Luca De Meo (Seat) se encara con el gobierno de Torra

Las relaciones entre Seat y la Generalitat se enfrían tras los cortes de carreteras mientras el Gobierno corteja a la automovilística en Barcelona

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Aclamado el lunes por las altas esferas económicas tras ser nombrado empresario del año por Foment del Treball, Luca de Meo no obtuvo el mismo reconocimiento por la Generalitat de Catalunya. Mientras se especula con su salto a la presidencia de Renault, el primer ejecutivo de Seat tuvo sus más y sus menos con el vicepresidente Pere Aragonés y vio las dos caras del poder político: el calor del Gobierno central frente a la frialdad de la administración catalana.

Habitualmente reticente a meterse en charcos políticos –“mientras no impacte en nuestra operativa no tengo nada que decir”, responde cuando se le pregunta–, el italiano hizo una excepción la semana pasada en el foro Nueva Economía después de que las protestas contra la sentencia del 1-O le obligaran a cerrar la fábrica por un día. “La imagen actual seguro que no ayuda a los inversores a apostar por Cataluña”, advirtió.

A partir de ahí se encendieron las alarmas: el vicepresidente económico Pere Aragonés y el consejero de Trabajo, Chakir El Homrani, se pusieron en marcha y explicaron que estudiaban un viaje a Wolfsburgo –sede del grupo Volkswagen AG— para tranquilizar a los directivos de la matriz de Seat sobre la realidad en Cataluña tras varias semanas de protestas en las calles de Barcelona.

De Meo y Aragonés se vieron las caras durante la cena del lunes organizada por Foment del Treball

El remedio fue casi peor que la enfermedad. En una entrevista concedida a La Vanguardia, De Meo aseguró que la visita no tenía sentido. “Lo que les van a decir es que me llamen a mí y para eso tienen mi móvil; los que deciden somos yo y mi equipo”. Y añadió: “Algunos creen que mi trabajo es ir a Alemania a mendigar inversiones, cuando la realidad es que lo que se invierte en Seat se genera aquí, esta empresa se autofinancia desde hace cuatro años”.

Tras las declaraciones, el ejecutivo italiano y Aragonés se vieron las caras en el evento organizado por Foment del Treball. Y no rehuyeron el asunto de la visita, explicó el dirigente de Seat este martes. A pesar de limar las asperezas existentes, De Meo fue contundente: “Le pregunté directamente si sabía lo que iba a hacer a Wolfsburgo”.

El también recientemente nombrado miembro de la junta directiva del Círculo de Economía defendió que las discrepancias con la administración que lidera Quim Torra quedaron zanjadas. Por su tono pareció claro, eso sí, que poca gracia le hizo el amago de saltarlo de la Generalitat.

Economía Digital preguntó a la Generalitat si se había tomado ya una decisión definitiva sobre el viaje de los consejeros a la sede de Volkswagen pero no obtuvo respuesta.

Gobierno y Generalitat, dos caras frente a Seat

Y pese haber fumado la pipa de la paz, el govern no tuvo ningún gesto con la compañía en el marco del Smart City Expo World Congress inaugurado el martes en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Seat presentó un nuevo patinete y una nueva moto eléctrica ante la indiferencia de las autoridades catalanes; una pasividad que contrasta con el fervor con la que fue recibida por el Gobierno.

Es cierto que la importancia de la novedad dista mucho de la de un coche, pero el Ejecutivo socialista mandó a la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, al acto de presentación. Estuvo acompañada de la también socialista Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat y presidenta de la Diputación de Barcelona; Pere Navarro, delegado del Gobierno en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona; y Raül Blanco, secretario general de Industria.

Por contra, la Generalitat solamente envió a Isidre Gavín, secretario de Infraestructuras y Movilidad al evento. La diferencia es evidente.

Torra sí había estado en la última presentación de producto de Seat en Cataluña

Además, De Meo mantuvo una reunión con la ministra de Economía y probable nueva vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, en las instalaciones de Fira de Barcelona durante el martes por la mañana. La visita se prolongó durante más de media hora.

En cambio, tanto fuentes de Seat como del govern explicaron a Economía Digital que no estaba prevista ningún encuentro con consellers más allá del tradicional pasamanos con la propia Calviño, el presidente de la Generalitat, Quim Torra; y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

La actitud de la administración catalana contrasta con la mantenida durante el último Mobile World Congress. Entonces, el fabricante con sede en Martorell (Barcelona) –una de las pocas grandes empresas catalanas que no movió la sede tras el 1-O– aprovechó para presentar el Seat Minimó, su propuesta para el coche compartido, en un evento que contó con la presencia del mismo Torra. Y no, el Minimó tampoco es la piedra angular del fabricante automovilístico.

La Generalitat contesta a Seat ante los medios

Más allá de la conversación entre Aragonés y De Meo, la Generalitat también utilizó a los medios para contestar a las palabras del ejecutivo italiano de la semana pasada. Este martes, el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet defendió la «normalidad» existente en Cataluña. «Hay normalidad en el país y en la producción industrial», dijo en la rueda de prensa celebrada tras el Consell Executiu.

«El govern está atento a que se garantice el derecho de protesta, el derecho a la movilidad y el desarrollo ordinario del país», añadió. El representante político aseguró que ante los cortes de carreteras se actuó en todo momento siguiendo las directrices dictadas por la Consejería de Interior.

Tras la publicación de esta pieza, la consejera de Empresa, Ángels Chacón, concedió una entrevista a Catalunya Ràdio en la que afirmó que ahora «no hay ningún motivo» para viajar a Alemania porque la compañía «no piensa en irse de Cataluña». «No hay que ir porque no hemos detectado ninguna señal de alarma», defendió.

Además, admitió que las protestas tras la sentencia «alteran la logística y el funcionamiento del día a día». «Es obvio y evidente», zanjó.

Carles Huguet

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