Eroski entrega la marca Caprabo a la banca

La cadena de supermercados vasca devalúa el valor de su filial catalana después de otro ejercicio con las ventas y el beneficio por debajo de lo esperado

El exterior de uno de los supermercados de Caprabo, propiedad de Eroski.

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Caprabo da la enésima mala noticia a Eroski. Los problemas financieros de la compañía vasca nacen con la adquisición de la compañía catalana por más de 1.000 millones hace más de una década. Y desde entonces los disgustos no cesan. En el último ejercicio, los resultados volvieron a ser peor de lo esperados, por lo la cooperativa que tuvo que rebajar el valor de la filial y hasta entregó la marca a la banca para conseguir refinanciar su deuda de 1.500 millones de euros.

Las cuentas del grupo que preside Agustín Markaide revelan que en 2019 se vio obligada a devaluar Caprabo desde los 504 millones hasta los 351 millones de euros, muy lejos de los 1.125 millones de euros que pagó entre 2007 y 2012 para hacerse con la cadena de supermercados. La razón: una sangría de ventas que no se detiene y que año tras año golpea los resultados de la firma.

Caprabo comunicó el pasado viernes que sus ventas cayeron un 13% hasta los 790 millones de euros. El descenso, en parte se explica porque la compañía que desde marzo dirige Edorta Juaristi cerró 29 tiendas y solo abrió 12, quedando en 297 establecimientos entre propios y franquicias.

Eroski degradó el valor de Caprabo desde los 504 millones hasta los 351 millones

La cifra quedó muy lejos de lo esperado por su matriz que esperaba un crecimiento del 2,8% like for like –es decir, sin contar la reducción de metros cuadrados–. No obstante, la subida solamente fue del 2,5%; un porcentaje incluso inferior a la subida del Producto Interior Bruto (PIB) español, que fue del 2%.

Por ello, el Ebitda de la firma catalana fue peor de lo esperado, incluso dentro de los márgenes que Eroski deja ante imprevistos. La empresa considera que si el resultado bruto es un 5% inferior al presupuestado entra de los márgenes, pero Caprabo no llegó ni siquiera a tal porcentaje de caída.

Con ambos factores en la mano, la cooperativa optó por devaluar su participación en la filial. La rebaja se justifica por el descenso de las ventas, que recortó en 130 millones su aprecio por la sociedad, y la caída del Ebitda, que lo rebajó en otros 29 millones. Así, el valor en libros del fondo de comercio cayó desde los 504 millones hasta los 351 millones de euros.

Eroski entrega Caprabo a la banca

Caprabo se consolida así como el principal problema de Eroski después de que el año pasado lograse refinanciar 1.503 millones de euros con su pool bancario, formado por Banco SantanderBBVACaixabankBanc Sabadell y Bankia. El acuerdo no fue para nada fácil y solo se cerró después de la mediación del Gobierno vasco, apuntaron varios medios en su momento.

Así, Eroski tuvo que hipotecar las marcas Caprabo y Eroski como garantía ante las entidades en caso de producirse impagos, admite la matriz en sus cuentas anuales. Para evitarlos, el horizonte se antoja medianamente despejado hasta 2024, cuando deberá afrontar la devolución de 739 millones de euros.

Los nombres comerciales se unen a las filiales que el grupo puso como garantía. Bajo el paraguas de Cecogoico, la compañía vasca colocó tanto a Caprabo como a la cadena deportiva Forum Sport, la división de Baleares (la más rentable) o su participación en Vegalsa. La banca tendrá así la posibilidad de “convertir una parte de la deuda pendiente por las participaciones (…) considerando a efectos el valor calculado por expertos independientes”, añade antes de asegurar que las entidades no podrán adquirir las sociedades por un precio inferior al mercado.

Lo que sí es seguro es que las filiales de Eroski verán en los próximos años como nuevos socios entran en su capital. Tras sellar el pacto con las entidades, el grupo de distribución se puso manos a la obra para abrir el accionariado de estas sociedades a nuevos inversores. En la presentación de resultados de 2018 ya explicó que buscaría nuevos compañeros tras la reestructuración societaria.

El plan se plantea a cinco años vista y, si bien está todavía en fase inicial, ya están claras algunas de las ideas que la compañía vasca tiene sobre la mesa. La mayoría ya las planteó en conversaciones informales con BBVA, la entidad de confianza de la cadena de distribución. El conglomerado está abierto tanto a socios que tomen la mayoría como minoritarios y no distinguirá entre aliados industriales y fondos de inversión.

El historial de disgustos de Eroski con Caprabo

La carpeta Caprabo fue uno de los principales escollos para que Eroski y la banca llegaran a un acuerdo para refinanciar una deuda de 1.540 millones de euros. Las entidades de crédito querían que la cooperativa vasca se deshiciera de la compañía, a lo que Agustín Markaide, su presidente, se negó rotundamente. Finalmente, el pacto no incluyó la obligatoriedad de vender la empresa, aunque sí parece probable que se necesiten varias desinversiones para poder cumplir con los requisitos firmados con Banco SantanderBBVACaixabankBanc Sabadell y Bankia.

A los pocos meses, se entendió el motivo de la obcecación de las financieras. Al hacer públicos sus resultados de 2018, Caprabo reveló unas pérdidas de 5 millones de euros y una caída de la facturación del 8% hasta los 912 millones de euros. Además, se vio obligada a reducir su red de establecimientos desde los 330 hasta los 320.

El inicio de los males, eso sí, se remonta al mismo momento en el que Eroski compró la empresa catalana: el 75% en 2007 y el 25% restante en 2012. El conglomerado pagó entonces 1.125 millones de euros, pero la llegada de la crisis desplomó las ventas de la adquisición en un 50%. Desde entonces no se recuperaron, por lo que jamás pudo recuperar la inversión inicial, hecho que provocó la delicada situación financiera que el grupo vive desde entonces.

En 2015 se vio obligado a firmar una primera refinanciación con los bancos tras años en números rojos y después de vender varios activos inmobiliarios. Con fecha de caducidad en 2019, el pacto se renovó tras, según varios medios, la intervención del propio Gobierno vasco en las negociaciones.

 

Carles Huguet

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