El fisco italiano acorrala a Desigual

La agencia tributaria transalpina inicia una inspección a la filial en el país por la liquidación deficiente de varios impuestos en 2015 y 2016

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Por si no tuviera suficientes problemas con la caída de ventas, las autoridades acorralan ahora a Desigual. La cadena de moda fundada y presidida por Thomas Meyer cerró 2018 con un descenso de la facturación y las ganancias- ¿Año nuevo, vida nueva? No en este caso, pues en la compañía catalana siguieron las malas noticias tras recibir el aviso de una inspección tributaria por liquidaciones presuntamente incorrectas.

En marzo de este 2019, la agencia tributaria transalpina se puso en contacto con la cúpula de la empresa para notificarles que comenzaba una inspección sobre los dos impuestos de sociedades en el país, el IRES (Imposta sul Reddito delle Società) y el IRAP (Imposta Regionale sulle Attività Produttive). El foco de los técnicos del fisco está puesto en las liquidaciones de los años 2015 y 2016.

No es el único tributo que sembró dudas la Hacienda italiana. Adicionalmente, los mismos inspectores también iniciaron actuaciones para comprobar las liquidaciones del IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) de los mismos ejercicios.

Consultadas por este medio, fuentes de Desigual defienden que la presión transalpina se trata «de una inspección general rutinaria». «Aún está en curso y estamos a la espera de ver cómo se resuelve», añaden. Y zanjan: «Atendiendo a cómo se está desarrollando, no prevemos la imposición de sanción alguna». 

De este modo, la empresa dirigida por Alberto Ojinaga confía en que la partida tributaria en el país mediterráneo no se incrementará. En 2018, la cifra tributada en el territorio fue de 318.587 euros, según la memoria hecha pública por la compañía.

Las cifras de Desigual

En 2018, la compañía recortó sus beneficios desde los 63 millones hasta los 3 millones y sus ventas desde los 761 millones hasta los 654 millones. La dinámica se prolonga desde 2015, cuando la empresa lanzó un plan de reestructuración con, hasta el momento, escasos frutos.

En una ronda de contactos con varios medios, el director general de la marca, Alberto Ojinaga, admitió que 2018 fue un año complejo, “alejado de las previsiones”. Razones: se cerraron 30 tiendas en Europa, cayeron “significativamente” los pedidos de las tiendas multimarca, se fulminó al consejo de administración y el fondo francés Eurazeo vendió a Meyer el 10% que ostentaba harto de la devaluación de su participación.

El annus horribilis también afectó a la plantilla, que cayó desde los 4.500 empleados hasta las 3.700 personas. La presencia internacional también se recortó desde los 100 hasta los 90 países. Y lo peor de todo, Ojinaga no fue capaz de fijar el año en el que Desigual volverá a crecer y revertirá la tendencia negativa.

La firma incumplió sus objetivos para 2018: «es el año en que tenemos como objetivo cambiar la tendencia de las ventas», decían al presentar los resultados de 2017. Ahora, ya son más precavidos: «La obsesión no es crecer, es hacerlo bien, y 2019 y 2020 serán críticos para nosotros porque presentaremos todas las novedades», explica Ojinaga.

Carles Huguet

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