Al viento, la película de Netflix que reformula el romance de Dirty Dancing
La película ‘Al viento’ propone la clásica historia de romance entre jóvenes de diferentes clases sociales. Una película para adolescentes en estos días de San Valentín
Imagen promocional de ‘Al Viento’. Foto Netflix
El esquema de niña rica que se enamora de chico pobre (o viceversa) es una fórmula habitual en novelas latinoamericanas, en producciones de Hollywood y, también, en el amplio catálogo de películas románticas que se pueden encontrar en Netflix.
Una de ellas es Al Viento (Pod wiatr), producción que llega desde Polonia estrenada el pasado 10 de febrero y protagonizada por Sonia Mietielica como Anna y Jakub Sasak como Michal.
Una historia para San Valentín
La película no aspira a ninguna gran pretensión: es una historia romántica para adolescentes con algunos momentos de drama, recomendada para pasar el rato en estos días en que se celebra San Valentín.
“Al Viento no tiene adornos ni intentos de reinventar la rueda, pero funciona”.
Jade Budowski
“No hay adornos ni intentos de reinventar la rueda, pero funciona de todos modos. Hay una cualidad cálida y de enseñanza en la cinta, una sinceridad que resuena incluso cuando algunas escenas se sienten innecesarias”, puntualizó el crítico Jade Budowski en el portal decider.com.
La historia de ‘Al Viento’
Al viento trata sobre la llegada de Anna a un sitio turístico del norte de Polonia. Chica de clase media-alta, arrastra una depresión por la muerte de su madre, con quien trata de conectar al tocar el piano.
En sus vacaciones familiares conoce a Michal, instructor de kitesurf, guapo con su melena rubia al viento y postura rebelde.
El romance surge, pero las oposiciones familiares y las diferencias entre clases surgirán enseguida.
Recuerdos de Dirty Dancing
Para Anna es la oportunidad de cambiar de rumbo, aunque no tenga su vida garantizada y eso implique cortar amarras con su padre.
Si a alguien le parece que replica la historia de Baby (Jennifer Grey) y Johnny (Patrick Swayze) en Dirty Dancing tiene razón; tan solo que en vez de bailar en una pista lo hacen saltando las olas del mar.
