‘La ciudad de los prodigios’ regresa convertida en cómic
El dibujante italiano Claudio Stassi firma la adaptación de la novela de Eduardo Mendoza, con Barcelona como gran protagonista
En esas listas de aspirantes a ocupar el podio de la gran novela de Barcelona suele aparecer La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza. En las páginas de este tour de force literario ambientado entre las Exposiciones Universales de 1888 y 1929 la capital catalana trasciende la función de mero escenario y asume el rol de protagonista, evolucionando en paralelo al personaje principal de la historia, el arribista Onofre Bouvila.
Pese a que el propio Mendoza afirma que no cree que La ciudad de los prodigios “sea ni pretenda ser la novela de Barcelona”, la atracción que sigue generando el libro 34 años después de su publicación es innegable.
Una muestra es la adaptación al cómic que acaba de publicar Planeta, la cual va camino de convertirse en una de las novedades más destacadas de esta atípica temporada editorial marcada por la irrupción del coronavirus.
Su autor es Claudio Stassi (Palermo, 1978), dibujante italiano afincado en Barcelona desde hace más de una década que cuenta en su haber con títulos como Brancaccio, Banda Stern y Por eso me llamo Giovanni.
La génesis del proyecto
Como explica Stassi a Cerodosbé, la idea de adaptar al cómic novela de Mendoza fue una propuesta de su editor en Planeta, David Hernando. “Él me sugirió que leyera el libro, y enseguida vi que era una obra genial, con muchas posibilidades”.
Para el dibujante de la novela gráfica, su trabajo fue relativamente sencillo, ya que la materia prima era excelente
El reto era mayúsculo: capturar en poco más de 200 páginas de cómic la esencia de una novela arrolladora de más de 570. Aun así, el dibujante considera que su trabajo fue relativamente sencillo, ya que la materia prima era excelente. “Es una magnífica novela, muy bien narrada, y con una parte de género negro que funciona muy bien en cómic”, afirma Stassi.
[Para leer más: Una guía para seguir las huellas literarias de Barcelona]
Para llevar a cabo la adaptación, el dibujante se estableció una serie de normas: “Decidí prescindir de un narrador externo, y también evité las onomatopeyas y cajas de texto superfluas. Quise imprimirle a la historia un ritmo lento, y centrarme en las expresiones y miradas de los personajes”.
Lógicamente, Stassi también tuvo que prescindir de varios pasajes de la novela que podían entorpecer el relato, así como introducir cambios en escenas clave en aras de un mayor impacto gráfico.
Libertad creativa
El historietista tuvo carta blanca para hacer estas modificaciones, aunque Mendoza sí que le sugirió cómo debía retratar a Onofre: “Vio mi primer boceto del personaje, y me pidió que le cambiara el rostro y la complexión general”.
Asimismo, el novelista le aconsejó que viera la serie Peaky Blinders. “Me dijo que era lo más parecido a lo que había escrito”. Por eso, no es extraño que el Onofre del cómic recuerde poderosamente a Tommy Shelby, el gánster de la popular producción británica.
Una Barcelona omnipresente
Al igual que sucede en la novela, en el cómic la presencia de Barcelona es insoslayable. “Tenía muy claro que Barcelona es la protagonista, una ciudad que crece y cambia, que avanza hacia el futuro con la llegada del ferrocarril y la industria”.
Onofre, el inmigrante que pasa de repartir panfletos anarquistas a ocupar la cima del poder criminal y financiero, es el eje de la trama, pero, como enfatiza Stassi, “es en la ciudad donde encontramos la clave de todo lo que pasa, lo bueno y lo malo”. Por eso, la capital catalana se asoma por las distintas viñetas, como un personaje más.
[Para leer más: Cinco libros para descubrir otra cara de Barcelona]
Para representar a esta urbe mutante y omnipresente el dibujante tuvo que realizar un trabajo de documentación exhaustivo. “Consulté fotos y filmaciones antiguas, libros…Hablé con historiadores y pude acceder a archivos poco conocidos”.
Eduardo Mendoza le sugirió al autor del cómic cómo debía retratar a Onofre
Empleando una paleta de colores muy limitada, que evoca al tono sepia de las imágenes de época, Stassi ha reconstruido desde las insalubres callejuelas del casco antiguo hasta los extensos solares de un Eixample aún en ciernes.
Las diferentes caras de una Barcelona a caballo entre dos siglos, una ciudad de los prodigios, sí, pero también una ciudad dura y sombría, en la que los buscavidas, empresarios sin escrúpulos y políticos corruptos luchan sin cuartel para imponer su ley.
Fiel a la novela
El resultado final es una obra que intenta mantenerse fiel a la novela, al mismo tiempo que no renuncia a su propia identidad, potenciando la parte más cinematográfica del relato original -que, cabe recordar, ya tuvo su desafortunada versión fílmica en 1999, dirigida por Mario Camus-.
Según precisa Stassi, el propio Mendoza le ha transmitido su satisfacción con el experimento, y ahora será el turno de los lectores. “De momento, las respuestas parecen muy positivas, y el libro está vendiendo bien”, asegura el dibujante, que, cómo no, en la página de agradecimientos de la publicación incluye la inevitable mención a Barcelona, ciudad de novela, y también de cómic.