El coste de financiación de las pymes se dispara a máximos de 2011

La patronal alerta de que el coste de la deuda comercial de las pymes que no está en mora se ha triplicado en un año: ha pasado de 432 millones a 1.301 millones en el primer trimestre.

El presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), Gerardo Cuerva. EFE/Raquel Manzanares

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El coste financiero de la deuda comercial que no está en mora de las pequeñas y medianas empresas (pymes) se triplicó en el primer trimestre de este año en comparación con los el mismo periodo del año pasado debido al impacto de la inflación y el endurecimiento de las condiciones de financiación por la subida de tipos, de acuerdo con el Observatorio de Morosidad elaborado por la patronal Cepyme.

Así, entre enero y marzo de 2023 este coste escaló hasta los 1.301 millones de euros en comparación con los 432 millones que representó en el primer trimestre de 2022, un 202% más. Si a esta cifra le añadimos el coste de financiar la deuda de la mora, el total escala hasta los 2.649 millones, lo que prácticamente duplica el total del ejercicio anterior.

“Cuando una empresa factura y no ha cobrado, tiene que financiarse con un crédito bancario o de manera implícita ha de asumir un coste”, explicó el responsable de Estudios de Cepyme, Diego Barceló, autor del Observatorio. “Normalmente la parte morosa [la de más de 60 días] se llevaba la mayor parte del coste financiero total, pero ahora son prácticamente iguales”, destacó.

Esto es por el alza de la inflación y el endurecimiento de los costes de financiación por el alza de los tipos. El coste de la deuda financiera de este año se ha disparado a máximos desde 2011, cuando representó 2.845 millones, de acuerdo con datos aportados por la patronal.

«Un lastre para la inversión»

“Invertimos más de 1.300 millones para poder sufragar ese diferencial en el periodo de pago”, ha advertido el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, durante la presentación del informe, donde ha insistido en el “lastre” que representa para el crecimiento empresarial la morosidad. “Como no se está pagando [antes de 60 días], tenemos que invertir otros 1.300 millones de euros, el doble, que no se invierte en incremento de productividad, de competitividad, mejores salarios o digitalización”, ha abundado.

“Los problemas de tesorería no quedan ahí. Muchas veces cabalgan y se transforman en problemas de solvencia que ponen en cuestión la propia viabilidad de la empresa”, ha insistido Cuerva.

Además, con la senda de subidas de tipos de interés que aún queda por delante y su despliegue efectivo sobre el mercado financiero, estos costes se van a incrementar, aunque se modere la subida de los precios.

“El coste financiero de la deuda comercial depende del volumen de la misma y del tipo de interés. Al mismo tiempo, la deuda comercial tiende a subir junto con el mayor nivel de actividad, por el mayor volumen de ventas que conlleva. Desde la segunda mitad de 2021, el incremento de la inflación añade un incremento extra a la deuda comercial, por la subida de los precios”, explica el informe.

200.000 millones de deuda comercial

En total, la deuda comercial de las pymes subió un 19,2% hasta los 200.000 millones en el primer trimestre, lo que también representa la mayor cifra desde 2011, cuando alcanzó los 208.000 millones. El récord, sin embargo, tanto de deuda comercial como de sus costes se alcanzó en 2007, en plena burbuja, cuando la concesión de crédito no representaba ningún problema. Entonces la deuda comercial fue de 450.000 millones, con unos costes asociados de 11.700 millones.

De acuerdo con el citado informe, el periodo medio de pago a proveedores fue de 82,1 días, 2,4 días menos que hace un año. La explicación a este recorte de la tardanza en abonar las facturas (aunque esté aún por encima del límite legal de 60 días) también está en el zarpazo de la inflación. “(Es) el resultado de una gestión prudente de la tesorería de las empresas, azuzada por el aumento de los precios, la restricción del crédito y los mayores gastos financieros. Al mismo tiempo, esa gestión más cauta de la tesorería busca evitar la erosión del valor real de los cobros pendientes que provoca la inflación y paliar el aumento del coste financiero de la deuda comercial”, defiende la patronal.

Álvaro Celorio

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