Las cementeras se transforman en incineradoras para capear la crisis

Las productoras de cemento encuentran un negocio doblemente rentable: reciben dinero por quemar basura que utilizan como combustible y material aglutinante. Las plataformas vecinales alertan de un aumento de agentes tóxicos y altamente contaminantes

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Las grandes fábricas de cemento de España están cambiando sus procesos de producción para convertirse en incineradoras de basura. La quema de residuos, especialmente de los procedentes de depuradoras, es cada vez más utilizada para obtener combustible y material aglutinante.

Con la incineración de residuos, las cementeras obtienen un doble beneficio. Por una parte, reciben dinero por procesar los restos de basura y, por otra, ahorran en combustible y materia prima. Es un creciente negocio de la que no escapa prácticamente ninguna cementera en España.

El debate de políticas de residuos, tratado desde enero pasado en el Senado, ha abierto la puerta a la incineración como método para reducir el uso de los vertederos. España debe dirigir sus políticas hacia el cierre de los vertederos, según ha explicado a este diario Vicente Aparici (PP), portavoz de la Comisión de Medio Ambiente del Senado. Y para ello, según el portavoz, tendrá que imitar modelos como Noruega o Dinamarca, con niveles de incineración superiores a los de España.

Negocio atractivo, resultado dudoso

La adquisición de basura puede suponer un ingreso para las cementeras de diez euros por tonelada. Esto hace que la materia prima sea altamente rentable para las plantas que adquieren el combustible y el material con beneficios. Las cementeras consultadas por este diario han negado a pronunciarse sobre los beneficios económicos empresariales y los perjuicios ambientales colectivos que ocasiona la práctica surgida al calor de la crisis del ladrillo.

El nuevo esquema ha levantado la ira vecinal que denuncia aumento de contaminación y de agentes tóxicos en el aire. «Es un negocio tan lucrativo como contaminante. La actividad genera dioxinas y mercurio perjudicial no sólo para los vecinos sino para todo aquel que compre y esté expuesto ese tipo de cemento», explica José Luis Conejero, miembro de la plataforma contra la incineración en la cementera de Montcada i Reixac (Barcelona).

Cemento «ecológico»

La fábrica de Cementos Molins, ubicada en Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), ha informado a la Generalitat de recientes problemas en el proceso de fabricación del cemento, según explican las plataformas contrarias a la incineración con representación en las comisiones de seguimiento.

«Es la peor de las opciones porque ocasiona una gran dispersión y una gran toxicidad», explica Mercè Girona, representante del Centre d’Ecologia i Projectes Alternatius (CEPA), un movimiento contrario a la práctica.

Los grupos contrarios a la actividad han logrado que expertos de la Organización Mundial de la Salud, OMS, alerten sobre el riesgo de la incineración para la salud pública, pero la cuestionada actividad es usada por los fabricantes para mejorar su imagen en relación con el medio ambiente. Las cementeras venden el producto fabricado con basura como «cemento ecológico». 

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