La Tagliatella se hunde fuera de España

La cadena cierra sus restaurantes en Estados Unidos, China e India. Los únicos supervivientes de su expansión internacional, franceses y alemanes, se ahogan en deudas

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La cadena de comida italiana La Tagliatella, que nació en Cataluña y que inició un proceso agresivo de internacionalización en 2011, ha fracasado de forma estrepitosa fuera de España.  

La marca creada por el catalán Juan Manuel Chacón y hoy propiedad de la cadena polaca Amrest, ha cerrado sus seis restaurantes en Estados Unidos, cuatro en China y dos en India. De los cinco que abrió en Alemania ya han quebrado tres y de los 11 en Francia uno tuvo que cerrar sólo nueve meses después de su inauguración, según han explicado fuentes cercanas a la compañía.   

La multinacional, reconocida por la buena calidad de sus pastas y pizzas, ha exportado el modelo de negocio basado en las cuentas de explotación de España. Pero los cálculos locales no han funcionado en el resto de países.  

Proyección equivocada  

«Han subestimado los costes de personal, que en Francia, incluidos los gastos de Seguridad Social, son entre 35% y 45% más elevados que en España», explica un franquiciado francés aquejado por las pérdidas y los números rojos.  

«Los costes operativos son muy superiores al que nos habían dicho. El gasto de la comida supera el 30%. El de lavandería de manteles y pañuelos de tela en España es del 1,5% pero no calcularon que en Francia se dispararía hasta el 3%», añade el dueño de un restaurante La Tagliatella.  

En Francia, la cadena gestiona cuatro restaurantes propios, mientras que cinco franquiciados llevan seis establecimientos. Sólo uno de ellos, según explican los afectados, se mantiene en beneficios. La razón es que su local es propio y no paga alquiler. «Si fuese alquilado, estaría en pérdidas como todos», añaden.  

Los franquiciados franceses han comenzado un enfrentamiento con la central debido a los malos resultados. Aunque la comida es calidad y tienen una clientela aceptable, los números no cuadran. Deben pagar un coste operativo mucho más elevado que en España y, además, asumir royalties del 5% de la facturación cada mes.      

El resultado se traduce en pérdidas de hasta 300.000 euros al año para unos locales que superan, de inversión inicial, medio millón de euros. La creciente molestia de los franquiciados ha hecho que la cadena comience a ceder en algunos puntos que hasta ahora eran inamovibles.  

Pequeños cambios  

Amrest ha aceptado que los restaurantes prescindan de pañuelos de tela, que disparaban el gasto de lavandería. La medida ha hecho que este coste se reduzca del 3% al 1% del total.  

La cadena hasta ahora no se ha adaptado a los gustos locales. Había entendido que el modelo español, donde cuenta con 190 restaurantes, era el idóneo. Pero últimamente comienza a hacer cesiones y en Francia ha creado un menú para verano y otro para invierno con productos adaptados a la temporada.  

Ningún franquiciado se ha quejado de la calidad de la comida. De hecho, todos estaban encantados con la oferta gastronómica cuando entraron, pero están convencidos de que el modelo de franquicia no funciona fuera de España.  

Al principio, la compañía explicaba que la crisis económica hacía que las previsiones no se ajustaran, pero después comenzó a trasladar la responsabilidad a los franquiciados. El modelo de pizzas y pastas creado en España hace aguas al cruzar la frontera.

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