Iberdrola y Endesa culminan con éxito el proyecto para recargas de coches con cualquier compañía

Los clientes necesitan más flexibilidad a la hora de recargar los vehículos para que este segmento termine de arrancar

Iberdrola

Puntos de recarga de Iberdrola.

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El futuro del vehículo eléctrico se construye en estos momentos. Las empresas implicadas en el proceso tienen sus propios intereses, aunque por encima de todo debería existir un interés común. Y eso es lo que han puesto de manifiesto, entre otras, Iberdrola y Endesa con el ‘Proyecto Cirve’. Una iniciativa de interoperabilidad que ofrece mejores soluciones a los usuarios.

Aunque el proyecto se inició hace más de un lustro, no ha sido hasta ahora cuando se sacan las primeras grandes conclusiones. Así lo refleja, al menos, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán en su último informe financiero. En concreto, Iberdrola explica que han sido un éxito estas «primeras experiencias de interoperabilidad entre los principales operadores de recarga en el mercado español». 

Se trata de algo esencial para el futuro de las recargas eléctricas. En estos momentos, los clientes encuentran ciertas dificultades, no solo por el escaso volumen de puntos de recarga -y su potencia-, sino por la dificultad a la hora de acceder a diferentes infraestructuras dependiendo de la marca y la aplicación tecnológica de cada empresa. 

El inicio del futuro 

Los socios que iniciaron el proyecto conjunto de España, Portugal y Francia de ‘Cirve’ fueron Ibil, como líder del proyecto; EDP, Endesa X, GIC e Iberdrola, junto con la asociación empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE), Renault Group a través de su marca Mobilize y el Centro para la Excelencia e Innovación de Portugal (CEIIA). 

La iniciativa -que se ha limitado a 40 puntos de recarga-, dio comienzo en 2016, y ha contado con un presupuesto de 3,5 M€. Ha sido cofinanciado al 50% por la Unión Europea, a través de la convocatoria de 2015 del programa de financiación de la UE Connecting Europe Facility (CEF), y ha formado parte de la Red Transeuropea de Transporte (Trans-European Transport Networks o TEN-T), que persigue facilitar un modelo de negocio para instalar toda una malla de sistemas de recarga eléctrica en esta red. A través de este instrumento, la UE financia proyectos como los corredores de infraestructura de recarga rápida para vehículos eléctricos. 

La interoperabilidad, que permite que el usuario solo tenga que preocuparse de encontrar el cargador más próximo y que pueda usarlo independientemente de con quien tenga su contrato, ha sido el principal foco de trabajo del ‘Proyecto Cirve’. Se trata de un aspecto clave para el desarrollo del vehículo eléctrico y el reto es mayor cuando el objetivo es que cruce fronteras. 

La iniciativa se ha desarrollado en los corredores Atlántico y Mediterráneo de España y Portugal para fomentar el uso de vehículos eléctricos entre estos dos países y Francia en un marco transfronterizo totalmente interoperable que permita a los conductores de vehículos eléctricos el tránsito desde el Norte de Europa hacia la Península Ibérica.

¿Pero un futuro real?

Sobre la dimensión real del proyecto, que se ha quedado limitado a un número de puntos de recarga muy pequeño, habría que tener en cuenta su impacto real a largo plazo. Es decir, más allá de este proyecto -en el que sobre todo Iberdrola ha comunicado su éxito-, su verdadera validez es si dentro de un tiempo todos los postes conectados en este proyecto mantienen su interoperabilidad.

En este sentido, y al haber contado con fondos procedentes de la Unión Europea, sería preciso valorar el verdadero éxito si, finalmente, existe un impulso entre las diferentes compañías para interoperar sus puntos de recarga, o simplemente se ha limitado a este proyecto.

Raúl Masa

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