La internacionalización de las constructoras españolas se desmorona

Sacyr deja a medias las obras del Canal de Panamá, la bancarrota del socio de Acciona dispara las alarmas en Brasil y la deuda de la filial alemana de ACS pone en aprietos a Florentino Pérez

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La expansión internacional de las constructoras españolas hace aguas en los principales mercados conquistados en los últimos años. Lo más estruendoso ha sido el revés de Sacyr en el Canal de Panamá, que después de una oferta muy agresiva para lograr las obras de ampliación de la principal obra civil del continente, ha paralizado la construcción por problemas de sobrecostes. Pero no es el único caso.

Acciona, que ganó en octubre el contrato para la construcción del metro de Fortaleza, en Brasil, y que prácticamente ha finalizado el principal puerto del país, a 300 kilómetros al norte de Río de Janeiro, enfrenta graves dificultades. Su socio, el polémico Eike Batista, aficionado a los coches de último modelo y a las fiestas con supermodelos y estrellas del fútbol, está abocado a la quiebra.

La empresa OGX, que contrató a Acciona para el diseño y la construcción del puerto, enfrenta un profundo endeudamiento y no puede asumir los compromisos con proveedores ni con los tenedores de bonos. Las acciones en bolsa cayeron casi el 100% en 12 meses. Ahora la compañía, que incumple pagos desde finales de octubre, deberá someterse a un proceso judicial para intentar reestructurar sus finanzas.

ACS se asfixia en Alemania

Con la internacionalización emprendida durante los últimos años, las constructoras españolas también han exportado sus males. La alemana Hochtief, en la que entró ACS antes del inicio de la crisis, en 2007, ha sido contagiada por el virus de las astronómicas deudas, un mal que aqueja a la empresa de Florentino Pérez.

Desde que Pérez tomó el control de la mayoría accionarial de la compañía, en 2010, con el 51% de las acciones, la filial de ACS ha experimentado un rápido hundimiento. Hochtief, que disfrutaba de cuentas saneadas hasta la entrada de los socios españoles, ha pasado de tener una deuda de 1.000 millones a finales de 2011 de euros a 2.300 millones el año pasado.

La empresa ahora prepara un extenso plan de desinversiones que comenzó con la venta de la división de aeropuertos.

Los tropiezos de OHL

La constructora presidida por Juan Miguel Villar Mir también enfrenta problemas fuera de España. El último es un conflicto que acaba de abrir con Ineco, la empresa pública aglutina a las empresas españolas y que lidera el proyecto del AVE de La Meca. OHL acusa a Ineco de apropiarse de los primeros pagos desembolsados por el proyecto.

OHL también mantiene otros frentes abiertos internacionales. Uno de ellos es una demanda interpuesta por el multimillonario Carlos Slim para reclamar los daños producidos cuando presuntamente OHL México cortó los cables de fibra óptica durante la construcción de una carretera de circunvalación en la capital mexicana, similar a la M-40. El corte dejó sin cobertura a parte de la ciudad y ahora Telmex ha calculado daños de 30 millones de euros.

OHL también abrió un frente judicial para reclamar el cobro por la construcción del mayor centro de convenciones de África, inaugurado en Orán, Argelia, en 2010. El proyecto, calculado inicialmente por 400 millones de euros, se disparó con modificaciones solicitadas por el adjudicatario. La empresa reclama otros 95 millones de euros.

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