La pequeña agencia de brókers catalana que desafió a Sandra Ortega

PharmaMar culpa a la agencia Futurinvest de hundir sus acciones entre octubre de 2015 y enero de 2016, cuando cayeron el 46%

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En otoño de 2015 todo parecía andar bien para PharmaMar. Participada al 5% por Sandra Ortega, la mujer más rica de España, la firma gallega acababa de introducir el fármaco Yondelis en Estados Unidos tras su aprobación por la FDA. Sin embargo, la cotización de la compañía se derruyó un 46%. Y en la cúpula tienen claro quién fue el culpable: la agencia de brókers catalana Futurinvest.

Como explicó Economía Digital este martes, la cotizada presentó dos denuncias ante la CNMV y un contencioso administrativo en la Audiencia Nacional bajo la acusación de “manipular el mercado” al “observar en la mayoría de casos un patrón muy similar en la evolución de la cotización del valor, así como un patrón de operativa, consistente en la compra y venta del mismo número de acciones durante la sesión”.

Según ha podido averiguar este medio, las operaciones a corto plazo son una de las especialidades de esta promotora inmobiliaria reconvertida a agencia. Los movimientos habituales de Futurinvest se abren y cierran en un solo día, con periodos de tiempo que pueden llegar a los pocos minutos.

Al frente de la compañía aparece Carlos Masip Soler, dedicado al sector inmobiliario durante los años de la burbuja. Ahora su actividad se centra en las acciones de empresas con intereses en Estados Unidos y en la inversión en renta fija americana. Al acceder PharmaMar a Estados Unidos con Yondelis, esta podría haber saltado en su radar.

Futurinvest llegó a poseer el 5,6% de Amci Habitat, la inmobiliaria de Agrupació Mútua

La firma acumula un patrimonio de 6,5 millones de euros y cerró el ejercicio 2016 –el último disponible en el Registro Mercantil– con unas ganancias de 158.916 euros. Su rastro en Internet se limita a una página web en construcción y varias operaciones realizadas a finales de los años 90 y principios de los 2000.

La más mediática fue la adquisición del 5,6% de la inmobiliaria Amci Habitat, por lo que Masip ganó un asiento en el consejo. La firma propiedad en un 70,4% de Agrupació Mútua presentó concurso de acreedores en 2011 y terminó por quebrar en 2013 con más de 100 millones de deuda.

A pesar de virar el negocio hacia la inversión bursátil, la compañía no aparcó la actividad inmobiliaria, aunque también le persiguió el conflicto. Según consta en las actas del Ayuntamiento de Cambrils (Tarragona), la empresa fue llevada a juicio por el consistorio por la falta de una licencia en la rehabilitación de una vivienda en 2011.

El juzgado de lo contencioso administrativo número 17 de Barcelona estimó el recurso de la compañía y anuló el decreto de la alcaldía declarando que las obras eran legalizables si introducían ligeras modificaciones. La administración recurrió el fallo, pero el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya dictó sentencia a favor de la sociedad.

La guerra entre Futurinvest y PharmaMar

Tanto la CNMV como la Audiencia Nacional desecharon las denuncias de PharmaMar contra Futurinvest y ambas archivaron la petición de la empresa presidida por José María Fernández de Sousahermano del procesado expresidente de Pescanova

El fallo del tribunal concluye que no existen indicios de manipulación en las maniobras de la agencia. A pesar de que operó con mucha frecuencia con los títulos de la farmacéutica, el valor también cayó en las jornadas en las que la empresa catalana se abstuvo o «fue netamente compradora».

La Sala añade que Futurinvest «no concentró un volumen relevante de las ventas», que se movió alrededor del 6,89% y sólo en dos sesiones llegó al 25%. “Futurinvest mantuvo una posición larga durante la práctica totalidad del período de análisis lo que dificulta la consideración de que este titular pudiera estar tratando de manipular la negociación”, dice textualmente el magistrado.

Además, el juez señala que la agencia incurrió en pérdidas con sus movimientos con Pharmamar. No sirvió el informe pericial elaborado por Abencys. «Advierte un comportamiento especulativo del inversor, pero sigue considerando que este mantuvo una línea compradora y que inclusó sufrió pérdidas», zanja. La única opción que resta para la participada por Sandra Ortega es recurrir el fallo ante el Tribunal Supremo.

Carles Huguet

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