Los cambios del INE le salen ‘rana’ a Calviño: el mercado libre energético elevará el IPC

El INE se decide a incluir los contratos libres de luz y de gas en el IPC coincidiendo con un abaratamiento del mercado regulado y con la incorporación del ajuste del tope al gas en los contratos libres revisados

Las bombillas LED son más eficientes y económicas. Imagen: Freepik.

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El Instituto Nacional de Estadística ha introducido importantes novedades metodológicas en la elaboración del Índice de Precios de Consumo (IPC) desde este mes de enero y algunos de ellos tirarán al alza del índice de precios, el cual ya se ha incrementado ligeramente en el primer mes del año, alcanzando un 5,8% en el cómputo general y un 7,5% en el subyacente.

El efecto estadístico viene provocado, principalmente, por incluir las tarifas del mercado libre de la luz y del gas en el cálculo de los precios energéticos, tal y como se le demandó al INE hace más de un año. El IPC solo incorporaba hasta ahora el mercado regulado energético para calcular su contribución en el índice de precios, sin embargo, debido a los cambios sucedidos en el sector en los últimos años con la crisis energética, el INE ha considerado necesario incorporar el mercado libre «para representar adecuadamente la evolución de los precios del sector».

Esto se debe a que los consumidores en los mercados regulados son una parte minoritaria de los usuarios. Según los últimos datos de la CNMC (relativos a 2021), los consumidores en el mercado regulado del gas son solo el 19,12% (1.524.457 millones) y los del mercado regulado de electricidad, el 33,7% (10,06 millones).

El mercado regulado tuvo los precios disparados desde el verano de 2021 hasta la llegada de la excepción ibérica en junio de 2022, cuando empezaron a moderarse. No obstante, los precios de las tarifas libres y reguladas se han aproximado en las últimas semanas al desplomarse los segundos por la entrada de más renovables y porque los contratos del mercado libre anteriores al 26 de abril de 2022 que se vayan revisando deben incorporar el coste del mecanismo de ajuste del tope al gas, algo que ya pagan los consumidores del PVPC dentro del concepto «coste de energía».

Al incluir los contratos del mercado libre en vez contar exclusivamente los del regulado, el IPC reflejará un incremento en el concepto energético, que está englobado en el grupo «vivienda». «Nos pareció un buen cambio, pero es posible que ahora que el precio regulado va cayendo más que el del mercado libre, lo que podemos tener es que la inflación también caiga menos«, explica Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research.

Cardoso argumenta que si el mercado libre se hubiera incluido el año pasado, «esto hubiera limitado los aumentos de la inflación», algo que señalaba la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, pero en el momento actual «lo que puedes tener es una mayor inflación de la que hubieras tenido manteniendo solo el regulado», sentencia el economista.

El INE explica que incluye ahora este cambio metodológico (respaldado por Eurostat) y no antes, porque entonces no se disponía de la información con el suficiente nivel de detalle, ni con los criterios técnicos necesarios que permitieran aplicar una metodología consistente con los requerimientos exigidos. «A lo largo del año 2022 fue necesario que las principales compañías distribuidoras adaptaran sus sistemas de procesamiento de la información para responder a las exigencias metodológicas del IPC», explica el centro estadístico.

Las nuevas ponderaciones incrementan el índice

El dato adelantado del IPC de enero, que el INE publicará revisado en 15 días, ha sido el primero de los últimos cinco meses que ha reflejado un repunte de la inflación general interanual. Aunque ha sido del 0,1%, se suma a una subida de la inflación subyacente de cinco décimas, por encima de las estimaciones de BBVA, que preveía un 7,2%. «Nos ha sorprendido negativamente», afirma Cardoso.

Desde Funcas, la economista senior María Jesús Fernández atribuye la subida del dato general a la modificación de las ponderaciones de los doce grupos principales de productos y servicios que mide el IPC. Esta actualización se realiza todos los años para incorporar los nuevos hábitos de los consumidores, pero este año ha tenido «la peculiaridad» de que «ha incrementado la tasa de inflación al incrementar el peso de algunos componentes cuyos precios aumentan en enero y reducir el precio de otros componentes, como el vestido y el calzado, cuyos precios descienden en el mes de enero» por las rebajas.

Las nuevas ponderaciones establecen rebajas del peso de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas (del 22,6% de 2022 al 19,6% de 2023); del vestido y el calzado (del 6% al 3,9%); de la vivienda (14,2% al 12,7%) y comunicaciones (del 3,6% al 3,2%). Al contrario, fija subidas en el peso de las bebidas alcohólicas y tabaco (del 3,1% al 4%); de la medicina (del 4,4% al 6%); el transporte (13% al 13,8%); el ocio y la cultura (6,4% al 7,9%); la enseñanza (1,6% al 2%); los hoteles, cafés y restaurantes (del 13% al 13,2%) y otros bienes y servicios (del 6,3% al 7,8%).

Aunque la disminución del peso de los alimentos podría aliviar la subida del índice en el corto plazo, Cardoso considera que «gran parte de la inflación de los alimentos ya está presente» y que con la nueva metodología lo que sucederá es que el índice se «beneficiará menos de la caída de los precios» de estos productos en los próximos meses. Por otra parte, el economista llama a poner la atención sobre la inflación subyacente, la cual sería preocupante que se trasladara al sector servicios. «Empezaríamos a ver efectos de segunda ronda si la subyacente sobrepasa el 10%», avisa.

Cristina Dolz

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