Amazon dice que “los libros electrónicos no son libros”

La filial española los considera “servicios” y, gracias a ello, ahorra el 18% en impuestos

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El crecimiento de Amazon España, que inauguró operaciones en Madrid hace apenas un año y medio, no tiene precedentes en Europa. Cuenta con 600 trabajadores y 32 millones de productos físicos en su almacén de 32.000 metros cuadrados. La facturación es, sin duda, millonaria. En su día de mayor actividad, el 26 de diciembre de 2012, la compañía envió 43.000 productos por hora. Y espera registrar este año un crecimiento exponencial. El centro logístico de San Fernando de Henares (Madrid) no descansa las 24 horas. Pero todo el despliegue de buenos resultados prácticamente no se traduce en impuestos en España.

El director de la filial española reconoce que Amazon tributa poco en el país. “Declaramos en España el IVA de los libros físicos, pero el de los digitales lo pagamos en Luxemburgo. No consideramos que los libros electrónicos sean libros sino servicios”, explica el director de Amazon.es, François Nuyts, a Economía Digital.

Del 21% al 3%

El libro electrónico tributa en España al 21%, a diferencia de Luxemburgo (sede europea de Amazon) donde se ubica en el 3%. Al ser considerado un servicio, el libro electrónico paga impuestos en el país donde se emite. Amazon ha decidido que sus descargas en Europa se generen, precisamente, en Luxemburgo. Hasta ahora, la multinacional ha querido mantener en secreto su facturación en España.

La multinacional ha ejecutado una inversión millonaria en Madrid con una velocidad comparable a la de los trabajadores de sus centros logísticos que sólo disponen de dos segundos para detectar si un producto tiene algún defecto. La rapidez está presente en todos los procesos. Un programa informático decide, en un segundo, qué empresa de envíos llevará el paquete más rápido y a menor coste: Seur, Correos, UBS o MRW.

“No ganamos tanto dinero”

Toda esta inversión tecnológica y de infraestructura, que la compañía tampoco quiere cuantificar, le ha permitido, hasta ahora, no registrar beneficios. “No ganamos tanto dinero porque invertimos mucho en el centro logístico”, explica el director de Amazon.es. El año pasado la empresa declaró unas pérdidas de 54.000 euros por sus operaciones en España.

Pero el idilio fiscal de Amazon.es tiene sus días contados. La situación impositiva cambiará para todas las empresas que se han instalado en Luxemburgo y Francia aprovechando las ventajas que ofrecen ambos territorios a los libros electrónicos. A partir de 2015, por orden de la Unión Europea, deberán facturarlos en el país del comprador y con el impuesto que corresponda.

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