Los sindicatos temen el cierre de la división de estampación de Doga

Los trabajadores negocian la regulación temporal pocos meses después de segregarse de la matriz

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El comité de empresa de Doga Metal Parts, filial de estampaciones del grupo de componentes de la automoción Doga, negociarán desde este viernes con la dirección el expediente de regulación (ERE) temporal que afectará a los 70 trabajadores de la compañía con sede en Abrera (Barcelona) este viernes.

Los trabajadores del grupo denuncian que éste será el paso previo a la extinción definitiva de la compañía, cuya supervivencia valoran muy difícil más allá de 2013 por la falta de clientes.

Período de consulta

La situación es tan complicada que los sindicatos plantean alternativas más radicales que la opción inicial de la cúpula de Doga Metal Parts, encabezada por Antonio Fernando García. Reconocen que ya sobran siete empleos en el grupo y proponen que estas personas puedan dejar la factoría a través de un “plan de prejubilaciones o bajas incentivadas, ya que en seis u ocho meses nuestra situación será mucho peor”, afirma el presidente del comité de empresa y representante de CCOO en el grupo, José María Girón.

El sindicalista asegura que llegar a un punto de acuerdo en los próximos 15 días es “difícil”. El entendimiento entre los representantes de los trabajadores y la cúpula de Doga es compleja desde hace años y la reforma laboral permite a García aplicar la regulación sin acuerdo porque prevén acabar el ejercicio con pérdidas.

Casi un sólo cliente

Los representantes sindicales denuncian la precaria situación laboral en Doga Metal Parts desde hace meses. Sobre todo desde que García decidió convertir la filial de estampación en una nueva sociedad el pasado noviembre, operación que se completó en enero con el rechazo de los trabajadores.

El 70% de la producción de Doga Metal Parts es para un único cliente, Seat. El proveedor sólo trabaja en modelos que en pocos meses van a desaparecer de la cartera de clientes del gigante de la automoción, como la versión antigua del León. La fabricación restante va dedicada a pymes e incluso a la propia Doga.

En la matriz del grupo, dedicada a la fabricación de parabrisas y motores eléctricos, también se está aplicando un ERE temporal. Los sindicalistas aseguran que es más fácil recuperar la viabilidad de la compañía, ya que la dirección ha apostado fuerte por vender al exterior. Denuncian que el camino que se ha escogido en la filial de estampación no es el mismo y que incluso se ha llegado a deslocalizar tareas a la factoría que Doga tiene en China.

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