es acompañado de tapas como banderillas, calamares rellenos, boquerones, olivas, gildas, etcétera.
Bodega Cal Pep
En Verdi 14, Bodega Cal Pep (Verdi 141) entra en el pequeño club de los bares que se acercan al centenario sin perder su esencia.
A pesar de estar en una de las calles más animadas de Gràcia la mayor parte de su clientela son vecinos de toda la vida, donde primero hay que abrirse paso en un angosto pasillo entre toneles, neveras y detalles decorativos que no han cambiado en décadas hasta llegar a un salón más grande.
Saborear sus vermuts con tapas es una de las formas más interesantes de atrapar el espíritu del barrio. Y de sentirse graciense aunque sea unas horas.