Más que un banco, una inmobiliaria

A la vista de los resultados de Banco CAM, se puede observar la enorme carga inmobiliaria asumida por el Sabadell

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El próximo lunes comienzan a cotizar las nuevas acciones de Banc Sabadell resultantes del canje ofrecido a los tenedores de preferentes y deuda subordinada de Banco CAM. Un matrimonio en el que el Sabadell, a pesar de los 5.249 millones de euros recibidos del Fondo de Garantías de Depósitos (FGD) para sanear la caja alicantina, va a tener que apechugar con una entidad que, a la vista de los últimos resultados cosechados, parece más una inmobiliaria que un banco propiamente dicho.

Llevaba Banco CAM un año sin presentar las cuentas, y lo ha hecho esta semana para decir a los mercados que la joya adquirida por el Sabadell perdió 1.215 millones de euros entre enero y junio, y que en ese periodo salieron 6.400 millones de euros de depósitos de las cuentas, casi la mitad reintegros efectuados por las administraciones públicas, dando fe de la poca credibilidad de la entidad. Pérdidas propiciadas, en buena medida, por los 995 millones que sirvieron para cubrir el impago o deterioro de créditos y otros 925 millones más en otras provisiones.

Sin olvidar nunca que el 80% de las pérdidas derivadas de la cartera de activos de la CAM (valorada en 24.660 millones de euros) será asumido por el FGD, tampoco conviene dejar de lado que la pésima evolución de la economía puede elevar el riesgo de tan ingente cantidad de activos inmobiliarios asumidos por el Sabadell al quedarse con la CAM.

Crédito

A la vista de los resultados presentados, primero por Banco CAM, y acto seguido por el Sabadell –estos ya consolidados con los de la entidad fusionada–, se puede observar la enorme carga inmobiliaria asumida por el banco presidido por Josep Oliu.

En el capítulo del crédito destinado a la financiación de actividades promotoras e inmobiliarias, 11.669 de los 21.107 millones de euros brutos los aporta la CAM. De estos se consideran dudosos, con grave riesgo de impago, un total de 10.109 millones, de los que casi el 80% son de Banco CAM.

Diferencias entre una y otra entidad que también se aprecia en el capítulo de activos ya fallidos, donde a los tan sólo 121 del Sabadell responde la CAM con 750. Donde ambas entidades presentan números parejos es en el crédito promotor subestándar, ese que presenta puntuales retrasos en el pago de los vencimientos, cuantificado, en ambos casos, en torno a 1.300 millones.

Riesgo elevado

Por lo que al crédito otorgado a los particulares para compra de vivienda se refiere, el riesgo asumido por el Sabadell también resulta muy elevado, especialmente por el alto porcentaje de préstamos otorgados por la CAM con un loan to value (sobrecoste sobre el valor de tasación del inmueble) muy elevado.

De los 35.279 millones de euros brutos en préstamos hipotecarios vivos contabilizados por el nuevo grupo a finales de junio, más de 21.000 millones los aporta la CAM. Y lo que resulta más preocupante. Precisamente por el elevado riesgo contraído, muy cerca ya del 10% se haya en serio riesgo de resultar impagados, porcentaje que en el caso del Sabadell supera ligeramente el 3%.

Dispar resulta lo que cada una de las dos entidades suma al conjunto de activos adjudicados, tanto provenientes de los impagos de los promotores como de los particulares. Así, mientras que el Sabadell suma más activos de promotores (viviendas terminadas o en construcción y suelo), Banco CAM hace lo propio con las viviendas recibidas tras la ejecución de la garantía.

El problema mexicano

De la vasta relación de proyectos financiados por la CAM acabados, como tantos otros, en auténticos fiascos, el Sabadell ya ha tenido que quedarse con algunos de gran calado. Es el caso de Cabo Cortés, en el estado mexicano de Baja California Sur.

Allí, la promotora Hansa Urbana, con el apoyo de la caja alicantina, compró, hace cinco años, 35,5 millones de metros cuadrados para hacer, como la propia promotora decía entonces, “el mayor complejo turístico-residencial de la zona”. La operación supondría una inversión de 1.000 millones de dólares (cerca de 740,2 millones de euros), con un puerto deportivo, dos campos de golf, 30.000 habitaciones y 5.000 viviendas para los trabajadores.

Ahora, en esos terrenos no se va a poder hacer nada. México ha vetado definitivamente el megaproyecto. El presidente Felipe Calderón lo confirmaba por su negativo impacto ambiental sobre el contiguo parque nacional marino de Cabo Verde.

Tampoco ha funcionado en España la Ciudad Ros Casares. El Sabadell también se lo ha tenido que embaular. Un complejo urbanístico ubicado en el polígono Vara de Quart, en Valencia, inaugurado hace tres años tras una inversión de 220 millones, y en el que tan solo se han vendido 40 de los casi 700 apartamentos construidos. Además de las viviendas, el Sabadell se quedará también con 132 locales comerciales y 1.435 plazas de aparcamiento.

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