El Gobierno frena a Colau en su guerra contra los cruceros y le pide menos alarmismo

La ministra de Transportes recuerda que el turismo de cruceros generó en 2019 un impacto económico en la ciudad de casi 500 millones de euros

Raquel Sánchez, ministra de Transportes. Imagen: Cercle d'Economia

Raquel Sánchez, ministra de Transportes. Imagen: Cercle d’Economia

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La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha pedido este viernes a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, mantener un «debate sereno, partiendo de datos objetivos y evitando relatos alarmistas y sesgados» sobre el impacto que los cruceros tienen en la capital catalana.

La respuesta a Colau

Así lo indica Sánchez en una misiva dirigida a Colau, avanzada por El Periódico y a la que ha tenido acceso Efe, con la que da respuesta a una primera carta que hace pocos días la alcaldesa remitió al ministerio. Con todo, sí le ha agradecido a la alcaldesa la proposición de una mesa de trabajo sobre este asunto, aunque ha alejado el tono alarmista respecto a la afluencia de cruceros a la ciudad condal que ha venido azuzando la alcaldesa.

Sánchez subraya que el turismo de cruceros, que llevó a 3,13 millones de cruceristas a Barcelona en 2019, antes de la pandemia, generó ese año un impacto económico en la ciudad de casi 500 millones de euros, que se elevó hasta los 650 millones en el conjunto de Cataluña.

Según los datos de la ministra, esta actividad también generó 8.000 empleos en Barcelona (asumiendo que todos ellos fueran a tiempo completo), de los cuales 1.400 en el distrito de Ciutat Vella.

«Se trata de un impacto económico que considero que debe tener una lectura en clave de oportunidad, aunque dentro de un objetivo de desarrollo equilibrado y sostenible», señala Sánchez.

La dirigente socialista se muestra de acuerdo en que se deben «minimizar los costes externos que la actividad crucerística pueda ocasionar sobre la población», aunque para que ello sea posible ve necesario realizar antes «un diagnóstico riguroso que determine la realidad de las emisiones en la ciudad de los diferentes contaminantes atmosféricos, imputables en su mayoría al mismo desarrollo de la ciudad y a la movilidad urbana y metropolitana».

Tras enumerar las acciones llevadas a cabo por el Puerto de Barcelona y las navieras para reducir la contaminación de esta actividad, Sánchez se refiere también al caso de Palma de Mallorca -citado por Colau en su anterior misiva- y recuerda que en ese territorio se ha firmado «un memorándum de entendimiento» entre el gobierno autonómico y las navieras.

Ese documento «recoge la voluntad de las partes de tomar en consideración una serie de medidas dirigidas a mejorar la sostenibilidad del turismo, sin condicionar a las administraciones portuaria y marítima en el ejercicio de las competencias que tienen encomendadas por ley en sus respectivos ámbitos», destaca.

«En cualquier caso, tomo en consideración tu planteamiento de constituir una mesa de trabajo para analizar este asunto, con el máximo rigor y toda nuestra voluntad de colaboración», finaliza Sánchez.

La guerra de Colau contra los cruceros

Con el objetivo de reducir la contaminación, Colau avanzó la semana pasada su intención de proponer a la Generalitat y al Gobierno limitar el número de cruceros en la capital catalana a través de un «debate sereno y con datos».

«Los cruceros generan contaminación y el modelo de cruceros sin límite que ha habido hasta ahora no es sostenible y, por tanto, se debe regular también», sostuvo la alcaldesa, que especificó que en mayo llegaron 125 cruceros a Barcelona.

Sin embargo, para Colau el problema no es solo la contaminación sino la sostenibilidad en la ciudad. «Son miles de personas que llegan y la mayoría están pocas horas y se concentran mucho en la zona del centro y de golpe generan sensación de colapso», denunció la alcaldesa.

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