Las empresas necesitarán autorización para facturar a sus clientes desde el 1 de febrero

En 2014 finaliza el plazo para adaptarse a la zona única de pagos en euros, el Sepa por sus siglas en inglés

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La Unión Europea (UE) ideó hace cinco años la nueva zona única de pagos en euros (Sepa, por su siglas en inglés). España se adhirió en 2010 a la normativa que unifica en la UE el modus operandi de los instrumentos de pago nacionales (transacciones y adeudos) en 33 estados.

A partir del 1 de febrero de 2014, se exigirá el nuevo esquema en los 28 estados miembros de la UE así como a Islandia, Liechenstein, Noruega, Suiza y Mónaco. Las transacciones, se realizarán en euro, de cuenta a cuenta, sin límite de importe, y será indiferente del país desde las que se efectúen. Una adaptación que requiere de una inversión tecnológica que ha lastrado la puesta a punto en las entidades financieras.

Pero no será la única novedad. También implica, entre otras cosas, que los acreedores dispongan de la autorización del deudor para poder emitir facturas.

Deberes sin hacer

La obtención del mandato o consentimiento de los adeudos a terceros se presenta como un reto. Más que nada por la falta de tiempo y el desconocimiento de muchas compañías de su inminente necesidad.

Es el medio por el que el deudor autoriza al acreedor a ejecutar el cobro mediante el cargo en su cuenta. Deberá estar suscrito por el deudor como titular de la cuenta antes de iniciarse el cobro. Y el acreedor deberá almacenar el dato mientras la operación esté en vigor y tras su posterior cancelación, durante los plazos establecidos por ley.

Plazos de reembolso

Asimismo, con la nueva normativa se modificará el plazo de devolución de los recibos. En España, una persona puede reembolsarlos por razones comerciales hasta 54 días después de recibirlo. Con la nueva ley en la mano, el plazo se establece en ocho semanas.

Si el reembolso no está justificado por motivos comerciales, el interesado tenía toda la vida para pagarlo. Ahora, con el mandato de por medio que justifique el importe, tendrá un límite de ocho semanas. Sin el manuscrito, el reembolso se limita a un periodo de 13 meses.

Datos obligatorios

A modo práctico, a partir de febrero, se deberá especificar en el encabezado que se sigue el esquema Sepa. También se incluirá la referencia única del mandato. Ésta identifica los adeudos asociados a una orden concreta a través de un código alfanumérico de 35 posiciones.

A ello se sumará el nombre y domicilio, el IBAN, el BIC de la entidad del deudor, el nombre y domicilio del acreedor, el tipo de pago, el lugar y fecha de la firma, la firma del deudor, indicar que es un mandato de adeudo directo Sepa e incluir las instrucciones para que el deudor devuelva el formulario.

Deberes por hacer

Prueba de que las compañías no han hecho los deberes es que, en estos tres años, tan sólo el 0,12% de las empresas había realizado la migración de las domiciliaciones para adecuarse a la norma.

Las entidades tienen el esquema preparado pero no han pedido toda la información necesaria. La adecuación tecnológica es su gran lastre. Las grandes empresas y la Administración Pública aún están en curso de adaptación, pero esperan llegar a tiempo. Las pymes son las que todavía no han activado las máquinas y cree que no estarán preparadas para febrero. Un retraso que, según los expertos, pasará factura.

Retraso europeo

Del total de operaciones realizadas hasta noviembre, el 20,3% han sido adeudos, De ellos, sólo el 0,18% se ha realizado a través de los esquemas del Sepa.

Expertos como el gerente de la consultoría financiera El Traside, Francisco Javier Espejo, apuntan que España no es una excepción. La mayoría de países todavía no se han familiarizado con el nuevo modelo.

El ‘e-mandato’

Como medida de choque, el operador tecnológico Lleida.net ofrece a casi el 80% de las entidades españolas así como a numerosas compañías facilitar los nuevos consentimientos a través del e-mandato. Consiste en enviar por sms o e-mail certificado directamente al deudor. Cuando éste responde, se crea un documento en el que quedan constancia las nuevas exigencias.

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