Cinco platos que sólo podrás descubrir en Malta

Será pequeño en superficie pero Malta es un país con una gran herencia gastronómica, producto de las influencias de África, Asia y Europa, en un punto donde el Mediterráneo es tan oriental como occidental.

Su milenaria historia y su estratégica ubicación en el Mare Nostrum han hecho que Malta sea una pieza ansiada por musulmanes y cristianos, por ejércitos cruzados y turcos, por gobiernos italianos, franceses y británicos.

Con una tierra dura de cultivar pero con un mar generoso, los malteses han sabido sacar el máximo partido a las adversidades y, de paso, aprovechar las influencias que han dejado los sucesivos invasores.

Así se encuentra una tradición gastronómica de sabores intensos y especiados, con un importante protagonismo de la pasta, el arroz y los pescados, pero también de los quesos, la carne de conejo y los pasteles dulces.

Asado de conejo

Según recuerdan en Turismo de Malta, el asado de conejo es el equivalente al pan con tomate o la tortilla de patatas: es un plato sumamente popular y convertido en uno de los íconos gastronómico del país, pero su nacimiento fue producto de la necesidad.

El origen se remonta a una de las tantas hambrunas de la Edad Media, cuando a los habitantes no les quedó otra que salir a cazar conejos silvestres para poder tener algo de carne en sus dietas.

La llegada de los Caballeros de la Orden de San Juan, que tomaron el control de las islas de Malta, Gozo y Comino en 1530 puso límites a las cacerías indiscriminadas.

Actualmente este asado, llamado stuffat tal-fenek se cocina como guiso, acompañado de patatas, guisantes, cebollas o zanahorias, orégano, laurel, ajo, aceite de oliva y con un caldo de carne al que se le añade vino tinto.

Pastizzi

Cuando en el último viaje a Malta hicimos una parada en los jardines de Jorge V en la capital La Valetta pudimos probar los pastizzi, seguramente el aperitivo más popular de este país mediterráneo.

Los tentempiés más populares son los pastizzi, pastelitos de hojaldre de origen turco y rellenos de ricota o pasta de guisantes

Son pastelitos de hojaldre de origen turco, rellenos de ricota o pasta de guisantes, aunque también hay de verdura o carne, que se usan tanto para desayunar como para merendar.

Se recomienda comprarlos en las pastizzerias especializadas en su elaboración, como en la popular Crystal Palace, un bar tradicional de la localidad de Rabat, donde estas crujientes preparaciones prácticamente vuelan cuando salen del horno.

Timpana

En los puestos callejeros de Mdina o La Valleta se pueden probar las timpanas, que son como los macarrones de toda la vida, pero rellenos y con una salsa que es un despliegue de ingredientes.

La cobertura lleva una salsa de carne picada de res y cerdo, hígado de pollo, tocino y huevos duros y van cubiertos con queso parmesano, gouda, ajo, tomate, pimienta y una capa de hojaldre.

Y además, es de lo más económico.

Lampuki

El lampuki es el dorado que abunda en el Mediterráneo, al que se lo suele capturar en el otoño, y que se ha convertido en el pescado más popular de la cocina maltesa.

Hay varias formas de comerlo: a la brasa, al horno o como pastel de hojaldre con verduras, adobado con hierbas aromáticas y vino blanco.

El puerto de Marsaxlokk es, seguramente, el lugar indicado para probarlo, sobre todo si está recién capturado. Allí hay pequeñas tabernas hasta elegantes restaurantes como La Regia, que lo preparan de maravilla.

Imqaret

Otro legado que ha dejado la influencia árabe en Malta es el imqaret, un pastelito de hojaldre frito relleno con una combinación de dátiles, especias y cítricos, recubierto de miel y que se sirve caliente, aunque para equilibrar se lo suele acompañar de helado.

Se lo puede degustar tanto en restaurantes como en paradas callejeras, sobre todo en días de festividades populares.