La plantilla de Nissan Barcelona bloquea la producción para Mercedes

Los trabajadores dirigen la huelga a una planta satélite que fabrica los componentes necesarios para ensamblar el modelo comprometido

Trabajadores de la fábrica Nissan en la Zona Franca de Barcelona en una protesta frente al consulado japonés. EFE/Andreu Dalmau

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La plantilla de Nissan en Barcelona paraliza la actividad en la fábrica de la Zona Franca. La huelga indefinida convocada para este 4 de mayo, la fecha en la que la instalación debía retomar la actividad tras el parón obligado por el coronavirus, surgió el efecto deseado y la instalación no ensamblará el pedido de 1.700 pick up que arrastra con Mercedes

Los sindicatos viraron el sentido original del paro. Si en un principio la protesta se extendía tanto en el centro principal –la de Zona Franca– como a los satélites de Sant Andreu y Montcada, finalmente solamente los trabajadores de la última secundaron la huelga. No obstante, al fabricar piezas imprescindibles para el funcionamiento de la planta madre, la actividad se paralizará por completo en las próximas horas, cuando se termine el stock.

A cambio, los empleados de las plantas que no siguieron el paro crearon una caja de solidaridad para la plantilla de la fábrica de Montcada.

De este modo, el comité de empresa logrará el objetivo de paralizar la producción de las 1.700 Mercedes Clase X que el centro catalán ensambla para el fabricante alemán. Además, el parón de la fábrica de piezas también supondrán un prejuicio para Renault, pues la instalación elabora una quincena de componentes para la Renault Kangoo.

La fábrica de Nissan en Barcelona opera solamente al 27% de su capacidad

Los sindicatos cumplen así con su amenaza tras conocer las proyecciones para volver a trabajar en la planta –la mayor que tiene en el país y la única que ensambla coches–. La filial del gigante japonés pretendía reabrir solamente con una línea de producción para cumplir con los pedidos pendientes de Mercedes, un vehículo que dejará de elaborar en mayo, y volver a cerrar cuando terminara con las unidades.

La fábrica de Nissan en la Zona Franca se encamina hacia una muerte anunciada al operar solo al 27% de su capacidad. Las cifras entre enero y marzo presentadas a finales de abril revelan una caída del 38% respecto al mismo trimestre del año anterior. 

Por ello, la plantilla espera una decisión que el presidente de Nissan Europa, Gianluca De Ficchy, aseguró que llegaría antes del verano. Y con el oscuro horizonte que se vislumbra, los trabajadores no quieren cumplir con un pedido de pick up de Mercedes y luego volver a casa hasta nuevo aviso.

El problema de Nissan es europeo

El problema de los trabajadores de Nissan Barcelona es que la fábrica catalana es una pieza muy pequeña en el complicado ecosistema de la empresa japonesa. El grupo hace meses que se replantea su presencia en Europa, donde las ventas no dejan de caer año a año a pesar del éxito del Nissan Qashqai.

Bloomberg ya informó en octubre que el fabricante sondeaba deshacerse de sus centros productivos en Europa ante la crisis que la azota en el territorio, donde la caída de ventas en 2019 rondó el 20%. La estrategia sería centrarse en las plantas asiáticas mientras su socio Renault se encarga de las instalaciones europeas.

Sin embargo, la decisión no está clara ni en las oficinas de Nissan en Tokio. En febrero, el Financial Times desvelaba otro de los planes que estudia el fabricante: aprovechar los aranceles que el brexit supondría para la importación de coches hechos en la Unión Europea para centrarse en el mercado británico gracias a un posible tratado de comercio entre el Reino Unido Japón. La apuesta por el archipiélago vendría de la mano de una retirada en la capital catalana.

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Carles Huguet

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