Soria va a Google a lucirse y sale escaldado

El ministro de Industria acude a inaugurar el Campus de Google en Madrid, el cuarto de su categoría en el mundo, pero los emprendedores lo cosen a críticas

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Google España inauguró este jueves con bombo y platillos su nuevo campus tecnológico en Madrid, ubicado en una antigua nave industrial cerca del Palacio Real. El recinto, al estilo Silicon Valley, abierto, moderno y diáfano, cuenta con espacios de trabajo compartido de empresas rompedoras, emprendedores que trabajan en nuevos modelos de negocio y asesores de Google.

La inauguración del campus, el cuarto en el mundo después de Londres, Tel Aviv y Seúl, reunió a la crema de la innovación. Desde Estados Unidos viajó David Drummond, el abogado que hace 17 años asesoró a dos estudiantes a montar una start-up llamada Google. Estaban invitados los innovadores de mayor éxito reciente en España como el estudiante que inventó Wazypark, una aplicación que te avisa cuándo queda una plaza libre, o el creador de Traity, que construye identidades digitales en función de los perfiles en redes sociales.

El ministro lucido

En medio del ambiente ilusionante, de los emprendedores y emprendedoras, todos jóvenes, guapos y vestidos al estilo casual business, llegó el ministro José Manuel Soria, con su cabello engominado y su corbata morada. Soria se movió en el escenario al estilo Steve Jobs y hasta hizo chistes. «España es el país más fuerte del mundo, porque no se ha hundido a pesar de que los españoles trabajan para ello», dijo parrafraseando al canciller Otto von Bismarck.

Pero tras la intervención del funcionario y ministro Soria, que elogió la marcha de la economía española y que invitó a los jóvenes a no buscar una carrera de funcionarios sino a innovar, los asistentes tomaron la palabra. Juan Margenat, cofundador de Marfeel, revolucionó al auditorio cuando se hizo con el micrófono «¿Qué opinan de las leyes españolas que dificultan emprender un proyecto y de políticos como el ministro Soria que viene, da un discurso y se va sin hablar con los emprendedores?», preguntó Margenat a las responsables de Google en un auditorio que estalló en aplausos.

La encargada de Google para Emprendedores a nivel mundial, Mary Grove, siguió el estilo de la multinacional. La ejecutiva dijo que Google se reunía con los responsables de hacer legislación en los diferentes países para explicar qué entornos favorecer las nuevas iniciativas y la creación de empleo. Ni una palabra sobre las leyes españolas, sobre las cuotas de los autónomos, las cargas de la Seguridad Social ni sobre la fugaz intervención del ministro Soria, que también fue atacado por el dueño de Idealista en el último acto de The Economist

De la universidad a Infojobs

Tras su intervención, Margenat explica que el gobierno de Mariano Rajoy toma demasiadas medidas para intentar promover las nuevas empresas y lo que ocasiona es, precisamente, todo lo contrario. «Un estudiante que sale de la universidad no tiene dinero ni para pagar los 50 euros de autónomo cuando empieza, una de las medidas estrella del gobierno. Tenemos unas condiciones que hacen muy difícil el crecimiento de las empresas: Seguridad Social, autónomos, 56% de IRPF en Cataluña: es indignante. El que quiere hacer grande a su empresa se va», explica el cofundador de Marfeel, la compañía que se dedica a rentabilizar espacios en medios de comunicación.

En la audiencia, otros jóvenes empresarios también criticaron el modelo educativo y empresarial español. «Los proyectos que reúnen grandes cantidades de dinero lo hacen casi siempre fuera de España, generalmente en Londres. Aquí la universidad está desconectada del mercado, del mundo real. El egresado de la universidad, sólo parece tener un camino: Infojobs», explica Asier Arranz.

Las críticas de los emprendedores también se dirigen hacia un gobierno que –según su percepción– no ofrece libertad suficiente para constituir una empresa, para contratar a precios más bajos o para pagar autónomos en función de los ingresos. Pero todas estas críticas no fueron escuchadas por Soria porque el ministro llegó, habló y se fue. 

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