Dr. Josep Allué Creus: “El cannabis medicinal es un medicamento”

En los últimos años, la conversación en torno al cannabis ha dejado de ser un tema tabú para convertirse en un debate sanitario, científico y social de primer nivel. Y es que la palabra “cannabis” ha pasado de asociarse únicamente al consumo recreativo —hachís, marihuana, cigarritos “de la risa”— a incluir un universo mucho más amplio que incorpora investigación, evidencia clínica y aplicaciones terapéuticas.

En un nuevo episodio del podcast de Salud de Economía Digital, abordamos junto al doctor en Farmacia Josep Allué Creus, vocal de plantas medicinales del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, el punto más candente del debate: el papel del cannabis medicinal en la mejora de ciertas patologías y los avances —y frenos— regulatorios que condicionan su uso en España.

“El cannabis medicinal es un medicamento, no hay discusión”

Así de tajante se muestra Josep Allué Creus desde el inicio. Para el farmacéutico, no se trata de opiniones ni percepciones: la clasificación legal lo confirma. El Real Decreto español reconoce los “preparados oficiales” elaborados a partir de la planta Cannabis sativa como medicamentos, del mismo modo que las fórmulas magistrales o los fármacos industriales.

La clave, explica el profesor, está en la diferenciación:

Cannabis medicinal: uso terapéutico controlado, estandarizado y supervisado.
Cáñamo industrial: material para tejidos, papel… sin finalidad terapéutica.
Uso recreativo: consumo adulto con efectos psicotrópicos, ligado al THC.

Una separación que, según Josep Allué Creus, se ha diluido peligrosamente en el imaginario popular debido a la confusión mediática, las imágenes de incautaciones policiales y la proliferación de productos cosméticos con CBD que no tienen indicación médica. “Los cosméticos no pueden alegar efectos terapéuticos. No tratan el dolor. La publicidad es otra historia”, lamenta.

España: potencia productora… y a la vez restrictiva

Paradójicamente, explica Josep Allué Creus, España es uno de los países con mejores condiciones para el cultivo del cannabis medicinal: clima mediterráneo, experiencia agrícola y producción legal de primer orden en Europa. “El problema no es que la planta no crezca bien. Es que su regulación es extremadamente estricta”, advierte.

Actualmente, el marco legal aprobado este verano permite la prescripción de cannabis medicinal solo en hospitales y solo para casos específicos: pacientes cuyo tratamiento estándar no es efectivo o aquellos que presentan efectos secundarios importantes, como los derivados de la quimioterapia (náuseas, vómitos, pérdida de apetito) o el dolor crónico refractario.

Pero esta ventana, aunque positiva, es mínima.

La farmacia hospitalaria, un cuello de botella

El decreto que la ministra de Sanidad, Mónica García, ha defendido como un paso adelante, establece que la dispensación debe hacerse exclusivamente en farmacias hospitalarias. Esto supone un obstáculo logístico enorme.

“Estamos hablando de pacientes crónicos, muchos con movilidad reducida, que viven en zonas rurales. ¿De verdad deben recorrer 80 kilómetros cuando tienen una farmacia al lado?”, cuestiona Josep Allué Creus.

Durante la pandemia y en emergencias como la riada de Valencia, las farmacias demostraron su capacidad para garantizar el acceso a la medicación en condiciones extremas. “Ningún paciente se quedó sin medicamentos”, recuerda el profesor. Entonces, ¿por qué no aprovechar esa red para el cannabis medicinal?

Un potencial terapéutico avalado por la evidencia

Ayucreus insiste en que el debate ya no es científico, sino social y formativo. La evidencia existe:

Eficacia en dolor crónico resistente a opioides.
Menor riesgo de dependencia en comparación con tratamientos opioides tradicionales.
Alivio de náuseas y vómitos derivados de quimioterapia.
Aplicaciones en patologías gástricas, según estudios publicados por el propio Ayucreus en revistas internacionales.

Sin embargo, mientras el CBD y el THC siguen confundiéndose en el discurso público, miles de pacientes siguen acudiendo a canales no regulados o comprando fuera de España. El Observatorio Español de Pacientes estima que más de 200.000 personas podrían mejorar su calidad de vida con acceso regular a tratamientos con cannabis medicinal.

Formación: la asignatura pendiente

El mayor reto, según el profesor, no está en la investigación —que avanza a buen ritmo en instituciones y congresos internacionales— sino en la formación profesional.

“Médicos, farmacéuticos, enfermeros… nadie ha sido formado en cannabis medicinal. Lo que hace falta es conocimiento”, subraya Josep Allué Creus. Por ello, los colegios profesionales, como el de Farmacéuticos de Barcelona, insisten en incluir el cannabis medicinal en sesiones formativas y en los principales congresos, como Infarma Madrid.

La población, añade, también debe ser informada para diferenciar correctamente usos, beneficios y límites del cannabis medicinal frente al uso recreativo. “No se puede banalizar el uso de un medicamento ni confundirlo con una droga de abuso”, señala, respondiendo a críticas de algunos sectores sanitarios que temen que normalizar el cannabis medicinal “abra la puerta” al consumo recreativo.

Una puerta abierta, pero a medio camino

El cannabis medicinal ya ha sido reconocido legalmente en España. La puerta está entreabierta, pero el camino sigue lleno de obstáculos.

Para Ayucreus, el avance es real, aunque insuficiente. “Hemos abierto el camino. Solo con reconocer legalmente la actividad terapéutica del cannabis ya se ha dado un paso enorme”, asegura.

A partir de ahora, todo dependerá de:

La voluntad política.
La formación sanitaria.
Y la demanda social, que ya es muy significativa.

Mientras tanto, la comunidad farmacéutica continuará investigando, divulgando y presionando para que el cannabis medicinal deje de ser una herramienta terapéutica restringida a unos pocos y se convierta en un recurso accesible y regulado para quienes realmente lo necesitan.