Revilla culpa a la Aemet de ahuyentar a los turistas
El presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, ha vuelto a expresar, sobre todo a raíz de la pasada Semana Santa, su disconformidad con los partes meteorológicos. Asegura que las predicciones realizadas no se corresponden con el tiempo que hace en la región, lo que el pasado mes de marzo ahuyentó hasta a 60.000 turistas.
El regionalista está en realidad en guerra permanente con la Agencia Estatal de MeteorologÃa (Aemet), asegurando que no diferencia Cantabria –»que tiene un microclima, con cien dÃas al año que hace viento sur e impide la lluvia»- con las otras comunidades del norte: Galicia, Asturias y PaÃs Vasco.
Reivindica el microclima
También ha declarado que, la vÃspera de Semana Santa, recibió las llamadas preocupadas de muchÃsimos hoteleros de la región. En concreto, ha citado al director del Parador de Santillana del Mar, quien le comunicó que «ante las predicciones meteorológicas de todos los telediarios, se le habÃan dado de baja hasta cuarenta reservas».
A pesar de su tono victimista, Miguel Ãngel Revilla ha reconocido que Cantabria tuvo esos dÃas un llenazo –»que hubiera sido todavÃa mayor con otros partes meteorológicos»- y ha insistido en que la Aemet tiene que diferenciar lo que sucede en la cornisa cantábrica: «Con viento sur Galicia es un diluvio y Cantabria, un paraÃso. ¿Es tan difÃcil entender esto?».
La Aemet no se da por aludida
Un portavoz de la delegación de la Agencia Estatal de MeteorologÃa en Cantabria ha respondido a Revilla asegurado que las predicciones fueron acertadas en Semana Santa, por lo que no se sienten ni aludidos ni responsables de ahuyentar a 60.000 turistas.
Los ‘señores del tiempo’ –como los llama el presidente cántabro- insisten en que llevan muchos años haciendo las predicciones en base a métodos cientÃficos y que por supuesto tienen en cuenta el efecto ‘foehn’ que cita Revilla, asà como la orografÃa de Cantabria. «El organismo siempre hace sus partes de forma imparcial, profesional y con rigor, aunque lógicamente podemos equivocarnos algunas veces», concluyen.Â