La pequeña iglesia que descubrió, un siglo después, un Tiziano en su pared

Durante 111 años una representación de la Última Cena estuvo en una pequeña iglesia de Ledbury. Hasta que un restaurador descubrió que era un Tiziano auténtico

La ‘Última Cena’ de Tiziano. Foto: Hannah Hiseman | EFE.

Una fecha misteriosa, una firma oculta, luces ultravioleta, notas en clave y un cuadro auténtico de Tiziano. Son los ingredientes de la fabulosa historia en la que, de nuevo, la realidad supera a la ficción. La historia de cómo un restaurador de arte descubrió un cuadro original de 1576 e incalculable valor colgado, sucio y descolorido, en la pared de una pequeña iglesia inglesa. 

Ronald Moore es el protagonista de este novelesco relato. De profesión restaurador, él fue quien reparó en un cuadro descolorido y en mal estado, una copia más -y no demasiado buena- de la escena de la Última Cena colgada en una pared de la iglesia de a la iglesia de San Miguel y Todos los Ángeles en Ledbury, al oeste de Inglaterra.  

De hecho, en el mismo templo cuelga otra reproducción de la Última Cena, en este caso de la versión que pintó Leonardo da Vinci, ubicada en el altar. Moore restauró ese cuadro hace una década y también fue él el único en reparar en la otra obra que, ahora, se revela como un auténtico Tiziano

Un descubrimiento 

En esa misma pared durante 111 años, solo Moore se fijó en la calidad de los “retratos” que en realidad eran las imágenes de los apóstoles. Entre ellos, explica en una entrevista con Efe, reconoció al propio Tiziano y a Tintoretto

“Cuando en una pintura aparece alguien en el cuadro mirándote, normalmente es el propio pintor representándose a sí mismo”, avanza Moore. Un ejemplo claro es Diego Velázquez, que también se incluyó dentro de su famosa obra de Las Meninas

Años más tarde se presentó la ocasión de restaurar el enigmático cuadro y el restaurador no lo pensé dos veces. Así pudo descubrir que en la obra no había rastros de spolvero (trazos que indicasen que fuese un calco del original); y que se trataba de una obra realizada “de forma conjunta por varios artistas” en un taller. 

“Cuando en una pintura aparece alguien en el cuadro mirándote, normalmente es el propio pintor representándose a sí mismo”

Luego llegó otro gran descubrimiento: una fecha, la de 1576, año en que se pintó el cuadro y que es el mismo del de la muerte del pintor italiano Tiziano. La obra quedaría así enmarcada en el periodo de las ‘pinturas venecianas’ del artista aunque, debido a su lamentable estado, era difícil reconocer en ella al conocido como “maestro del color”. 

La ‘Última Cena’ atribuida a Tiziano de El Escorial. Foto: EFE.

Una firma y 11.000 horas de trabajo 

Monroe siguió escudriñando la obra. Investigó también su procedencia. Según sus datos habría llegado a Reino Unido en 1775, después de que el coleccionista de arte John Skippe la comprase en un convento veneciano, y, tras su fallecimiento, sus herederos la donaron “sucia” y en “mal estado” en 1909 a la iglesia de Ledbury. 

El siguiente gran hallazgo fue la firma del propio Tiziano. Aún le tiembla la voz a relatarlo; explica que sintió una “revelación muy emocionante”. No es para menos; siguiendo una serie de ‘pistas’ que el propietario anterior había dejado en una nota, al más puro estilo de El Código Da Vinci, centró su atención en una jarra de metal que aparece en la escena. 

“Cuando lo vi por primera vez en la pintura era muy pequeño, no parecía una firma, eran simplemente manchas negras. Fue al poner la luz ultravioleta cuando descubrí que realmente había algo ahí”, confiesa Moore. 

La habría a Reino Unido en 1775, después de que el coleccionista de arte John Skippe la comprase en un convento veneciano. Sus herederos la donaron a la iglesia de Ledbury en 1909

Varias semanas después y gracias a un arduo proceso de desencriptación desarrollado por el restaurador y su ayudante, Patricia Kenny, la firma de Tiziano se reveló ante ellos. «Fue un descubrimiento fantástico, todavía no me lo puedo creer”, admite Moore. 

Han pasado tres años investigando, un total de 11.000 horas de trabajo que ahora se plasman en un libro, La Última Cena perdida de Tiziano, que saldrá a la venta el próximo 26 de marzo. 

‘La Última Cena’ 

Y aún hay más: según la hipótesis del restaurador, lo interesante del cuadro es que, en su interior, contiene otra obra, en este caso un retrato familiar pues “dentro de las figuras de la Última Cena se puede observar que, los rasgos de los apóstoles son, en realidad, los miembros de la familia Vecellio”. Tiziano era el cuarto hijo de Gregorio Vecelli, un distinguido concejal y militar, y de su esposa Lucia. 

Según Moore, el siguiente paso ahora es sacar la obra en la que ha estado colgada más de un siglo para “radiografiarla al detalle”, analizar trazos y estilos y así descubrir la identidad de los pintores que acompañaron a Tiziano en la ejecución. En definitiva, seguir investigando para entender mejor la obra y enmarcarla en la trayectoria del artista. 

Tampoco es la única Última Cena conocida del artista; la que hasta ahora se conocía permanece en el monasterio madrileño de San Lorenzo del Escorial. Según Moore, se trata de un cuadro que tiene mejores «condiciones» y «detalles más refinados» que su homóloga inglesa.

El descubrimiento coincide con la inauguración de una exposición en el museo madrileño de El Prado sobre las llamadas ‘poesías’ de Tiziano que reúne por primera vez la serie de seis pinturas mitológicas que el pintor italiano realizó para Felipe II .

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