Gecina, a punto de dejar de ser ‘española’

Los bancos propietarios de Metrovacesa tienen casi cerrada la venta del 27% de la empresa gala por unos 1.750 millones

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Gecina, la principal inmobiliaria francesa, va a dejar de estar en breve bajo control de capital español. Se pondrá así fin a lo que en 2005 supuso uno de los momentos álgidos del boom del ladrillo, cuando Metrovacesa se convirtió en la primera inmobiliaria europea al controlar el 68,5% de la compañía gala y sumar unos activos de casi 14.000 millones de euros.

Ahora toca desandar el camino. Y los grandes bancos españoles, propietarios de Metrovacesa, están a punto de repartirse unos 1.750 millones de euros por la venta del 27% de la inmobiliaria francesa. Serán unos 645 millones para el Santander, algo más de 300 tanto para Bankia como para BBVA, y los restantes 450 millones a repartir, casi a partes iguales, entre Sabadell y Popular.

Aunque el pasado mes de noviembre todo hacía presagiar que se iba a producir un rápido desenlace, con el anuncio de la oferta ganadora tras la puja abierta dos meses antes, la operación se está demorando más de lo previsto.

Litigio colateral

La razón, el litigio colateral que mantienen Blackstone y la Caisse de dépôt et placement du Québec (Caisse de Québec) sobre el otro 31% de Gecina que también está en manos españolas, las de los empresarios Joaquín Rivero y Bautista Soler, y ser ambos, tanto el fondo estadounidense como la caja canadiense, los firmantes de una de las tres ofertas vinculantes.

El asunto es de lo más enrevesado y se juega en varios frentes –en España, Francia y Luxemburgo– desde mucho antes de que Metrovacesa pusiera sus ‘gecinas’ en el mercado.

Participaciones

Básicamente, todo pasa porque los empresarios españoles no quieren perder los más de 900 millones que valen sus respectivas participaciones en Gecina, pero tanto Blackstone como Caisse de Québec están dispuestos a hacerlo y tienen la sartén por el mango. Son los máximos acreedores de casi el 70% del préstamo de 1.600 millones de euros con el que Alteco y Mag-Import –las empresas de Rivero y Soler– adquirieron las acciones de Gecina.

Las hostilidades se iniciaron al final del verano de 2012, cuando Rivero y Soler percibieron que el sindicado de bancos acreedores –con el francés Natixis al frente–no solo no iban a refinanciar esa deuda, sino que además habían empezado a venderla, con grandes descuentos, al tándem Blackstone-Caisse de Québec. Por ello, en octubre de ese año, los empresarios metieron a sus empresas en concurso de acreedores y lograron que el juez mercantil español parara la ejecución de las garantías del préstamo, que son precisamente las acciones de la inmobiliaria francesa.

Negocio redondo

Ahora, el convenio concursal de Alteco y Mag-Import pondrá de nuevo la situación al límite. La liquidación de las sociedades sería un mal menor para Rivero y Soler, algo que tratarán de evitar la caja y el fondo norteamericanos, que buscan a toda costa que un tribunal –si no lo consiguen en España, ya han iniciado un procedimiento en Luxemburgo– les otorgue el derecho a ejecutar las garantías de su crédito, y hacer un negocio redondo. Se quedarían con unas acciones, valoradas en unos 1.300 millones de euros, por las que apenas han pagado 900 millones.

Si finalmente esta opción se descarta, ganaría enteros para hacerse con las acciones de Metrovacesa en Gecina la oferta liderada por Crédit Agricole, histórica entidad accionista de la inmobiliaria gala con el 8% del capital a través de su aseguradora Predica. Tanto en un caso como en otro sería obligatorio el lanzamiento de una OPA por el total de la empresa francesa, ya que se superaría con creces la tenencia de un tercio del capital.

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