La otra cara de la inflación: la subida de tipos inyecta 14.000 millones a la banca en bolsa

Caixabank y Sabadell lideran el buen año de los bancos con mejoras del 50%, mientras que Santander es el único que cierra 2022 a la baja

Gonzalo Gortázar en la presentación de la fusión de Caixabank y Bankia. Foto: Caixabank

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Si hay una palabra que defina 2022 en cuanto a lo económico, esta es inflación. La invasión rusa de Ucrania disparó unos precios energéticos que ya venían subiendo, los de productos alimentarios básicos, como los cereales, y de rebote el precio de prácticamente todo. Para contener una inflación que llegó a superar el 10%, el Banco Central Europeo (BCE), como el resto de reguladores occidentales, empezó a subir los tipos de interés drásticamente, con unos claros ganadores: la banca y sus accionistas

En un año que el Ibex ha cerrado con una caída del 5,5%, los seis bancos del selectivo han subido de media un 12,5%, es decir, cerca de 14.000 millones. Buena parte de este incremento se ha producido en el segundo semestre, pues fue en julio cuando el BCE empezó a incrementar los tipos, pasándolos del 0% en el que llevaban más de seis años directamente al 0,5%. Después de tres subidas más, dos de ellas de tres cuartos de punto, los tipos de interés en la Eurozona cerrarán el año en el 2%. 

Caixabank y Sabadell han sido las dos entidades más beneficiadas por una medida que todo el sector esperaba desde hacía casi un lustro para poder mejorar sus márgenes, mientras que Santander ha sido la única con un balance anual negativo. Cabe señalar que las mejoras en bolsa se basan sobre todo en lo que espera el mercado que mejoren por la subida de los intereses, pero esta aun no se ha reflejado en sus resultados de los últimos trimestres. 

Tipos más altos significa una subida del euríbor, que cerró 2022 por encima del 3%, lo que encarece directa y automáticamente las hipotecas variables, pero también eleva los intereses de los créditos al consumo, que son los que tienen más márgenes. Por ello, y pese a que el sector ha asegurado que no saldrán tan beneficiados, los inversores han valorado la subida como una noticia muy positiva para la banca. 

Caixabank ha terminado el año con la acción en 3,67 euros, un 52% más que hace un año. Eso supone que su capitalización se ha disparado en 10.156 millones, más de dos tercios de los 13.819 millones que ha ganado todo el sector en el Ibex. El banco que preside José Ignacio Goirigolzarri es líder en hipotecas y la gran mayoría de su negocio es en España, por lo que el mercado ha entendido que sería la gran beneficiada por la medida. 

Sabadell ha obtenido un crecimiento similar de la acción, 49%, si bien en capitalización, la cantidad es bastante inferior: 1.637 millones. En el banco catalán ha pesado, más que su exposición al euríbor, la buena marcha de su negocio tras el cambio de consejero delegado en 2021, con la llegada de César González Bueno, lo que poco a poco le está haciendo recuperar una acción castigada desde hacía muchos años. 

BBVA es el segundo gran beneficiado en términos absolutos, pues su valor en bolsa subió más de 2.300 millones, un 7,3% más. La subida de tipos hizo que los inversores se olvidaran un poco de los problemas en Turquía, una de las grandes apuestas del banco que preside Carlos Torres. Bankinter no se quedó muy atrás, con una mejora de 1.580 millones (39%), mientras que la acción de Unicaja, que se estrenaba en el Ibex, mejoró un 12,5% pese a los problemas de gobernanza. 

Santander, la nota discordante

La nota discordante del año ha sido Santander. El mayor banco español ha bajado un 4,7% en bolsa, lo que en un gigante como este supone 2.300 millones de pérdida de capitalización. La entidad que preside Ana Botín ha sufrido contratiempos en varios mercados, como el británico, lo que provocó que en julio, justo antes de la primera subida de tipos, se dejara más de un 20% en bolsa. Desde entonces sí ha mejorado significativamente, pero no ha sido suficiente para cerrar el año en verde. 

La banca española, muy castigada en los últimos años, cierra así dos años consecutivos de recuperación, si bien el anterior fue de rebote tras un 2020 negro por la pandemia. Que en 2023 siga la bonanza para las entidades financieras dependerá de muchos factores, como la situación económica de las familias, la evolución de los precios y también de los tipos, así como de las peculiaridades de cada banco, pero en buena medida, de que cumplan las expectativas de los inversores y sus resultados reflejen la mejora del negocio que se espera. La primera muestra la tendremos antes de un mes.

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