Foment defiende a la empresa, ¿y el resto de patronales?

Gay de Montellà se ciñe a las revindicaciones del tejido empresarial para generar crecimiento económico

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Las expectativas se generan. El túnel puede ser muy largo, pero si alguien levanta el dedo y afirma que ya se ve la luz, la dinámica de una sociedad en una misma dirección acorta el camino. Claro que para que sea efectivo no se puede caer en falsas ilusiones. Pero generar expectativas ayuda a que sean reales. Los empresarios asumen que esa es una de sus mayores responsabilidades. Y Foment, la patronal más importante de Catalunya, también la más vieja y la menos predispuesta –a priori– a los cambios, ha querido ejercer ese papel.

Su presidente, Joaquim Gay de Montellà, clausuró este jueves el acto que quería organizar y pudo, finalmente, convocar. Se refirió a medidas concretas, a la necesidad de facilitar el crédito; reclamó ayudas a la internacionalización –la gran llave para salir de la crisis–, y apostó por fijar objetivos menos rígidos para reequilibrar las cuentas públicas. Y todo lo que Foment defendió en el auditorio del viejo edificio de Foment en la Via Laietana lo podía haber suscrito hasta el empresario más chic con camiseta de topos del barrio del Born de Barcelona.

La apuesta de la Junta de Foment

Pero en el acto no estaban los representantes de Pimec, ni de la Cambra de Comerç. Sus presidentes, Josep González y Miquel Valls, no querían participar de una iniciativa, quizá, demasiado personalista por parte de Joaquim Gay de Montellà. Aunque no tanto por el propio dirigente patronal, que ha reconocido algún error en el proceso de convocatoria del evento, sino porque era Fomento, con toda su Junta, la que había decidido que sí, que era necesaria alguna manifestación empresarial que no estuviera tan condicionada por el debate político catalán, marcado –se quiera o no, y lo estará por mucho tiempo–, por las exigencias soberanistas.

Lo dijo el propio Gay de Montellà, al asegurar que no son momentos “para desentenderse”. Pero el debate político es de tal intensidad que ha llegado a ensombrecer realidades evidentes. Otro de los presentes, y no menor, fue Manel Fuentes, el periodista que dirige Els Matins de Catalunya Ràdio. Fuentes ironizó sobre las bajas del acto, y aseguró que hubo gente que le dijo, por su bien, que renunciara a presentar el evento.

“Todo cambia, y muy rápido”

Y es cierto que Foment, aunque los postulados expuestos este jueves puedan ser un denominador común de todo el tejido empresarial, no es una patronal que se pueda caracterizar por su gran modernidad. Gay de Montellà aseguró que la sociedad catalana está ante “un escenario nuevo, absolutamente ilusionante para un empresario, porque mientras parece que no cambia nada, todo está cambiando, y lo hace, además, muy rápido”.

Esa frase, pronunciada en un contexto económico, sobre la necesidad de potenciar las exportaciones, pensando en que el mercado es el mundo entero, Foment es consciente de que se la deberá aplicar a su propia organización. Es lo que le reprochan muchos empresarios, que, al margen de las ideologías, no se sienten representados por dirigentes patronales que forman parte, durante demasiados años, del establishment catalán y español.

La presión de los soberanistas

Precisamente, los más activos, generacionalmente más jóvenes, muy presentes en las redes sociales, y decididamente independentistas porque creen que sólo cambiando las estructuras de poder tendrán más instrumentos para el crecimiento económico, son los que más han criticado el acto de Foment. Algunos asociados al Cercle Català de Negocis (CCN) quisieron asistir al acto. Y la crítica se centró en el “aburrimiento” del evento, porque, “no ofreció soluciones”, como apunta el empresario Jordi Roset.

Pero ellos, sean en estos momentos representativos o no, le han dado carácter de naturaleza a sus reivindicaciones, al influir –se quiera o no– en la decisión de Pimec o de la Cambra de Comerç de no participar en el acto empresarial.

Los asistentes, socios de Foment, de mediana edad y también de avanzada edad, salieron sastisfechos. “Es un acto que se debía hacer”, era la respuesta más común tras la última intervención de Gay de Montellà.

Espíritu emprendedor

Uno de los jóvenes, el presidente de Aijec, Marc Bonavia, de 36 años, cuya intervención se basó en las dificultades de todo tipo que tiene un emprendedor para sacar adelante su propio negocio, evidenció el problema que vive Catalunya. Aseguraba, a la salida del acto, que la política “no lo puede invadir todo”. Pero lejos de aquel latiguillo de Franco, “haga como yo, y no se meta en política”, Bonavia se refería a la necesidad de solucionar cuestiones concretas, agilizar la administración, ser eficaz, promover valores para animar el espíritu emprendedor. Y todo ello depende, en gran medida, de una administración como la autonómica.

Pero la realidad es la que es. En las puertas de Foment, los camiones de los Mossos blindaban la entrada. Un grupúsculo de un centenar de personas, con estelades, gritaban en contra de los empresarios de Foment, por su apuesta por el pacto fiscal, que no surgió en el acto. Y todos los asistentes, salieron por la puerta de servicio, como si se hubiera tratado de una reunión clandestina.

Los asociados y representantes de Pimec y de la Cambra de Comerç no lo hicieron. Sus valores se defendieron en el auditorio de Foment, pero no los quisieron escuchar en directo.

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